Capitulo 16

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ALE:

Sus ojos estaban fijos en los mios, quería comprender mis palabras. Pero no importase lo que dijera, en verdad lo deseaba.
En estas últimas semanas él había logrado cautivarme con sus pequeños detalles, cosas insignificantes pero muy importantes para mi. Se quedaba despierto en la madrugada esperándome, cocinaba algo o me compraba comida hecha.
Sabía que me espiaba cuando estaba cambiándome de ropa, lo había visto en el reflejo de mi espejo decenas de veces pero él fingía que sólo pasaba por mi habitación.
Y ahora aquí parada ante él, estaba dispuesta a arriesgar mi promesa: "no crear un lazo afectivo con mi compañero de cuarto".
Tal vez era el alcohol quién hablaba por mi, había bebido mas de lo habitual y se notaba en mis reflejos.
Esperábamos un taxi rodeados de personas, pero aún así no dejaba de mirarme.

- Quiero mucho mas de ti - anuncie.

Una sonrisa ilumino su rostro, se paso la mano por el rostro y el cabello, estaba dudando. Pensaba en las posibilidades de que esto se saliera de nuestro control.

- Estas borracha, vamos a casa a descansar un poco.

Por fín el taxi llegó, no sabía como convencerlo, pero tampoco quería que mal interpretara mis sentimientos.

Llegamos al apartamento, al cruzar el umbral todo cambio, se sentía el dulce aroma hogareño. Este era nuestro lugar.
Leo se dirigió a su habitación.

- Leo, espera -dije caminando hacia él.

- ¿Si?

- Devuelveme los tacones.

Se sorprendió ante mi petición.

- ¿Quieres estos? -alzo los tacones para que los viera.

- Si.

Creí 20 me los estaba ofreciendo, pero en vez de darmelos se los calzó y comenzó a caminar con ellos.

- Me quedan fabulosos -anuncio- Me los quedare.

- Bien, yo me quedo con los tuyos...

- Bien.

- Bien - volví a responder.

- Bien - estaba cerca de mi, con los zapatos me doblaba la altura.

- Buenas noches - se giro y se metió en su cuarto.

Maldita sea, actuaba como un niñito.

Entre en mi habitación, me quite los zapatos de Leo y las medias, pero cuando quise quitarme el vestido... ¡Ay noooo!
El cierre estaba tan apretado que no llegaba a bajarlo, por mas esfuerzos que hiciera no lo alcanzaba.
No tenia opción, necesitaba ayuda.
Cruce el pasillo y golpee la puerta.

- Leo...

Abrió la puerta, estaba con sus pantalones de pijama y una camiseta blanca muy transparente.

LA ESTRATEGIA |COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora