Capitulo 2 - II.

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No entendía la maldita actitud de Leandro, no entendía su actitud miles de pensamientos atravesaban mi cabeza, entre ellas la posibilidad de que me engañaba, Leandro no podria estar tanto tiempo sin sexo.

Estaba sentada con tantas ganas de llorar, me dolía que tanto que no me tocará, las lágrimas empezaron a caer ya era de madrugada y Leandro ni sus luces.

Eran las cinco de la mañana, las cinco cuando veo como la puerta se abre y entra Leandro, no aparta la mirada de mi ni un segundo, mi corazón dolía y mucho, las lágrimas no tardaron en caer por mi rostro.

-Se puede saber de ¿donde vienes? - le cuestiono mientras se se saca la ropa.

-Estaba aquí, en el despacho trabajando - dice tranquilo - ¿que haces despierta? Deberías estar durmiendo - me regaña, limpio mis lágrimas.

-Trabajando - si claro - no tengo sueño, ya descanse lo suficiente.

-¿Estas llorando? - me cuestiona mientras se acerca a mí, sonrió con ironía.

-No - niego con la cabeza - Estoy lavando mis ojos de adentro así fuera - pongo mis ojos en blanco y miro así el techo.

-¡Hey! - sujeta mi rostro para que lo vea - ¿Que pasá?.

-Que tal es en la cama - le digo directa esta casi segura que me engañaba.

-¿De que hablas? - me cuesriona haciéndose el bobo, lo miro mal.

-Que, que tal es tu amante en la cama - le digo furiosa.

-De que hablas, ¿Cual amante? - dice molestó - que te pasa Kathia, yo te amo y nunca te engañaría, a diferencia de ti yo si se controlarme - eso me dolió, se levanta.

-Crei que me habías perdonado - le digo dolida por sus palabras, se que lo engañe y pero no estaba en mi juicio, no sabía lo que hacía.

-Lo hecho, pero no olvidado - dice molestó - quiero descansar un poco, deja de pensar estupideces - me mira a los ojos - yo te engaño, te amo - se acerca y me da un beso, que por más ganas que tenía de corresponderle, no lo hago.

Me acuesto bien y me cobijo y cierro mis ojos, después de un momento siento como se acuesta a lado mío y me abraza, me da un beso en el cuello.

-Te amo, eres el amor de mi vida nunca lo dudes - me sustrato al oído.

-Te necesitó - digo sin moverme - nesecito a mi esposo, a mi amante, a mi amo - quería sentirlo dentro de mí.

-No quiero lastimarte - sus maldita escusa de mierda.

-Si claro, me lastimas al no tocarme - niego con la cabeza - si ya no te provocó nada solo dime y yá.

-Kathia tú me provoca tantas cosas - su voz era ronca, mientras su mano se poso en mi pecho y lo acariciaba.

-No te creó, hazme el amor - le pido mientras disfruto de su mano en pecho, siento como mis pezones se ponen duros - por favor, te necesito - trataba de no gemir, pero era inevitable.

-No me creés - se apega más a mí, siento su miembro duro rozar mi culo - Y ahora me crees - me cuestiona.

-No aún no - una mano mete debajo de mi cabeza y comienza a tocar mis pechos mientras que la otra  va a mi sexo, alza mi vestido y rompe mis bragas, siento sus dedos moverse en mi sexo, en clítoris, mi cuerpo ya era fuego, mi respiración estaba agitada mientras mis gemidos era más fuertes.

-¿Y ahora? - niego con la cabeza - contesta - me ordena, extrañaba tantos su órdenes.

-No señor, aún no le creo - le digo con una sonrisa.

Al instante siento su miembro rozar mi sexo, solo acariciaba mi clítoris con su polla, hasta que al fin siento su polla hundirse poco a poco.

-¡Ah! - jadeo mientras se hunde en mí, era tan delicioso todo mi cuerpo estaba quemando, mientras deseaba desesperadamente que se moviera dentro de mí.

-¿Y ahora? - susurra a mi oído mientras besa mi cuello.

-Si señor, ahora si - digo entre jadeos, comienza a moverse lentamente dentro de mí, quería deseaba que fuera más rápido, pero sabía que no lo iba hacer, aún así disfruto de cada penetración, de cada caricia de cada beso que logra darme, al fin lo tenía como quería.

((..))

Ya me faltaba como tres semanas por tener a mis bebés, a mis hermosos bebés en mis manos.

No sabíamos el sexo seguro pero deseaba tener una niña y un niño, a Leandro no le importaba el sexo solo deseaba que nacieron sano y nada más.

Estaba en el centro comercial haciendo una compras, según Raquel la decoradora que está trabajando en los cuartos de mis niños, iba acompañarme se ha convertido en una gran amiga.

Siento un poco de dolor en la espalda, es como si tuviera cólicos me siento y respiro un poco creo que estado de pie mucho tiempo, mi barriga es imemza.

-Señora estaba bien - me cuestiona mi guardespaldas, si Leandro es un exagerado.

-Si, es mejor que volvamos estoy cansada - me pongo de pie lista para volver a casa.

El dolor no se iba, al contrario aumentaba, era horrible.

-¿¡Donde estabas!? - escucho el grito de Leandro cuando abre la puerta del auto, lo ignoro mientras sigo respirando - ¿¡Que pasa!? ¡Kathia!

-Creo que llegó la hora - le digo cuendo siento un líquido sale entre mis piernas.

-¿Que? - lo regreso a ver, al ver su cara de terror no puedo evitar reír, pero la risa se me borra al sentir una contracción fuerte.

-¡Ah! ¡Joder! - grito esto si que dolía - ¡Leandro! - el se sube al utilizar mientras le gritaba al chefer que nos llevará al hospital.

Era horrible, este dolor era horrible, sentía como si mi espalda se abriera.

-¡Ah! - grito me recuesto en el asiento del auto y abro las piernas.

-¿Que haces? No ves que el bebé se puede caer - me dice Leandro con una cara de horror.

No lo puede evitar pese al dolor horrible que sentía, me reí al escuchar su estupidez.

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Kathia -No confundas el placer con amor- (+18)--@BlueRoseAwards Donde viven las historias. Descúbrelo ahora