Capítulo 10

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ALE:

Había despertado con un fuerte ruido, aún era muy temprano. Ni siquiera había amanecido, se suponía que dormiría hasta tarde, hoy tenia mi jornada por la noche.
Escuche a Leo discutiendo con alguien por teléfono, hacia sonar sus puños contra la mesa cuando le respondían del otro lado de la linea.
Me levante y fui a su encuentro con cautela, no quería interrumpirlo.
Él recorría la sala con nerviosismo, con el teléfono pegado a la oreja bufando de rabia. Se pasaba la mano por el rostro para terminar de despertar o para hacerse reaccionar.
Giro y me vio observándolo, con una sonrisa me indico que todo estaba bien, hizo un gesto con la mano indicando que volviera a la cama, pero no podía dejarlo ahí con una posible crisis nerviosa.

Fui a la cocina y prepare café, le serví una taza y me senté en el sillón a esperarlo, escuchaba que alguien le hablaba por el otro lado pero él parecía estar ignorándolo, con un movimiento rápido arrojó el aparato contra la pared haciendo que estallara en pedazos.

-¿Todo bien?-pregunte.

Ohhh que estúpida pregunta.

-No, me cancelaron varios contratos.

-¿Te quedaste sin empleo?

-Me quede sin las mejores marcas -respondió suspirando

-¿Eso es muy malo?

-Obvio, antes estaba en la cima, uno de los mejores modelos masculinos. Y ahora, haré producciones baratas para revistas y calendarios.

-Yo compraría uno de esos calendarios -dije para animarlo.

-Yo pagaría para verte en uno -contesto.

Nos quedamos un momento sonriendo, tomo mi mano entre la suyas sin dejar de mirarme a los ojos.

-Vuelve a la cama. Luego hablaremos de esto...

¿Por qué hacia eso? ¿Era una forma de seducción o yo era tan tonta que lo creía? ¿Era normal que él tomara las manos de una chica así por qué si?

Pero eso no fue todo, se levanto antes que yo lo hiciera, tomo mi rostro entre sus manos y beso mi frente.

-Ve y descansa.

¿Qué fue eso?
Me fui a la cama con la incertidumbre de no saber que era lo que le ocurría y porque actuaba así.

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LEO:

La había despertado con mis gritos, sabia que estaba agotada y no era mi intención hacerlo. Sus ojos brillaban mientras me movía de un lado al otro buscando respuestas a mis problemas.
La había enviado de vuelta a la cama para que volviese a dormir.
Yo me quede dando vueltas en la mía pensando en como hacer para recuperar mis contratos, siempre cumplía y era puntual en todo.
¿Qué salio mal? ¿Cómo es que tres marcas famosas me despidieron el mismo día?

Un pensamiento ilumino mi mente: Amber.

La había rechazado y ahora me demostraba el poder que tenia sobre las grandes empresas y el rumbo de mi carrera. Tome el celular y llame a mi abogado para que arreglara con ella los detalles de la paternidad y el bebé. Con eso se resolvería todo, o al menos eso pensé por que a los 20 minutos me devolvió la llamada diciendo que Amber no quería dinero, me quería a mi con el bebé, los tres juntos. Y yo no podía darle eso.

Intente cerrar los ojos para dormir y no lo logre, los pensamientos golpeaban mi mente una y otra vez. Odio a los niños, no podría jamas ser padre de alguno.
Oí el sonido de agua cayendo, Ale estaría tomando una ducha, decidí comenzar mi día de una vez por todas, alcance a ver a mi compañera secándose el cabello con una toalla, me miro sonriendo.

-¿Estás mejor? -quiso saber.

-Un poco -admiti.

-¿Ya sabes que ocurrió?¿Por qué te dejaron ir?

-¿Te acuerdas de Amber? -asintió confirmando- Ella hizo que me despidieran.

-¿Por el bebé?

-Si. Quiere que yo sea su padre.

-¿Cómo es que ella pudo lograr que te despidieran?

-Su marido es multimillonario. Tiene influencia en este rubro.

-Ellos se lo pierden Leo. Conseguirás algo mejor -respondió haciéndome sentir mejor.

Era buena subiendome el animo, estaba preparando el desayuno. El aroma de las tostadas lleno la cocina.

-Leo.

-Si.

-¿Crees que ese bebé es tuyo?-inquirió.

-Hay muchas probabilidades de que así sea.

-¿Y si es tuyo...?

-No quiero hablar de eso. Detesto a los niños, si esa criatura es mía, le toco un padre terrible.

No volvió a hablar, término de desayunar y se dedico a limpiar su habitación. Cada vez que lo hacia el perfume de fresias inundaba el apartamento. Probablemente me estaba evitando, casi siempre terminábamos yendo a comprar comida o viendo la televisión, pero hoy no. Dentro de poco se iría a trabajar, aprendí sus horarios con el correr de las semanas, hoy se iría en la tarde noche.

-Ale...

Levanto la vista de la ropa que estaba llevando a lavar.
Me estaba evitando, pude percibirlo...

-¿Si?

-¿Cómo te llamas?

-Ale -dijo sonriendo.

-Ale es un diminutivo de algún nombre. La pregunta es: ¿Cuál es tu nombre real?

-Leo también el diminutivo del tuyo. Podría ser Leonardo, León, Leopoldo.

Reí con ese último nombre.

-En realidad me llamo Leo. ¿Y tú?

Sonrió ante mi respuesta.

-En realidad me llamo Ale.

-Eres una terrible mentirosa.

Ingreso al cuarto de lavado y la seguí, mientras metía la ropa en la lavadora comencé a molestarla.

-Te diré algunos nombres y me dirás si adivine -empecé a nombrarlos.

-Alejandra.

-No.

-Alexandra.

-No.

-Allegra.

-No

-Alexa

-No.

-Alejandrina.

-¿Qué? No.

-Aleja.

-No.

-Alexia.

-No.

-Alena.

-No.

-¿Es un nombre difícil?

-Un poco.

Dude un momento. Había miles de nombres que encajaban con el diminutivo de Ale.

Comencé a alejarme mirándola fijamente, ella se había sentado encima del lavarropas y se reía de mi.

-Adivinare tu nombre Ale.

-¿Eso es un reto? -pregunto.

-Y uno muy grande.

-Si adivinas te daré algo a cambio-anuncio.

Ya estaba doblando una esquina alejándome de allí, volví en mis pasos para saber si escuche bien.

-¿Algo como qué?-quise saber.

-Lo que quieras -contestó con tranquilidad.

-Esto se pondrá muy bueno.

-Buena suerte Leo Strauss. La necesitaras...

LA ESTRATEGIA |COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora