Capítulo 11

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ALE:

Leo había aceptado el reto bastante bien, y me emocionaba saber cuánto tardaba en adivinar mi nombre. Termine de prepararme para ir a la clínica, tome mi bolso y percibí que alguien me miraba, gire y lo vi con una vianda de comida.
Oh por dios. ¿Por qué este idiota se comportaba tan amable?

-Por si te da hambre -comento.

Retuve mis pensamientos.

-¿A qué se debe esto? -quise saber.

-Solo estoy siendo atento. ¿Quieres que te acompañe? -pregunto.

Mi sangre se heló por la impresión, no quería que me siguiera a donde iba.

-No, puedo ir sola. Gracias.

Pareció decepcionarse.

-¿De qué trabajas Ale? ¿Por qué tanto misterio?

-Trabajo de algo que probablemente detestes y te parezca desagradable-respondí dirigiendome a la puerta de entrada.

-No sé que significa.

Sonreí y lo mire unos instantes.

-Mejor así Leo, no quiero que te metas en mi vida.

Cerré la puerta dándole dramatismo a mi salida.

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LEO:

Tome mi celular y marque el número de Adrien.

-¿Leo?
-¿Cómo estas viejo? ¿fuiste por tu traje?
-No, Armani me envió uno de regalo.
-Bien...-dude un momento.
-¿Qué ocurre amigo?
-Me cancelaron varios contratos-confese.
-¿Qué? ¿Cómo?
-Amber lo hizo.
-Oh esa tipa es de lo peor.
-Si, baje de categoría.
-¿Ya decidiste con quién vendrás a la boda?
-Llevare a Ale.
-¿Tu compañera de piso?
-Si, ¿no te agrada?
-No no es eso, ¿Tienes algo con ella?
-No.
-¿Y cómo va su relación de compañeros...?
-Ella es extraña. Aún no me dice de que trabaja y es más me acaba de decir algo extraño.
-¿Qué te dijo?
-Que yo detestaría su empleo.
-¿Entonces es prostituta?
-No lo creo, es muy rara.
-Yo te lo dije, nadie metería a un extraño a su casa.
-Yo si, y no me arrepiento. Al menos por ahora.

A pesar de ser tan esquiva con algunas cuestiones, no quitaba que era muy agradable tenerla viviendo conmigo, aquella noche quería sorprenderla y cocinar algo para ambos. No la veía mas allá como mi compañera de piso, pero había algo que me hacia querer ser mejor.
Cada vez que sus ojos verdes me miraban me sentía de cristal, como si viese a través de mi.
No podía enamorarme, así como estábamos todo funcionaba mejor.
Eran pasadas las una de la madrugada, había hecho lasaña, sabia que le encantaba. En cualquier momento atravesaría la puerta con sus auriculares.
Una y cuarto, no llegaba, me estaba preocupando, iba a llamarla por celular pero no quería sonar como un novio psicópata o algo por el estilo.
Tome un abrigo y salí apresuradamente a ver si la cruzaba por las calles cercanas.
Camine tres cuadras hasta avistarla a lo lejos, pero no estaba sola. Un hombre la abrazaba en forma posesiva, y ella le correspondía.
Sentí por un momento como mi corazón se encogía. ¿Estaba celoso? ¿Molesto?
No podía darme el lujo de sentir algo mas por Ale. No si vivíamos juntos.
Gire regresando a casa, tome mi celular y llame a una de tantas mujeres.
Atendió al segundo timbre

-¿Te gustaría venir a mi casa?

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ALE:

-¿Qué?-volví a preguntar

Creo que escuche mal.

-Volverá con su madre -repitió.

-Ella la abandono, ¿Cómo pueden volver a otorgarle la custodia?

-No sabemos la historia oficial, y no somos quién para juzgarla por sus acciones. Límitese a sus obligaciones doctora Marzi.

La madre biológica de Cristina había vuelto por ella, y si todo daba según los cálculos en unas semanas se la llevaría. Me pareció algo totalmente ridículo, yo sabia que había sido abandonada por esa mujer. ¿Por qué creía que ahora era buen momento para ser madre? La pequeña la había necesitado mucho los primeros meses y no estuvo presente.
Evite derramar las lágrimas frente a director de la clínica.
Me cambie el uniforme, no tenia ánimos de caminar, solo quería llorar por esta injusticia.

-¿Ale Estás bien?-pregunto Joel, era uno de los enfermeros de Neo.

-S-si. ¿Supiste lo de Cristina?

Asintió mirándome apenado por la noticia.

Varias lágrimas se asomaron por mis ojos.

-Te acompaño a casa -me tendió su mano en modo de invitación.

Caminamos el trecho abrazados, a ambos nos dolía esto. Él me había ayudado a salvarla muchas veces, Cristina tenia varias complicaciones en los pulmones y en el corazón. Joel fue quien siempre estuvo para resguardarla en las noches, pero le habían cambiado el turno junto conmigo al enviarnos a la clínica. Muchos creían que eramos pareja pero él pateaba para el otro equipo, estaba casado con hombre un poco mayor y anhelaban tener hijos, Cristina era una de sus opciones y yo estaba feliz al saber que por lo menos alguien la cuidaría como lo merecía.
Pero hoy nuestro plan había sido frustrado de la peor manera, y no podíamos hacer nada al respecto.

-¿Qué haremos ahora?

Suspiro pesadamente y me abrazo mas fuerte.

-No podemos hacer mucho-admitió.

Sufría al pensar que tal vez la pequeña no seria cuidada con amor.

-Es tan injusto.

Llegue al apartamento y me despedí de Joel agradeciéndole sus palabras y su presencia.
Al entrar pude oír el inconfundible sonido de los gemidos de una mujer, otra más del montón que adoraban ser usadas y desechadas después.
¿Esas chicas sentían amor propio? ¿o al menos respeto?
Admito que Leo era muy apuesto y agradable pero mas allá de eso no tenia mucho mas que destacar, aparte de ser irresponsable y no responder por sus errores.
Todo lo que brilla no es oro pero ellas no parecían saberlo.

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