34. No huyo de tí

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— ¡Que asco!— oigo el grito que proviene del salón mientras recojo mi habitación. 

Y eso me deja claro que los chicos ya están abajo recogiendo toda la basura de la fiesta.

Al escuchar el ruido de los chicos en la planta baja y ya vestida preparada para limpiar la casa bajé las escaleras de dos en dos vestida con ropa de estar por casa. Unas mallas oscuras y una camiseta amplia que bien podría ser de alguno de los chicos.

Cuando llego a la plata baja. Algunos de los componentes de Kappa Beta están recogiendo cosas que hay sobre el suelo y en todas partes.

— Que asco tío- dice Dave elevando lo que parece ser un calcetín sucio.

— Creo que eso puede ser mío- dice Chad elevando una mano y Dave rueda los ojos.

— Asqueroso- le despotrica Dave y el aludido se encoge de hombros.

Es entonces cuando Thomas me ve desde la cocina y me saluda con la mano, Chad se da la vuelta y me mira.

— Vaya vaya- dice sonriendo de lado mirándome —Buenos días señorita... ¿Walker? -dice burlón.

— Solo dime donde tengo que ir Chad- digo cruzándome de brazos ahora con las mejillas coloradas.

Dave tira el calcetín a la basura, Chad se gira hacia él.

— Oye que eso es mío- se queja Chad.

— Dime que no pensabas ponerte eso de nuevo nunca más- dice Dave.

— Era mío, y tal vez quería mantenerlo de... ¿Recuerdo? - dice Chad negociándose de hombros.

— ¿Recuerdo de qué? ¿De el día que conseguiste el récord mundial de días sin ducharse?- Pregunta Dave sarcástico.

— Eres odioso- dice Chad frunciendo el ceño.

Yo sonrío oyéndolos discutir mientras intento no reírme por la situación, en ese momento alguien me agarra de los hombros desde atrás haciendo que me sobresalte.

— ¿Me echabas de menos?- pregunta Adam sobre mi oído y yo trago saliva, siento mis piernas temblar y  cuando intento controlar que mi corazón no lata demasiado rápido, sorpresa, no lo consigo — Me haría ilusión que algún día admitieses que tu corazón late tan rápido por mi culpa- susurra de nuevo y yo gruño.

Él se separa de mí riendo y niega con la cabeza.

Después de la escenita en el sofá los chicos no tardaron en llegar y empezar a organizar todo para recoger el desastre que ayer hicieron en la fiesta en el que me veía incluida.

Yo por mi parte no podía estar cerca de Adam. Ahora todo era diferente, ahora sabía lo que sentía y no sabía como actuar en consecuencia. Y Adam no lo estaba poniendo nada fácil.

— ¡Chad! ¿La piscina?- pregunta Adam cambiando de tema como si no importase.

— Sí, vosotros erais los últimos así que os tocó lo peor- dice encogiéndose de hombros — Estamos a punto de acabar así que iremos a por unas hamburguesas para comer- dice Chad cerrando una de las bolsas de basura y después lanzado me a mí un paquete de bolsas de basura negras.

Gen D [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora