Capitulo 13

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ALE:

¿Él siempre era así con todas o solo conmigo?
Mientras caminábamos hacia el salón de belleza no dejaba de seducir a cada una, absolutamente todas las mujeres que nos cruzábamos.

-¿Por qué haces eso con ellas? No deberías jugar con las mujeres como si fuesen juguetes -opine.

-Ellas me buscan -respondió

-Pero tú las provocas, vas por ahí mirándolas, pavoneándote con tu atractivo, las pones como locas.

-Yo no hago eso, así es como camino-se defendió.

Me exasperaba, siempre encontraba la manera de justificarse.

Llegamos al salón pero para mi sorpresa y desagrado solo trabajarían conmigo. Y por más que quise negarme Leo no me permitió hacer nada, me senté allí como una niña pequeña y deje que tratasen con mi cabello y mis uñas.

Él me observaba divertido desde donde aguardaba a que terminaran.

-Sé que disfrutas ver como me torturan -hable.

-Lo hago.

Era doloroso e incomodo tener tantos productos en la cabeza y a alguien limando mis uñas, no veía la hora de salir corriendo.

Al terminar, luego de varias horas nos retiramos hacia el departamento, no me veía en un spa semi desnuda con mi compañero de cuarto a mi lado de la misma forma. Sería vergonzoso.

-Te agradezco por esto -dije apuntando a mi cabeza.

-¡Oh pero que modales! igual disfrute verte haciendo esas muecas de dolor.

-Fue desgarrador...

-¡Qué exagerada! Me han hecho cosas peores...

-¿Cómo qué?-quise saber.

Levanto una ceja expectante, sus ojos brillaban divertidos. Se sirvió una copa de vino y me tendió una.

-Me cortaron el cabello con fuego.

-¡No!

-Te lo juro, fue en un desfile con un estilista muy solicitado en ese momento y yo tenia el cabello largo así que...-hizo con sus dedos la forma de las tijeras cortando.

-No me lo imagino.

Sonrió y yo con él, siempre me relataba cosas así de sus desfiles. Lo oía atenta y le hacia preguntas sobre cosas puntuales. Pero siempre era engreído, no dejaba que muchas personas entraran en su vida, no salia mucho de fiesta y se limitaba a traer mujeres al departamento para luego desecharlas, vi chica tras chica decepcionadas saliendo de su habitación creyendo que con un poco de sexo fácil conseguirían algo.
Él se resignaba a recibir visitas si no eran Adrien o alguien muy cercano, estaba cerrado a las emociones de una forma extraña y en eso nos parecíamos, ninguno quería crear vínculos con las personas equivocadas.

Allí estaba contandome cuando fue a Marbella, París, Londres y yo lo escuchaba fascinada por todo los que había vivido con apenas 24 años, a pesar de tener varios defectos narcisistas algo en él destacaba y era su interés en la cultura de cada país al que viajaba, se aprendía los recorridos de las visitas turísticas e investigaba sobre los lugares históricos, era algo que le encantaba.

No teníamos casi nada en común y eso me tranquilizaba.

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LEO:

La noche caía y aún no habíamos cenado, propuse algo rápido y a domicilio para evitarnos el desorden en la cocina.
Ella estaba sentada en el sillón amplio con las piernas cruzadas y su cabello sobre sus hombros, se reía con mis ocurrencias y yo disfrutaba hacerla reír.
Le propuse irnos a dormir temprano pero no quiso hacerlo, era su primera noche libre de labores y deseaba estar despierta, por más que le advirtiera que al día siguiente debíamos viajar y arreglarnos, no se molesto en irse a la cama.

-¿Adivinaste mi nombre?-pregunto fijando sus ojos verdes en los mios.

-Estoy en eso, pero lo lograre -respondí apuntándola con mi dedo.

Ella sonreía negando con la cabeza, sabía que no lo adivinaría pero no perdía la esperanza.

-¿Por qué eres tan misteriosa?

-¿Por qué no serlo? -ironizó.

Me observo unos momentos y dejo su copa de lado, suspiro profundamente y comenzó a hablar:

-Esto es así, dentro de cuatro meses tendré que irme del país, si todo sale bien. Por eso no quiero crear ningún lazo contigo. No quiero que me extrañes, ni que pienses en lo que sucedió conmigo. Cuando cruce esa puerta con mi maleta, no volverás a saber más de mi.

Me sorprendí mucho, como si de un día para el otro ella lograse que mi vida girase a su alrededor, no era posible.

Era antipática cuando no estaba de humor, siempre lucia cansada pero cuando se sentía bien parecía más joven y atractiva de lo que era.
No conocía a nadie de su familia o su circulo cercano, siempre estaba sola y parecía disfrutarlo, de vez en cuando tenia un libro entre las narices y recorría la casa con el entre sus manos.

Al llegar la media noche decidí irme a dormir, para mi sorpresa una tormenta se hizo presente. La posición de mi cama hacia que viera directamente a la habitación de Ale y jamás me había fijado en eso, vi como se acomodaba en cabello para acostarse sin arruinarlo. Tenia una expresión triste, se estaba observando en el espejo, yo debía cerrar la puerta y dejarla disfrutar de su privacidad pero no podía dejar de mirarla, giró y me vio. Se acerco a su puerta y la cerro poco a poco, pude ver como las lágrimas corrían por su rostro, estaba llorando.
Me dejo helado.

LA ESTRATEGIA |COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora