Capítulo 28

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Voten por FA!

ALE:

Leo estuvo en la clínica casi dos semanas antes de que le dieran el alta, recuerdo cuando la inflamación de su rostro bajo y volvió a ser él mismo. La felicidad lo invadió al ver que no tenia ninguna cicatriz. Su mano y costillas habían sanado rápido y se lo debía a su vitalidad.
Lo único que aún no se había restaurado era su pierna, no podía caminar pero era lo que menos preocupaba.
Volvimos a casa un viernes, estaba tan contento de regresar y poder descansar en su propia cama, yo había acomodado toda la casa para que nada lo molestara cuando anduviese con su silla de ruedas y agradecía que la casa fuese tan amplia.
Poco a poco nos acostumbramos a vivir de esa forma, sus padres nos ayudaban muchísimo y apoyaban a Leo para la kinesiologia. Su lazo se había hecho más fuerte, me incluían en sus paseos y comidas, lo valoraba por que eso era una familia y me gustaba formar parte de una.

—Si Leo tuviera una novia como tú, seria más que felíz — me había dicho la señora Strauss.

—Sabríamos que esta en buenas manos— concluyó su esposo.

Era agradable oír cosas como esas pero no estaba lista para asumir una relación y mucho menos con Leo.

El sábado tenia mi guardia por la mañana, ya no ayudaba a nadie pero estaba por si alguno me necesitara. Daba vueltas observando e intentando encontrar que hacer.

—Doctora Marzi, el director la espera en su despacho— la enfermera se fue por donde había venido.

No sabía si era buena señal que él me llamase pero no podía desobedecer ordenes.

Golpee dos veces la puerta de su oficina, pidió que pasará.

—Doctora Marzi, sientese— pidió y obedecí.

—¿Ocurre algo?—pregunte.

—Se ha unido a Médicos sin fronteras. Y creo que su tiempo aquí se esta acabando, recibí un mensaje de la directora pidiéndome recomendaciones y he dicho lo mejor que pude sobre su trabajo, su labor aquí fue excelente.

—Gracias— de verdad era increíble.

Estaba impresionada con sus palabras.

—Un doctor llegara mañana para instruirlos a usted y al enfermero Joel.

—Muchas gracias— dije levantandome para irme.

—Tiene un mes doctora Marzi, luego el destino la guiara.

Asenti con la cabeza y deje aquella habitación.

Ya casi era la hora para irme a casa, se veía el cielo oscureciéndose. Tome mis cosas y camine el trecho muy feliz por mis logros. 
Esperaba encontrar a Leo despierto para contarle sobre el viaje, y poder salir a cenar con él y sus padres.

Subí las escaleras rápido y abrí la puerta con mi llave, escuche varias voces en la sala y supuse que teníamos visita.

Me gusta el nombre Leonardo. Casi como el tuyo.

LA ESTRATEGIA |COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora