33. Consecuencias

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La lluvia caía por la ventana del auto haciendo eco en el silencio del interior. El día en el que a Josh le habían otorgado el alta se había vuelto oscuro y lluvioso cómo el ánimo del menor. Francesco le había pedido a Altair que lo acompañara para buscar a Josh. Él mismo había sido testigo del miedo en el menor cuando se quedaban solo. Le partía el alma ver como reaccionaba Josh ante él. Entendía el porque pero tampoco quería seguir viendo aquella angustia en sus ojos. Hasta temblaba violentamente cuando él se acercaba y eso era algo que le dolía.

-Ya estamos en casa- dijo Altair con una sonrisa al pasar los portones principales del viñedo.

-Sí, por fin- dijo Josh viendo la villa que compartía con su novio.

Francesco con un suspiro se bajó del auto y le abrió la puerta a Josh para ayudarlo a bajar. Le tendió la mano y Josh reacio la tomó. El rubio se acercó a él para que no hiciera algún esfuerzo al subir las escaleras y sintió como se tensó. Estuvo al tanto de como Josh luchaba para no llorar y gritar que lo dejara y no lo tocara.

-Me duele que pienses que te haré daño- dijo con tristeza y Josh bajó la cabeza.

-No...no está en mi- susurró al borde del llanto.

Desde que había despertado eso era lo único que quería hacer, llorar. Quería deshacerse del dolor que le estaba acompañando desde hace cinco meses y la única forma de hacerlo era llorando. Tragó fuerte y se sentó en el sofá de la sala.

-Bebé, entiendo que lo que estás pasando es una situación difícil pero por favor...- comenzó a hablar el italiano sentándose junto a Josh quién se separó de él al instante viéndole con terror -Haz todo lo posible para que no nos rechaces- suplicó con tristeza el rubio.

-Parece que no lo haces Francesco...- dijo secándose las lágrimas y se abrazaba a sí mismo.

-Lo hago- frunció el ceño

-Fran...por más que intente no puedo...no puedo evitar sentir pavor...al ver q-que cualquier hombre se me acerque o tan siquiera...me toque- dijo entrecortado mientras veía al italiano a los ojos.

-¡Pero yo no te haré nada! ¡Tienes que entenderlo! Yo te amo mucho como para pensar tan siquiera en que te haré algo que pueda lastimarte.- gritó desesperado levantándose de un brinco.

Josh ahogó un grito y trepó sus piernas en el sofá y las juntó a su pecho. No pudo evitar aterrorizarse al ver la reacción del italiano. Aunque claramente Josh sabía que él no le haría absolutamente nada, el horror que sembró aquel hombre le había arruinado. Le había arruinado su vida y la de Francesco, al hombre que amaba profundamente y el cuál lo miraba decepcionado y muy dolido.

-¡Me violaron! ¡Entiéndelo Fran! ¡Me vio-la-ron! Ya no seré el mismo porque hizo conmigo lo que le dio la gan...- gritó igual de desesperado que Francesco.

Las lágrimas bajaban a borbotones por sus mejillas mientras no dejaba de temblar. Sus manos se aferraron a sus tobillos y se abrazó a sí mismo. Soltaba sollozos tan desgarradores haciendo también sufrir a Francesco quién estaba sentado, recostado de la pared llorando en silencio.

La situación para ambos iba de mal en peor. Josh estaba reacio a que el italiano lo tocara o tan siquiera estuviese cerca de él. Francesco no sentía aún el lazo que compartía con el castaño y eso lo estaba desesperando porque su lobo estaba ya sin control. A ambos esa situación les perjudicaba y fuertemente.

-J-Josh...- llamó al percatarse de cómo Josh se daba golpes en la cabeza -Detente...- pidió al verlo -por favor para...-

-Q-Quiero que se vaya- sollozó mientras seguía dándose en la cabeza -Haz que se vaya- suplicó llorando desconsoladamente.

Las imágenes del momento en que fue atacado se reproducían como una película en su mente. Lo estaba atormentando, ver como aquel hombre ponía sus asquerosas manos en él. Se hizo un ovillo al sentir las manos de ese hombre al rededor de sus muñecas apretándolas. No quería vivir porque ese hombre estaba allí listo para hacerle daño, de nuevo. Pero lo que Josh no sabía era que esas manos que sintió eran de Francesco evitando que se lastimara más. Esas manos que jamás le tocarían para infringirle dolor o dañarlo.

