Capítulo 37- Final.

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Especial pensamientos de Anne


Cuidar a Alba ha sido uno de los trabajos más bonitos que he tenido. La niña es una preciosidad, me recuerda mucho a Rebeca, pese a que sus ojos sean igual que los de su padre. Sentir que estoy ayudando al esposo de mi amiga con su hija es reconfortante para mí.

Matías se muestra muy agradecido y amable conmigo. Sin embargo, se muestra contenido, ausente en su mundo, no habla, casi no come, se la pasa encerrado en su despacho o con su hija únicamente. Se ve dedicado y bastante aferrado a Alba, algo que en cierto modo no veo tan bueno.

Alba ha tomado nuevas costumbres cómo no dormir en las tardes si Matías no está...cosa que es muy malo a mi parecer.

Alba ya ha cumplido tres meses y es una niña muy espabilada, juguetona y despierta y muy sana. Un encanto de ver. Ya he terminado con la pintura en su cuarto, he terminado los animalitos que Rebeca ha dibujado. Ahora, sólo queda hacer una limpieza profunda y comenzar a meter las nuevas cosas de la niña.

Matías, es otro asunto que contar. Durante el día se muestra fuerte, recio y hasta duro con sus empleados, tal cual como Rebeca me contaba que era. Sin embargo, no sería la primera vez que me lo consigo, como ésta mañana, tirado en medio del armario, dormido junto a las prendas ahora arrugadas de la vieja ropa de Rebeca. Niego con la cabeza y cojo a Alba entre mis brazos para salir de su habitación.

Ya ha pasado un mes que llegó a Canadá y sigue aferrado a aquella situación.

-Creo que debería hablar con Matías –Digo a Patricia que hace el desayuno.

-¿Por qué lo dices? –Pregunta la mujer. Yo, sostengo a Alba en mis brazos mientras le doy el biberón.

-Otra vez lo he visto dormido dentro del armario, junto a la ropa de Rebeca. Creo...que es algo enfermizo...

-Le costará mucho aceptarlo, es normal...-Dice la mujer mirándome, le devuelvo la mirada y frunzo los labios.

-No lo sé Patricia, entiendo que no pueda superarlo tan rápido ¡Ni yo misma acabo de aceptarlo! No obstante, veo mal que aun tenga las cenizas de mi amiga aún en su despacho. Que duerma rodeado de su ropa ¡Todas las mañanas tiene los ojos hinchados! Seguro llora durante toda la noche. Eso podría enfermar a la bebé...los niños presienten.

-Es cierto...pero no me vería capaz de hacerlo.

-Yo puedo hacerlo.

-Creo que será mejor que no lo hagas...conozco su carácter. Puede tomarlo a mal.

-Pues no me importa, lo haré –Patricia coloca los ojos en blanco y continúa con su trabajo.

Matías baja media hora después, duchado y vestido con uno de sus trajes preparado para salir a su oficina. Nos saluda a Patricia y a mí con un beso en la mejilla y luego toma a su bebé entre sus brazos para jugar con ella un tiempo antes de salir a trabajar.

-Matías, me gustaría hablar contigo.

-¿Sobre? –Pregunta con su voz seca, aunque no mal intencionada, de siempre.

-Sobre ti.

-¿Sobre mí? –Alza las cejas al tiempo que besa la manita que Alba intenta meter en su boca.

-Sí

-Pues, ahora tengo que irme. Será después...-Patricia me mira con gesto de "déjalo en paz" pero yo ignoro su mirada. Matías no dice nada más, deja a la niña en mis brazos una vez más y se despide para ir a trabajar.

-Será mejor que no lo hagas...

-Pues, igual lo haré...

Matías

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