LEO:
Sus palabras me habían atravesado como cuchillas filosas, ardía cada centímetro de mi pecho. Y no le importaba cuánto la quisiera, mis estúpidos celos la habían ahuyentado.
¿Cómo podía ser tan idiota? ¿Por qué creía que tenía derecho a reclamarle algo?
Estaba loco por Ale, eso no lo negaría pero ¿cómo podía acercarme a ella si me quería lejos?
Tenia que redimirme, intentar pasar el mayor tiempo a su lado sin que creyera que había algo mas detrás de mis intenciones.Eran casi las ocho de la noche cuando la oí salir de su habitación, yo estaba en la sala mirando la televisión o al menos lo intentaba porque mi mente divagaba por otro lado.
—Leo, ¿podemos hablar? —pregunto.
—Si. ¿De qué quieres hablar? —dije desanimado.
—Sé que herí tus sentimientos y solo quería disculparme.
—Esta bien— respondí.
—¿De verdad puedes perdonarme?
—No tengo nada que perdonar, es más desde ahora ya no te molestare más, ni interferire en tu vida privada.
—Bien. Gracias.
Razone un momento y lo mejor era continuar nuestra convivencia como si nada hubiese ocurrido jamas, para no alejarla más.
—¿Qué tal una pizza y una película? —Ofrecí.
—Bien, pero tú pagas.
Se sentó cerca de mi, pero no tanto como antes. Me veía de forma diferente y actuaba algo fría, temía que yo intentará seducirla pero ya no lo haría.
Ella eligió la película, puso una llamada Zoolander y creí que era alguna romántica o algo por el estilo. Pero era una burla dirigida a mi.
—¡Ay no por Dios, dime que es un chiste! —exclame.
—Esta genial. ¿Por qué lo dices? —hablaba riéndose.
—Así no somos los modelos, es tremendamente estúpido.
—¿Estás seguro que no son así?—cuestiono.
Ella se mofaba de mi, se reía del estúpido filme.
—Al menos se queda con la chica linda e inteligente —razone.
Me observo unos momentos, sus ojos preciosos y verdes llegaban a lo profundo de mi corazón, la sangre bombeaba con fuerza a través de mi pecho.
—Bien, ¿Listo para la segunda parte?
—¿Tiene segunda parte? —respondí arrepentido de haberla dejado elegir.
—Anda. Veamosla —me animaba.
De todas formas la terminaríamos viendo, no tenia alternativa.
—Interesante, él tampoco quería a su hijo y termino aceptándolo— hablo Ale
—¡Si es igual a mi vida! —dije sarcástico.
Tenia tintes parecidos a mi vida, pero aún así era ridículo.
Yo no era tan descerebrado.
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LA ESTRATEGIA |COMPLETA
RomanceLeo le debía a su apariencia todo lo que había conseguido, era atractivo, engreído y superficial. Ale aún luchaba por alcanzar sus metas, era inteligente, honesta y humilde. Sus destinos se cruzarían al compartir departamento y evitar crear un laz...