-No me lastimes más- sollozó tratando de zafarse del agarre -Y-Ya me vi-violaste. ¡No me toques más!- gritó desesperado con los ojos cerrados fuertemente -p-por favor, no lo hagas...y-ya no más- suplicó

-¡Josh, soy yo, Francesco!- gritó al ver el ataque de nervios que estaba pasando su novio -¡Soy yo!-

-N-No, tú quieres hacerme lo que me hizo ese hombre...- sollozó mientras temblaba.

-¡Abre los ojos! Mírame...- dijo Francesco desesperado pero evitando que se reflejara en su tono de voz para no asustarlo más de lo que ya estaba -Soy yo, Francesco, tú hermoso italiano, el amor de tú vida...¿te acuerdas?- susurró con calma él -Tú grandote- suspiró derrotado

Los párpados de Josh se levantaron con lentitud y Francesco juró que si encontraría a aquel desalmado lo picaría en cantitos y lo tiraría a los tiburones. Porque ni para alimentar a los lobos servía. El brillo en sus ojos había desparecido y el italiano temía que fuese para siempre. Extrañaba ver sus ojos brillando de felicidad, de amor. Sus mejillas estaban rojas de tanto esfuerzo que hizo al llorar y maldijo mentalmente. No era un buen motivo por el cual estuviese tan sonrojado.

-¿M-Mi gran-dote?- preguntó con poca voz.

-Sí, bebé. Tú grandote- dijo mientras lo sentaba en el sofá.

Se sorprendió gratamente al sentir cómo las manos de Josh se aferraban en un abrazo a su cuello. Por fin tenía a su chiquillo en sus brazos. Aunque aún temblaba por fin podía estar en contacto directo con su mate. El contacto que tanto ansiaba que pasara desde que despertara.

-P-Perdóname...- suplicó Josh enterrando su rostro en el cuello del mayor.

Francesco besó la marca que adornaba el cuello del menor sin ningún motivo sexual. Solo quería saber que allí aún estaba su marca. Quería asegurarse que el lazo todavía estaba aunque todavía no lo sentía.

-Ya, ya, tranquilo- lo abrazó más fuerte y dejó un beso en la cien.

-¿Como estar tranquilo si cada vez que cierro mis ojos lo...veo?- susurró aguantando las ganas de llorar.

-Créeme, Josh, que daría todo por quitar de tu mente todo ese infierno- dijo el rubio.

Josh se separó y le vio con tristeza. Él sabía qué lo que Francesco decía era cien por ciento real, él también lo hubiese hecho si hubiese pasado al revés. Bajó su mirada avergonzado y comenzó a jugar con sus dedos. No podía mantenerle la mirada a su italiano. Él se había comportado cómo jamás imaginó que alguien se comportara así.

-Hey...- le llamó el italiano y tomó su mandíbula y la alzó haciéndolo mirar -mírame...siempre, siempre estaré contigo en todo momento apoyándote y ¿sabes que otra cosa más?- preguntó tratando de sonreír y aligerar la situación.

Josh negó tratando de bajar su rostro. Si antes le avergonzaba mantener un contacto directo de ojos con su novio ahora que había pasado lo que había pasado se estaba volviendo más retraído. Vio a Francesco acercarse y se tensó de inmediato. ¡Era algo que no podía controlar! Francesco besó su frente y sonrió con melancolía.

-Te amo...- susurró mirándolo

El rostro sorprendido de Josh le hizo reír. Sabía que no se lo esperaba y menos en esa situación. Pero sentía la necesidad de decirle el gran amor que sentía por él. Sin importar si recibía la respuesta que quería escuchar. Él mismo sabía que su chiquillo lo hacía.

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Hola hola mis amores

Se preguntarán cuando volverán a ser los derrama dulzura que eran antes....pues pronto. Se los prometo, ellos se merecen todo el amor del mundo 😍

Tú eres mi mate「 Heart of Wolves II 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora