LA ESTRATEGIA |COMPLETA

Capítulo 1

ANTES QUE NADA, QUIERO ACLARAR QUE ESTÁ ES LA PRIMERA HISTORIA QUE ESCRIBÍ, ES MUY CLICHÉ, LOS PERSONAJES SON PLANOS Y ESTÚPIDOS, DICEN COSAS TONTAS PERO ESO NO ME REPRESENTA EN LO ABSOLUTO COMO PERSONA, ESTO ES PURA FICCIÓN. Y NO HAY SEXO SALVAJE. DECIDÍ NO CAMBIAR NADA DEBIDO A QUE DE LOS ERRORES SE APRENDE Y NECESITO SABER QUE PIENSAN DE LO QUE ESCRIBO.
GRACIAS GRACIAS.
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LEO:

-¿Por qué quieres una chica?-pregunto Adrien.

-Es mas fácil, hay tipos asquerosos. Prefiero una mujer que por lo menos haga café cuando me despierte.

-¿Por qué no contratas a una empleada y ya?

Este tipo me exasperaba, siempre cuestionaba mis decisiones.

-No quiero a alguien husmeando en mi ropa interior y revisando que tengo en las gavetas del baño. Solo necesito a alguien que haga esto.

Le sirvo una taza de la más cálida y deliciosa bebida del mundo.

-Pues, tienes una lista interminable de candidatas dispuestas a hacer tu amado café.

-No traeré a ninguna de esas chicas a vivir conmigo. Están todas locas, creerán que estoy buscando una novia o algo por el estilo.

-Entonces buena suerte amiguito. Yo no metería a una desconocida a mi casa.

En eso tenia razón. Nadie metería a una desconocida en su casa, pero yo era de los que toman el toro por las astas,  conseguiría una compañera.

Mi querido amigo había sido flechado y me abandonaba en unos días, había sido buen roommate pero su exceso de confianza lo llevaba a andar desnudo por el departamento, y ya no tenía ganas de ver las bolas de otro tipo.

Y por otro lado estaba harto de dormir con cuanta zorra se me cruzara sin sentir el mínimo de cariño por ellas, ninguna se respetaba lo suficiente como para que yo lo hiciera, si era necesario las echaba de madrugada a la calle y con suerte les pagaba el taxi.
Tener a una chica viviendo conmigo me daría la excusa perfecta para que ninguna volviera. No quería vivir solo y las mascotas no eran lo mio.

Adrien había rechazado el café y buscaba algo en el refrigerador.

-¿No hay cerveza o algún tipo de soda?

Idiota, cada día estaba mas obeso.

-No, yo no bebo esas cosas, y tú tampoco deberías. Si sigues así no tendrás ninguna campaña publicitaria que quiera contratarte.

-No importa viejo. Buscare otro empleo-respondió con la boca llena de bolitas de queso que saco de una alacena.

-¿Estás demente?-pregunte
-¿Renunciaras a todo esto?

-¿A qué te refieres exactamente?

-A los lujos, los viaje, a las chicas. A eso me refiero.

-Esto no durara por siempre y lo sabes -dijo tranquilamente- Solo me estoy adelantando a los hechos.

-Esa chica te volvió un blando.

-¿Ahora quien cuestiona las decisiones del otro? -dijo burlándose de mi.

-Haz lo que quieras.

-Por supuesto, ya tengo 24 ni mi madre me dice que hacer.

Volvió a su habitación a empacar sus ultimas pertenencias, era una bala pérdida pero iba a echarlo de menos.

Esa tarde fui al gimnasio, tenia una rutina de ejercicios completa para cada día de la semana. Me sentía bien al cuidarme y tener unos buenos abdominales que lucir, las mujeres que entrenaban cerca de donde estaba no me quitaban los ojos de encima. Eso me subía el ego a mil.
Ojee a una morena que hacia sentadillas, a pesar del esfuerzo del ejercicio no apartaba sus ojos de mi.
Observe su cuerpo detenidamente, se deslizaba hacia abajo con un suave movimiento y volvía a subir.
Sentí como mi miembro respondía a esa vista.

"Oh, ese culo nena"

La mire a los ojos, sabía que eso le encantaría, mis ojos siempre cautivaban. Me sonreía y estaba a punto de caer, continuaba bajando y subiendo, me la imaginaba sobre mi cuerpo montandome una y otra vez. Le guiñe un ojo, detuvo toda su actividad acercándose, su sonrisa se amplio hasta que estuvo parada frente a mi.

-Hola -dijo con una voz chillona e intento de seductora.

-Hola, nunca te he visto por aquí. ¿Primera vez? -siempre utilizaba la mismas preguntas para cautivarlas.

-No, vengo siempre. Nos hemos visto un par de veces.

Si lo se nena, sólo fingo para conquistarte.

-Recordaría ese bello rostro, y esos ojos encantadores -dije tocando su mejilla.

Sonrió sonrojándose, miro al suelo un instante y al levantarla me regalo una dulce mirada inocente.

"Ya casi caes"

-¿Te gustaría venir a tomar algo conmigo? -hablo con timidez así cree que sufro al preguntarle.

-Si, ¿quieres ir ahora o mas tarde?

Que entusiasta.

-Ahora me parece bien -digo casi apenado de que cayera tan fácil.

-Recojo mis cosas y vamos.
sonríe y se gira yendo a los vestíbulos.

BINGO.... Ya cayo.

Escuchó mi celular sonar, observó el identificador y veo que es mi prima Aime.

"Maldición"

-Hola-respondo.
-¿Leo?
-Sep.
-Necesito hablar contigo.
-¿Por qué?- yo nunca hablaba con ella. Jamas.
-¿Es cierto que rentas una habitación?
-Depende.
-Oh Leo, vamos. ¿rentas o no?
-Si ¿Por qué?
-Tengo una amiga que necesita estar mas cerca del centro. ¿Podemos pasar a ver el departamento?

"Wow, que rápido corren los rumores"

-Si ¿Cuándo?
-¿Hoy?
-Si.
-Ok, iremos al atardecer.
-Adiós.

-¿Vamos? -pregunta la morena a mis espaldas.

-Por supuesto nena.

Esa tarde me eche un polvo de aquellos memorables, la morena lo hacia como una estrella porno. La había dejado satisfecha y yo quede igual.

-Lamento decirte esto pero debes irte -dije al acabar.

Aún estaba desnuda disfrutando el orgasmo que había tenido, su cuerpo escultural se esparcía por mi cama.

-¿Qué? ¿Por qué? -estaba afligida.

¡Oh Dios, las haces hermosas pero tan incrédulas!

-Tendré visita y debo acomodar un poco.

-Ok -dijo poniéndose de pie.

-¿Quién te visita? ¿Tu madre?
-pregunto muy interesada.

-No. Dos chicas.

Eso pareció molestarla un poco, se vistió rápido. Me plantó un beso en los labios y me entrego un papel con su número telefónico y su dirección.

-Nos vemos súper modelo -dijo sonriendo en la entrada.

Cerré la puerta en su cara. Jamás te llamaría, eres muy fácil.

Puse manos a la obra y comencé a limpiar el departamento. Al acabar me tome una larga y placentera ducha, lo merecía.