Capitulo 6

11.5K 650 14
                                    

ALE:

Escuche un fuerte golpe en mi puerta, ¡por favor que no sea lo que estoy pensando!
Pero indudablemente era lo que imaginaba, Leo esta tirado en el suelo probablemente con un cuadro de alcoholemia.
Toque su cabeza para asegurarme que no hubiera traumatismos, estaba mas que bien. Mañana despertaría con una terrible migraña debido de sus excesos.
Pensé en como llevarlo a su cama, era pesado y debia pedir ayuda.
En el salón aún quedan algunas personas, me dirigí hacia el único hombre que veía.

-¿Podrías ayudarme con Leo? Acaba de desmayarse en mi puerta.

Me observo estudiandome, era una desconocida para él y entendía su falta de entusiasmo.

-¿Por favor?-pedi con mas dulzura.

-Si, disculpa -se puso de pie.

Me acompaño a mi habitación, a pesar de que caminaba con alguna dificultad hizo un buen trabajo sosteniendo a Leo, tenían experiencia en esto habrán estado ebrios muchas veces.

-¿Puedo dejarlo en tu cama? -pregunto tambaleándose -De verdad es muy pesado.

Dude un momento pero estaba a punto de soltarlo.

-S-si -respondí sin mucho animo.

Lo tendió en la cama, estaba inconsciente, ni siquiera percibió que lo movían.

-Sacaré a todos así duermes tranquila, y él también -dijo apuntando a su amigo.

-Gracias.

Se alejo tambaleando, intentaba caminar recto pero no lo conseguía y chocaba contra todo.
Me reí un poco. ¿Por qué la gente bebía tanto?

Se suponía que esta era mi primera noche en el nuevo departamento y no podía dormir en lo que debería ser mi cama.
Bufé de frustración, suficiente había tenido en el trabajo y resulta que aquí también debería cuidar a otro bebé.

Tome una manta y me fui hacia la sala, dormiría en los sillones.
Una rubia engreída estaba recostada allí, creía que el amigo ebrio las sacaría de la casa.

-Agradecería que fueras, ya esta amaneciendo y necesito descansar, en ESE SILLÓN -enfatice las últimas palabras.

-A unas cuadras de aquí hay un parque con cartones, allí que estarás mas cómoda, PORDIOSERA -respondió con altanería.

-Gigi, cierra la maldita boca y ya vete a casa -hablo el amigo ebrio.

Parecía estar mas despierto.

-Y disculpate con Ale, ella vive aquí ahora y debes respetar eso.

Él era muy amable y atento.

-Disculpame vagabunda-dijo sonriendo irónicamente

-No hay problema rubia tarada-respondí.

El muchacho río y le abrió la puerta en modo de invitación para que se fuera. Ella agarro sus zapatos de mala gana y se fue, no sin antes lanzarme una mirada de odio. La salude con la manito como haría con una niña pequeña.

-Ellas son muy creídas.

-Lo he notado.

-Soy Adrien -se presento- ex compañero de Leo.

Extendió la mano para estrechar la mía.

-Ale, la nueva.

-Lo sé, deberías dormir en su cama ya que él duerme en la tuya.

-No es necesario -pero moría por una cama, aunque el sillón no se veía mal.

-Ya voy de salida, nos vemos Ale.

Me despedí de él, una vez que cruzo la entrada corrí y cerré con llave para evitar alguna intrusa.

No podía tener tanta mala suerte, mi guardia en la clínica había sido breve pero laboriosa, estaba cansada. Me recoste en los cojines y me deje llevar por el sueño que me invadía.

*** ***                 ***                   *** ***
LEO:


Ese fragancia...
Me invadía hasta los huesos, aún no era primavera ¿Por qué olía así? Me moví poco a poco, me dolía cada músculo. Lo de anoche había sido jodido, bebí de más para evitar hablar con Amber.
Sentí las sabanas que no eran las mías ¿Termine en la cama de alguien más? Abrí los ojos....
Oooooh Dios, me dolía la luz que se filtraba por la ventana.
Me senté, mi cabeza explotaba.
Estaba en la habitación de Adrien, no no no no... en la habitación de Ale. No llevaba un día aquí y, ¿ya me la había tirado?
Santo cielo, soy una bestia.
Quise ponerme de pie estaba mareado y las nauseas invadían mi estómago, camine hacia la cocina, me quede observando en el sillón alguien dormía allí, era cómodo pero no tanto. Era Ale... Yo había dormido en su cama y se vio obligada a dormir aquí, debía disculparme con ella.
Tome una ducha rápida para despejarme, me vestí con mi pantalones pijama y fui a hacer el desayuno: café y tostadas francesas.
Vi como se removía incomoda entre los cojines, estaba con la misma ropa del día anterior por lo que supuse que había caído muerta allí, muy cansada.
Levantó la cabeza y observo donde estaba, removió su cabello tal vez le dolía el cuello.
Me vio y sonreí, pero ni se inmuto. ¿Acaso era inmune a mis encantos?
Se levanto dirigiéndose directo al baño, vaya señorita malhumorada.
Mientras terminaba de cocinar volvió a aparecer con el cabello húmedo y con mi bata de baño.

-Lo siento -se disculpo- Olvide mi toalla, luego las lavare.

-No hay problema, hay muchas allí guardadas, conserva esa si quieres.

Asintió mirando la cafetera.

-¿Café?-pregunte

-Por favor -una sonrisa iluminó su rostro.

Le serví una taza, y la bebió con sumo placer. Teníamos algo en común.

-Quiero pedirte disculpas por todo lo de anoche. Siento que te hayas llevado una muy mala impresión de mi, en realidad soy así pero anoche me desborde.

-No es nada que no haya visto antes-dijo tranquila.

Una idea irrumpió mi mente.

-¿Qué tal una cena para conocernos un poco?-cuestione.

Ella alzo una ceja y dejo de beber su café.

-Esta bien, pero yo cocino -dijo finalmente.

-Es tu casa -respondí sonriente.

Debía sentirse cómoda aquí, conocer cada detalle.

-¿Por qué te desbordante anoche?-quiso saber

Tal vez no era mala idea contarle, ella no hablaría con nadie.

-Creo que seré padre.

Se removió incomoda en su asiento.

-¿Y eso es malo?

-Muy malo, no soy de esos tipos que nacen para casarse y tener hijos. No es lo mio...

-Entonces...-dudo un momento -Estas jodido.

LA ESTRATEGIA |COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora