Capítulo 9

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ALE:

El primer mes de convivencia con Leo no me trajo mas sorpresas, nos cruzábamos en la mañana y con suerte en las tardes. Hablábamos casualmente y mirábamos alguna serie juntos. Él no se había vuelto a interesar en mi trabajo y eso me tranquilizaba, no me agradaba hablar con las personas sobre mi carrera y el por qué la había elegido. Sabia que él seguía haciendo sesiones y participando en desfiles, cada vez que volvía de alguno traía ropa nueva, vestía bien y estaba arreglado como si fuera a salir a algún evento.
Al volver al apartamento siempre había alguna que otra chica, yo no le reclamaba nada. Pero los ruidos eran insoportables. ¿Tan bueno era en la cama?
Cristina seguía avanzando en su recuperación y eso me alegraba. La veía todos los días sin falta e iba a alimentarla, se notaba que engordaba bien, estaba rellenita y muy feliz.

Una o dos veces visitaba a la señora jones, sabia que pronto se mudaría y debía aprovechar mi tiempo con ella.

Aquella tarde llegue a casa y para mi sorpresa Leo estaba solo escuchando música en el sillón.

-Por fín llegas -me saludo.

-¿Ocurre algo? -pregunte quitándome los auriculares del celular

-Si, llegó esto -me mostró un sobre rosa pálido, lo tendió para que lo leyera.

-¿Qué es esto? -dije abriéndola.

-Adrien se casa en unos días -respondió.

Leí la invitación.

-Que bien... -intente sonar feliz.

Me miro un momento, se puso de pie hasta quedar a unos pasos de mi. Algo estaba mal.

-¿Podrías ir conmigo? -inquirió

-¿Yo? ¿A un casamiento lleno de modelos y gente bonita?

Asintió sonriendo.

-No. Gracias -le di la espalda y me dirigí a la cocina.

-¿Por qué no?

-No puedo hacerlo, no me veo rodeada de esa gente. No soy así.

-¿Así cómo? -quiso saber.

-Bonita y escultural. Yo soy muy ordinaria.

-Dejame decirte que eres mucho mas hermosa de lo que crees -se acerco hasta quedar a centímetros de mi rostro- Eres muy hermosa Ale. Deberías saberlo.

-Sabes que eso no funciona conmigo ¿cierto?

-¿Qué cosa?-pregunto.

-Tu forma de seducir, no funciona en mi.

-No estoy seduciendote -replico ofendido.

Por un momento creí que eso hacia, su fragancia masculina se pego en mi piel, realmente olía muy bien.

-¿Iras conmigo? -pregunto- Por favor.

-Lo pensare- respondí alejándome de él.

-Sé que crees que no encajarías ahí, pero en verdad quiero ir contigo.

-¿Por qué conmigo? Tienes muchas muchas muchas amigas que morirían por ir contigo.

-Si muchas -respondió alardeando-Pero quiero ir contigo, trabajas mucho y creo que lo mereces.

Lo mire intentando pensar pero en vez de eso las palabras salieron de mi boca sin filtro.

-Iré contigo...

-Excelente -comenzó a alejarse a su habitación- Preparate porque iremos de compras.

-¿QUÉ? -grite persiguiéndolo.

-Te llevaré de compras -respondió cambiándose la remera.

Vi sus abdominales por un segundo haciendo que mi piel se erizara.

-No, no iré contigo a ninguna tienda ni a un centro comercial.

-¿Y quién dijo que te llevaría a una tienda? Tengo cientos de conocidos diseñadores, iremos a que te confeccionen un vestido.

-No.

-Quiero que estés hermosa. ¿Qué hay de malo con eso?

-Creó que nada, si debo estar al nivel del gran modelo Leo Strauss.

-Quedaras preciosa, y me lo agradecerás.

>>Si como no, idiota superficial<<

-No hagas que me arrepienta.

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LEO:

La había arrastrado casi a la fuerza hasta la casa de Di Marco, si alguien podría hacer que el cuerpo de Ale resaltara seria él. Ella ignoraba todo lo que el diseñador hacia mientras la media y elegía los posibles modelos para confeccionar.

-Tienes unos hermosos pechos -observo Marco- Haremos que sean la envidia de la velada.

Yo reía con sus ocurrencias, pero viéndola desde mi ángulo en verdad tenia unos buenos pechos, ¿Cómo no lo había notado antes?
Estaba parada frente a unos enormes espejos con los brazos abiertos en cruz, me miraba con odio mientras el diseñador la manoseaba midiendo cada centímetro de su cuerpo.
Al acabar se vistió rápidamente, aunque estaba molesta por la incómoda situación le agradeció al afeminado por su futuro vestido.
Mientras caminábamos hacia el apartamento no pude evitar reírme.

-¿Qué problema tienes con tu cuerpo? Eres muy bonita -comente.

-Ese tipo me toco los pechos y el trasero. ¿Sabes lo incomodo que fue eso?

Sonreí ante tan obvia pregunta.

-Si lo sé -respondí.

Bufo inconforme con mi respuesta.

-¿Qué tal un helado de consolación?-ofrecí.

-Pero pagas tú -contesto.

Pedimos para llevar, al llegar a la casa se desvistió camino a su habitación y pude ver sus largas piernas moverse con el ritmo de su caminar. Aquello envió señales a través de mi nervios hasta mi miembro.
No no no, ella es mi compañera y nada mas.

Volvió con una camiseta larga que solo le cubría los glúteos dejando todo lo demás al descubierto. Evitaba a toda costa mirarla de forma inapropiada.
Se sentó junto a mi en el sillón preparándose para mirar una película y comer el helado. Por más que lo intente no pude evitar mirarla cuando sonreía en alguna parte graciosa o cuando estiraba sus piernas para acomodarse. Estaba tan atento a sus movimientos que ni siquiera sabía que película mirábamos.

-¿Estás bien? -me preguntó.

-Si, solo estoy algo cansado -mentí

-Yo igual, pero quiero saber como acaba.

Apoyo la cabeza en mi hombro, su aroma a fresias me cautivo. Cuando volví a mirarla ya estaba dormida, la acomode entre mis brazos para llevarla a su cama, sentir su piel cálida y suave me fascino, se veía pálida y cansada. Al levantarla se aferro a mi pecho, si no hubiese estado tan cansada estoy seguro habría despertado al oír mis desaforados latidos.

La acosté en la cama y la acomode de la forma mas cómoda que pude, la tape con una manta y me quede observándola dormir, parecía mas joven y vivaz.
De verdad era muy hermosa, creo que después de esta noche no volveré a mirarla de la misma forma.

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