capitulo 24

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ALE:

No sabia cuanto tiempo paso desde que la operación había comenzado, estaba recostada en las sillas afuera del quirófano. El aire se había vuelto frío y muy pesado, pensé la hora que seria, ni si quiera tenia ganas de sacar el celular.

-Psss Ale, ¿eres tú?

Levante la vista y vi a Joel con su uniforme de enfermero. Me senté y me observo pesaroso.

-Si. ¿qué ocurre? -pregunte.

-Vine a hacerte compañía -se sentó a mi lado y me abrazo con fuerza.

-Eres famosa en todo la clínica, dicen que estabas por casarte con Leo Strauss -hablo susurrante.

-No es verdad, es mi compañero de cuarto. Rento una habitación en su casa- confesé.

-Bueno, pero al menos convives con ese papasito.

Asenti un poco divertida, pero en realidad no tenia ánimos de nada.

-Allí afuera es un caos- comentó el enfermero -Los periodistas están frenéticos con la noticia, creo que cerca de las ocho darán un parte médico público para que no molesten.

-¿Alguien conocido o familiar pregunto por él? -quise saber.

-No. No vi a nadie.

Leo era simpático pero no del tipo sociable y muy amigable.
Era mas como un don Juan reclutador de mujeres para divertirse. Sabia que Adrien era su único amigo cercano, mas la rubia que decía llevar un bebé de él.

-¿Quieres café? -preguntó Joel sacandome de mis pensamientos.

-Si por favor.

En dos pasos ya había salido de la sala, era atractivo sino fuera gay probablemente saldría con él para olvidar a Leo.

El quirófano se estaba despejando poco a poco y pronto sacarían a Leo para llevarlo a terapia. El doctor que lo había operado vino a mi encuentro.

-El joven es fuerte, lo llevaremos a terapia intensiva. Esta fuera de peligro pero allí estará más vigilado.

Sentí como mi corazón se tranquilizaba con sus palabras.

-Gracias Doctor.

-Suerte doctora, todo saldrá bien.

Hay cuestiones en las cuales los médicos ya no tienen dominio. A veces la vida de un paciente pende de un hilo y hay muy poco en lo que podamos ayudar.

Vi como la camilla de Leo salía lentamente, la sangre de mi cuerpo se heló ante el panorama. No era Él después de la operación.
Una venda cubría su cabeza y por debajo de su mandíbula, eran evidentes los hematomas que cubrían sus brazos y su pecho. Su pierna izquierda estaba enyesada y su mano izquierda estaba vendada.

-¿Habitación? -pregunte a los camilleros.

-202 Doctora, en terapia intensiva, cuando mejore se le asignara una habitación particular.

-Bien.

Lo llevaron hacia al ascensor y pensé en seguirlos pero ya seria demasiado. Gire y me dirigí a la entrada, iría a casa por algunas cosas y volvería mas tarde para estar por si despertaba. Encontré a Joel en la maquina de café y le avise que me iba.

Hice las cinco cuadras cabizbaja con mis ojos ardiendo debido a las lágrimas que había derramado todo el día, mi cara debía estar inflamada.
Llegue al departamento y los teléfonos no dejaban de sonar, no pensaba atender a nadie. Busque el celular personal de Leo para llamar a alguien cercano, al encontrarlo pude notar que no tenia ninguna llamada y ningún mensaje. Solo tenia 3 contactos:

-Adrien
-Ale
-Mamá.

Era triste y muy deprimente pero tal vez este celular era para los muy cercanos.
Marque el número de su madre.
Ella atendió al segundo timbre.

-¿Leo?
-No, soy su compañera de cuarto. Soy Ale.
-Querida, ¿Por qué me llamas ? ¿Y Leo?
-Señora Strauss, su hijo sufrió un accidente el día de hoy. Pero esta fuera de peligro.
Me apresure a decirle eso para no asustarla.
-¿Qué? ¿Qué le ocurrió?
-Cayó de un balcón.
-Iré ahora mismo. ¿Dónde está?

Le pase la dirección de la clínica, y quedamos en vernos en la entrada. Se oía como una mujer muy amable. Por la distancia que había entre su casa y el centro tardaría unas 3 horas en llegar.

Me duche y prepare un bolso pequeño para quedarme unos días en la clínica.
Comí algo rápidamente, y escuche un maullido proveniente del cuarto de Leo, vi al pequeño gatito gris que Joel me había dado para cuidar. Lo tome en mis manos y marque a su dueño para devolverlo.

Eran casi las ocho cuando Joel recogió al pequeño animal, se había ofrecido para quedarse conmigo esa noche pero le dije que iría a la clínica.

Una vez que ya tenia todo para partir rumbo al hospital me di cuenta de cuan vacío estaba el departamento, ayer había sido tan diferente y hoy estábamos cada uno con una lucha distinta. Leo peleaba por su vida y yo por descifrar lo que sentía. Lo extrañaba, demasiado.

A las diez de la noche llegue frente a la clínica, me senté en la sala para esperar a la señora Strauss, cinco minutos después una pareja mayor preguntaba por Leo en recepción, me acerque a ellos y me presente.

—Soy la doctora Marzi, y compañera de Leo.

La señora Strauss me observaba incrédula, el señor Strauss fue el primero en hablar.

—Un placer conocerla bella mujer, Víctor y Adela Strauss —se presento.

—Doctora...

—Llamenme Ale por favor —pedí.

—Ale, ¿Qué le ocurrió a nuestro hijo? —inquirió la señora Strauss.

—Cayó desde la ventana, aún no sé como pero lo importante es que se encuentra estable. Acompañenme los llevare a verlo.

Se tomaron con fuerza de la mano, y me siguieron por los pasillos.

—Me alegra que por fin Leo tenga una influencia positiva en su vida, oramos tanto para que volviera al camino correcto.

La señora parecía muy penumbrosa con respecto a su hijo, yo solo sonreía al oír sus palabras.

Llegamos a terapia intensiva y nos dirigimos a la cama 202.

Al correr la cortina nos quedamos helados, los padres de Leo se abrazaron y la mujer me tomo muy fuerte de las manos.

—Por favor, que no sea lo que estoy pensando —hablo el Señor Strauss.

Mire alrededor, no quería creerlo.

La cama estaba vacía... 

LA ESTRATEGIA |COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora