41. El misterio eres tú

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Veo aparecer el coche de Adam que aparca delante de la fraternidad deportiva. Él sale del coche con una pequeña sonrisa en su rostro, va vestido con una camiseta de manga corta obviamente negra y unos vaqueros, algo tan simple y se le ve malditamente atractivo. Abre la puerta del acompañante y eleva una ceja esperando a que yo entre.

— Venga, tengo una sorpresa para ti- dice con una sonrisa en la cara.

— ¿Una sorpresa? ¿Ahora?

— ¿Qué tiene de malo? Te prometo que no te arrepentirás. 

¿Debería confiar en él?

Demasiado tarde, ya estaba dentro del coche, no hice mi lista de pros y de contras, otra vez ¿para que me sigo insistiendo si sé que todo lo relacionado con Adam no soy capaz de pensarlo dos veces?

Adam cierra la puerta y después se sienta en el asiento del conductor. Me mira y ladea la cabeza.

— ¿Estás lista para pasar la tarde con el maravilloso Adam Walker?- pregunta guiñándome un ojo.

— Bueno, tenía algunas cosas que hacer esta tarde- digo encogiéndome de hombros.

Él me mira incrédulo y niega con la cabeza.

— ¿Algo mejor que pasar tiempo conmigo? Imposible- me mira elevando una ceja con una sonrisa arrogante.

— Me estoy replanteando lo de perdonarte, niño egocéntrico.

Él ríe y niega con la cabeza —No te lo replantees, va a ser la mejor tarde de tu vida.

—¿Y que es lo que vamos a hacer en la mejor tarde de mi vida?

— ¿Pasar tiempo conmigo no es suficiente?

— Adaaaaaam- digo y le doy un pequeño golpe en el hombro haciéndole reír de nuevo.

— Vale vale, perdón, pero es una sorpresa no te lo puedo decir Enana- se encoge de homrbos.

— ¿Debería confiar en ti?- pregunto sarcástica y él ríe.—No seas idiota, no te rías- digo haciendo una mueca.

— Eso no lo puedo decidir yo- se encoge de hombros —¿Confías en mí?- se inclina hacia delante y me mira fijamente a los ojos con una tonta sonrisa socarrona en la cara.

Y yo a decir verdad es que podría quedarme horas y horas mirándole a los ojos, sintiendo ese nerviosismo que él me genera, pero tengo que darle una respuesta.

—¿Qué es lo que quieres oír?- pregunto elevando una ceja.

Él se relame los labios — La verdad.

—Te tendré que dar la oportunidad para ganarte tu perdón de alguna forma ¿no?

— No me cambies de tema- susurra.

— Tú tampoco me dices dónde vamos así que es tu palabra contra la mía- me encojo de hombros.

Él se aleja y niega con la cabeza—Tú ganas Enana

Yo sonrío y niego con la cabeza — Arranca el coche anda.- digo y él se dirige a ello pero le freno— Espera— digo haciendo que él me mire de nuevo —teniendo en cuenta que no me vas a decir dónde vamos, necesito una cosa,

— Lo que la Enana quiera.

— Me contestarás a todas las preguntas que haga- le miro seriamente.

— Si eso se aplica a ti también.

— Trato hecho- yo sonrío.

Él enciende la radio y me mira de reojo, después arranca el coche y empieza a conducir.

Gen D [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora