19. Vainilla

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Francesco estaba muy ansioso por llegar y ver a Josh. Su celo se estaba convirtiendo en algo insoportable y ya no podía seguir tan tranquilo como se suponía. Esta vez le estaba pegando muy fuerte y sólo era una cosa. Su lobo ya sabía que había encontrado a su mate y aullaba adolorido por estar cerca de él. Jamás había sido tan desesperante y lo estaba volviendo loco.

Después de masturbarse tres veces en el baño del avión y luego de ocho horas de vuelo ya habían aterrizado. Tan pronto llegó y le dieron el permiso de encender sus celulares no dudo en hacerlo y llamar al celular de Josh. Y casi grita enojado cuando le mandó a buzón. Ya era la quinta llamada que le hacía en menos de diez minutos. Se estaba desesperando y no pensaba con claridad.

Ya había sido realmente tajante con la azafata que no dejaba de mirarle con una sonrisa coqueta. No quería a nadie más que no fuese Josh. Su lobo no quería a nadie más que no fuese su compañero. Preferiría pasar el celo solo a pajas antes de pensar en alguien más que no fuese Josh. Volvió a llamar luego de tomar su equipaje y tampoco hubo respuesta. Se estaba impacientando y ya no sabía que más hacer.

Su pecho ya le picaba, y ese era su lobo suplicando salir y buscar por su propia cuenta a Josh. No le importaría sembrar el terror en aquel aeropuerto con tal de encontrar a Josh. Volvió a intentar llamarlo, ya era la vigésima vez que lo llamaba. Solo esperaba que esta vez tuviera suerte.

-Hola...- habló Josh

-¿Donde estás?- habló un poco más aliviado Francesco.

-Estoy en la salida- dijo con una sonrisa el menor y sin decir más cortó la llamada haciendo bufar a Francesco.

Agradecía no llevar más de un equipaje pues de hacerlo, todavía estaría en espera de su equipaje. Caminó lo más rápido que le era permitido, no quería llamar la atención de alguien al caminar muy sobrenatural. El corazón quería salirse del pecho tan pronto sintió que estaba llegando a donde estaba Josh. Se dijo a sí mismo que se tranquilizara pero le era imposible.

Caminó un par de minutos más y las puertas corredizas de la salida ya podía verlas. Sintió como su lobo aulló emocionado y sonrío grandemente. Acomodó su cabello y vio a un chico bajito con una sonrisa, igual de ansioso que él, que llevaba un cartelón con la palabra lobo en el. Solo decía eso pero era lo más bonito que había visto. Caminó hasta él rápidamente y lo abrazó sin decir una sola palabra.

La vainilla lo inundó por completo haciéndolo jadear. La esencia de aquel chico lo estaba volviendo loco. Enterró su rostro en el cuello de él y aspiró profundamente. Necesitaba embriagarse de él. Las manos de él arroparon a Josh y lo atrajo hacia él.

-Dios, necesito tenerte desnudo ahora- susurró entrecortado Francesco cerca del oído de Josh.

-Francesco...- advirtió Josh luego de tragar sonoramente.

Francesco, con el poco autocontrol y gruñendo, se separó y observó a Josh. Como era de esperarse Josh no podía estar más colorado por que no era más grande. Francesco apartó el flequillo y le sonrió antes de besarlo. La verdad era que le importaba muy poco que lo vieran así. Lo único que quería era probar, una vez más, los suaves labios de aquel chico. El cual no tardó en llevar sus manos a la parte posterior del cuello evitando que se separara.

Estaban en una posición un tanto incómoda pues Francesco estaba todo encorvado y Josh estaba con los pies de puntitas. Quien los viera era el momento más adorable que presenciaría. Una de las manos de Francesco serpenteó por la cintura de Josh mientras la otra acariciaba una de las mejillas del chico castaño. Los labios de ambos peleaban entre sí y sus lenguas jugueteando sin cesar.

-Fran...bebé, espera- jadeó en los labios del rubio cuando sintió que las manos de él iban en un rumbo no apto para el público.

-Vámonos ya de aquí- gruñó con una sonrisa. Josh le sonrió y Francesco volvió a besarlo rápidamente.

Tú eres mi mate「 Heart of Wolves II 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora