51. Peor día

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Siete años y Zoé, de cinco años, se había transformado en loba muchas veces. Desde que se había transformado aquel día por primera vez ella a cada rato se transformaba volviendo locos a Francesco y a Josh. Porque si Matías había sido un lobo travieso a la misma edad que su hija, ella era el doble de traviesa. Se escondía de su papito, como ella le decía a Josh, cada vez que escuchaba la ducha encenderse. Se convertía en loba y se escurría de los brazos de Josh cada día. Ahh pero siempre su papá Francesco la encontraba debajo de su escritorio con una sonrisa traviesa en sus labios. Él trataba de regañarla pero cada vez que ella le abría sus brazitos para un abrazo y un mar de besos pensaba que Josh podía hacer ese trabajo "sucio".

Aquella vez que se transformó por primera vez, a un mes y días de su nacimiento, fue uno inolvidable para sus padres. Ellos jamás pensaron que ella se convertiría en loba y mucho menos para defender a sus papás. Al Zoé no nacer convertida en loba, como Matías, pensaron que ella había nacido completamente humana y a pesar de que Francesco era un lobo ella no había heredado su linaje. Así que los días comenzaron a pasar y ellos ya estaban resignados a que ella era completamente humana hasta ese día. Sentir que sus papás estaban en peligro le dio el empujoncito para transformarse.

Y ni hablar de Zoé y Matías, esos niños eran inseparables y Francesco era el primero en estar celoso de su cercanía. Aunque era unos celos bobos estaba seguro que su hija y el hijo de su mejor amigo/hermano eran mates. Se lo había comentado a Josh que lo más probable ellos eran mates y que por eso ellos siempre estaban juntos. Algo que también a Josh no le hacía mucha gracia. Y no es porque sea Matías, es porque no creía que su pequeña niña ya había encontrado a su pareja predestinada.

-Baba, con Matías...- sonriendo, la niña señaló a Matías quién la esperaba ansioso.

-Con cuidado...- dijo Josh antes de darle un beso en la frente a su hija. Zoé comenzó a correr y no pudo evitar gritarle -¡y no te alejes!- suspiró, de seguro no le habrá escuchado.

Altair y Marcelo se sentaron un rato con la pareja. Josh y Francesco le sonrieron a la pareja de recién casados. Comenzaron a platicar de todo un poco, de sus hijos, de sus planes y de sus futuros. Ambos se sentían felices y orgullosos por sus mejores amigos. Otra meta cumplida en sus vidas.

-Me alegro mucho por ustedes, hermano- dijo Francesco dándole en el brazo, cómo siempre hacía.

-Gracias cariño...- dijo Marcelo mientras trataba de besarle las mejillas a su hermano. Altair y Josh se morían de la risa al ver la reacción del rubio.

-A ver cuando ustedes dan el paso eh- dijo Altair y ambos se miraron con una sonrisa cómplice en sus labios.

-Quizás nos echemos la soga al cuello como ustedes...- dijo y ambas parejas rieron

-Pero estoy feliz con esta soga- dijo viendo picarona a su, ahora, esposo.

Ambas parejas vieron cómo Matías corría en dirección a ellos. El color rojo de sus ojos estaba muy presente. El niño sabía que no todos en la boda sabían de la manada así que se controló lo mejor que pudo. Porque sus ojos, eran imposibles de controlar. Corrió por entre las mesas hasta llegar a la mesa donde estaban sus padres y sus tíos, trató de recuperar su respiración.

-¡Papá!- gritó Matías.

-¿Que pasó pequeño?- preguntó levantándose rápidamente.

Tú eres mi mate「 Heart of Wolves II 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora