46. Nervios

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¿Por qué elegí física como optativa?

No entiendo los ejercicios y ni si quiera me gusta la física ¿por qué pensé que sería buena idea?

Dejo los ejercicios de lado y mentalmente intento atribuirle el problema a que es muy tarde, a que tengo hambre o a lo que ha ocurrido antes con Adam.

Toda la discusión de antes me había quitado el hambre y en general, las ganas de estar con los chicos, así que nada más llegar me subí a mi habitación con la excusa de que tenía que hacer los ejercicios de física. Que en cierto modo era verdad.

Miro la pantalla de mi móvil otra vez, ni una notificación. Imagino que mis primos y amigos estaban ocupados. Miro la hora y me levanto del suelo donde tenía esparcidos todos mis apuntes pensando que cuanto antes me vaya a dormir antes acabaría este día esperando que el día de mañana fuera mejor.

Cuando me siento en la cama oigo que alguien llama a la puerta.

- ¿Quién es?- pregunto.

Aunque la respuesta me sorprende - Soy yo, Adam.

Suspiro y me levanto de la cama para abrir la puerta.

Detrás de la puerta se encuentra el mismísimo Adam Walker, mirándome desde las alturas con un gesto de arrepentimiento.

- Adam no quiero hablar contigo- digo con desgana y evito mirarle a toda costa.

- Lo sé- contesta - Por eso he traído esto- me enseña lo que antes escondía detrás de su espalda, un gran bote de mi helado azul favorito y dos cucharas.

- Adam ese helado sólo lo venden en una tienda de la otra punta de la ciudad- murmuro.

- También lo sé, acabo de llegar, he tenido suerte, pensaba que ya habían cerrado.- habla con calma .

Yo elevo la mirada para encontrarme con sus brillantes ojos oscuros - Adam...

Él me interrumpe - Ni si quiera tenemos que hablar si no quieres- dice con un tono esperanzado.

¿Cómo no podía dejarlo pasar después de eso?

No lo sé porque le dejé pasar.

Me agacho a recoger los apuntes que aún quedaban en el suelo y los dejo sobre mi escritorio cuando me giro Adam estaba sentado en el suelo abriendo el bote de helado. Yo me siento a su lado guardando las distancias. Porque que le haya dejado entrar no significaba que todo estuviese bien.

Él me pasa el bote de helado y la cuchara con una leve sonrisa. Yo lo acepto y tomo una cucharada. No recordaba lo increíble que sabía este helado.

- Me he pasado- murmura - Lo siento.

Yo le miro y tomo otra cucharada de helado, no sabía que contestar a eso, yo estaba bastante molesta, y aunque hubiese sido una tontería, para mí un perdón no era suficiente.

- No te lo conté porque no quiero pensar en ello- niega con la cabeza y yo le presto atención - Que vengan unos ojeadores a verme... Me parece estúpido, no soy tan bueno para que gasten su tiempo en mí... ¿Y si no quiero dedicarme a eso? Es que ni si quiera tengo claro qué quiero hacer con mi vida.- Se le ve frustrado - Me daba la sensación de que a cuanta más gente se lo contase, más real se haría, más importancia le darían y más presión me generaría, no sé lo que quiero, incluso aún queda otro año, pero me pienso que debería haber tomado una decisión ya, todo el mundo a mi alrededor lo tiene claro y yo no, y me siento perdido.

Dejo el helado de lado para escucharle ya que me di cuenta de que lo que me estaba contando era importante para él.

- Nunca he tenido que tomar ninguna decisión, en mi vida todo ha ido ocurriendo sin que yo pudiese hacer nada para cambiarlo y me acostumbré a eso, todas las decisiones que he tomado han sido cosas sin importancia o cosas que he tenido claras....- yo coloco mi mano sobre su hombro para que me mire.

Gen D [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora