1. Es todo tu culpa

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Era el último viernes de las vacaciones de verano, era un día normal en casa con mi hermano. 

— ¡No puedes hacer eso!- grito desesperada mirando a mi hermano.

Y sí, un día normal en casa con mi hermano significaba gritos y yo diciéndole lo que tiene que hacer.

— Obviamente que puedo hacerlo, más que nada, lo haré- dice sonriendo mientras me mira.

Mete un huevo en el microondas y yo me alejo de este. Mi querido hermano me mira elevando una ceja queriendo decir "mira qué listo soy" yo me cruzo de brazos y elevo ambas cejas.

Entonces oigo la pequeña explosión y mi hermanito queda empapado de amarillento huevo.

—Te dije que no podías meter un huevo en el microondas- digo negando con la cabeza mientras él se quita el exceso de huevo de los ojos.

Mi padre llega corriendo a la cocina.

— ¿Qué ha pasado aquí y por qué tu hermano está cubierto de huevo?- pregunta confundido mirándonos a ambos.

— Mi querido hermano quiso hacerse el listo- comento con una sonrisa en mi rostro.

Mi padre dirige la mirada a mi hermano que ahora se limpia la cara con una servilleta mientras mantiene una mueca de asco.

— Alex... Ya hablamos sobre no hacerle caso a Scarlett- dice mi padre negando con la cabeza.

— Pero... Papá- se lamenta mi hermano.

— Chicos... Ya tienen 16 años, compórtense- oigo a mi madre desde el exterior de la cocina.

— ¡16 y medio!- gritamos mi hermano y yo al unísono.

Mi padre, Adrián, mira con seriedad a mi hermano, normalmente le gusta usar esa faceta de serio y duro, pero no la sostiene mucho, en su interior (Y mi hermano y yo lo sabemos) es un hombre dulce, un angelito.

— ¿Podéis venir al salón?- pregunta mi madre desde el salón mismo. 

Mi madre, Aitana, una mujer valiente y dulce, es un amor de mujer y siempre te tratará bien, como su propio hijo diría yo, pero por favor, no intentes cabrearla, te aconsejo que no lo hagas, nadie la quiere ver gritar.

— ¿Por qué?- pregunta el indecente de mi hermano cuando los tres nos dirigimos al salón.

— Tenemos que hablar con vosotros- dice mi padre mirando al suelo.

Oh no, cuando mi padre mira al suelo no es una buena señal.

— Sea lo que sea ha sido culpa de Alex- comento señalando a mi hermano.

—¡Oye!- grita mi hermano mirándome mal.

— Chicos por favor- comenta mi madre mientras nosotros nos dejamos caer a la vez en el sofá.

Mi padre se sienta al lado de ella y se miran entre ellos, es interesante ver cómo se miran y se entienden con una sola mirada. Ambos se siguen queriendo tanto como cuando éramos pequeños... Es tan bonito, siempre me hubiese gustado tener a alguien que me quisiese tanto como se quieren mis padres.

— ¿Podéis daros prisa?¿por favor?- pregunta mi hermano rodando los ojos.

Yo le pego un pequeño puñetazo en el hombro y el gruñe.

—Bruta, no me pegues- dice manoseando se el hombro.

— Cállate estupido- digo rodando los ojos.

— Chicos, por favor,- comenta mi madre mirándonos a ambos con seriedad.

Mi hermano y yo les miramos atentos.

Gen D [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora