-Levántate y vístete- ordenó Francesco a Josh.
Ya habían regresado a Italia la noche anterior. No pudieron hablar con Stella porque habían llegado al viñedo pasada de las tres de la mañana. Estaban muy cansados como para coger un regaño o lo que vaya a decirles Stella. Pero ya eran las doce y diez y Josh aún no se levantaba. De verdad se estaba preocupando. ¿Y si estaba enfermo? ¿Y si su mate estaba enfermo de algo que no tenía cura?
-¿Porqué me gritas?- se quejó Josh levantándose adormilado -No me grites, grandote- susurró Josh
-Bebé, no te estoy gritando. Solo quiero que te levantes, te vistas porque vamos para el hospital.-
-¿Para?- Josh frunció el ceño y lo miró.
-Para que un doctor te vea. Dormir tanto no está nada bien.- habló el mayor viéndole parado al pie de la cama.
-Estoy bien, no es necesario.-
Francesco negó y el menor supo que no tenía ninguna opción. Así que se levantó y entró al baño seguido por Francesco. Gruñó al sentir el agua fría caer por su espalda pero aún así lo necesitaba. A ver si así se levantaba y se le iba el cansancio de una vez y por todas.
-¿Josh Hutcherson?- llamó una enfermera y Josh suspiró.
Francesco se levantó y le tendió la mano. Sí Francesco estaba preocupado más preocupado estaba Josh. Sentía terror de solo pensar en que el doctor le diga que padecía de una enfermedad que no tenía cura y hasta en el peor de los casos, una mortal. Sus piernas le temblaron y amenazaron con dejarlo tirado en el suelo. Pero se aferró a la mano de su novio y volvió a suspirar.
-¿Y-Y si...estoy enfermo?- preguntó con un nudo en la garganta.
-Estarás bien...- susurró Francesco y él mismo esperaba que sus palabras fueran más que ciertas. No podía vivir sin Josh. Más allá de lo que se decía de su lazo, de que si su mate muere ellos también, él estaba seguro de que si hubiese sido un humano el no podría soportar vivir sin Josh.
-El doctor los espera- dijo con una sonrisa la enfermera mientras les indicaba el camino para la oficina del doctor.
Ambos asintieron y se encontraron con un hombre de unos cincuenta años, canoso y de espejuelos. Se presentaron y ambos se sentaron impacientes frente al doctor.
-Cuéntame Josh, ¿qué es lo que tienes?-
-Cansancio, mucho cansancio. Duermo toda la noche y todo el día, yo no era así.- dijo Josh y vio como el doctor apuntaba en su récord.
-Bien, ¿haz tenido la hemoglobina baja?- preguntó y Josh negó -la presión alta o baja...- y Josh volvió a negar
-Bueno, la última vez que me tomé la presión la tenía bien, no sé ahora-
El doctor arrastró la máquina de presión hasta estar a lado de Josh. El menor estiró su brazo y Smith hizo todo lo correspondiente y comenzó a bombear aire. Esperaron unos segundos y la máquina dio el resultado a lo que el doctor negó.
-Tienes la presión muy bajita...- volvió a mirar el aparato y añadió -demasiado...-
-Siempre la he tenido estable...- frunció el ceño Josh.
Francesco no decía nada, solo miraba a su novio. Quizás era su imaginación pero el rostro de Josh estaba pálido. Tomó su mano y frunció el ceño, su piel estaba helada -¿Estás bien?- preguntó preocupado.
-S-Sí...- susurró Josh antes de mirarlo. Estaba sudando frío pero no diría nada.
No estaba preparado para que lo hospitalizaran. No quería que lo hopitalizaran. Odiaba los hospitales desde que estuvo la primera y última vez en uno. Aunque sabía que esa vez no era la misma razón odiaba de sólo pensar que el doctor le diera una mala noticia.
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Tú eres mi mate「 Heart of Wolves II 」
Hombres LoboJosh, en un viaje, para acompañar a su mejor amiga, Altair, conoce a Francesco, un italiano con un secreto interesante. Historia entrelazada con Tú, mi alfa. #218 en Hombre Lobo 6/9/17 #156 en Hombre Lobo 14/9/17 #95 en Hombre Lobo 18/10/17 #78 en H...