Capítulo largo.
-Es una niña –Los brillantes ojos azules de Matías se abren con emoción, una hermosa sonrisa aparece en sus labios y segundos después me mira ilusionado. Todo aquello lo miro como si de cámara lenta, en una película, se tratase. Es una de las visiones más hermosas, ver a Matías así; tan alegre, con su rostro iluminado, sus ojos azules y expresivos brillantes, su sonrisa de dientes alineados y blancos asomándose por sus labios rosados, con esa ligera forma de corazón. Él, era perfecto. Y estaba segura que nuestra hija así lo sería.
-Felicidades, señor y señora Martínez.
-Gracias –Sonreímos al doctor al mismo tiempo- ¿Ella está bien?
-Está perfectamente, su crecimiento es en completa normalidad ¿Se fijan aquí? –Señaló la pantalla mientras movía el aparatillo del eco por encima de mi ligeramente abultado vientre- Es su cabeza, por aquí están los bracitos.
-Es tan pequeña...
-Sí –asintió el hombre mirando con alegría a mi esposo- Pero lo que realmente es impresionante es escuchar su corazón. Ya vamos a adaptar el ultrasonido.
Matías y yo mirábamos al doctor mientras hacia su trabajo, maniobrando de aquí allá, tecleando y cambiando las posiciones del apartito. Unos minutos después, la habitación se llenó de un sonido constante y acelerado que nos intrigó a ambos.
-Ese es su corazón.
-Va de prisa.
-Oh sí, es completamente normal. Recordemos que es muy pequeño.
-Es perfecta –Giré los ojos a Matías que miraba la pantalla atontado mientras se escuchaban los latidos. Mi propio corazón latía de prisa por la emoción, mi pecho se hinchaba de orgullo y alegría. Era el momento más hermoso de mi vida, nuestro momento, nuestra hija...
Ver a un hombre tan guapo como Matías, decir que su hija era perfecta, cuando nada más se veía una figura algo distorsionada pese a distinguirse la formación de sus bracitos y una muy grande cabeza para su cuerpo, era lo más reconfortante del mundo ¿Podía ser más tierno?
-¿Quieren nuevas fotografías?
-¡Por supuesto!
-Bien, ya les imprimo unas.
Regresamos a casa con un Matías hablando animadamente sobre las cosas que comenzaría a comprar para nuestra hija. Yo solo podía escucharlo atentamente y responder cuando debía, quería solo deleitarme con su carisma.
¿Quién lo diría? Aquel hombre dominante, amargado, mal educado y engreído que conocí había muerto. Este Matías era uno nuevo, una realmente encantador y del cual me enamoraba hasta perder la cabeza.
Llegamos a casa y me avisó que debía ir a su despacho a trabajar, yo me dispuse a comunicarme con mi familia para darles la noticia.
-¡Una niña! –Gritó con emoción mi tía por la vídeo llamada, Mary saltó de emoción con su enorme barriga a punto de estallar.
-Oye, cuidado –regañó con suavidad su esposo a su lado, tomando su barriga. Reí negando con la cabeza. Esa mujer no tenía compón, mira que tener una barriga de nueve meses a punto de dar a luz y estar saltando, no era más que de locas como ella.
-¿Cómo lo ha tomado Matías? –Preguntó mi tía una vez más.
-Está loco de alegría. Les ha mandado saludos, ahora está trabajando en su despacho.
-Pobre muchacho, no deja de trabajar.
-Por algo es rico...-se mofó con ironía mi prima.
-Ya veo que está trabajando –Soltó de pronto Santiago mirando su teléfono celular, mi tía y su esposa lo miraron con el ceño fruncido, al igual que yo lo veía a través de la pantalla con el mío arrugado.
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Mundos Adversos
RomanceRebeca, una chica Venezolana que huye a la edad de veinte años de su país, por causa de la enfermedad de su madre, en busca de una mejora económica que la ayude a salvarla. Por desgracia, la vida le quitó a esa bella mujer que la crió, dejándola com...