Capítulo 15 -Una muestra de la vida real.

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Nos levantamos cerca de las doce del mediodía. Cuando fui en busca de Matías este estaba terminando de arreglarse, ya se había aseado.

-¿Tienes hambre?

-Un poco.

-¿Has comido Arepas?

-¿Arepas? –pronunció torpemente con el cejo fruncido. Reí y volví a pronunciarlo corrigiéndolo.

-Sí, Arepas.

-No ¿Qué son?

-Es masa de maíz pre-cocida y se coloca en una sartén especial, o como lo llamamos aquí, budare.

-¿Y cómo se come?

-Pues, cuando está cocida se abre y se rellena con Jamón o queso, o con lo que desees.

-Umm...

-Es rico, espero te guste.

-Lo que he probado ayer, me ha gustado. Era muy bueno.

-Lo sé –bajamos sin dejar de hablar. Yo me había colocado un short de jean y una camisa de tirantes en color rosa palo. Matías tenía una franela blanca, de esas que se coloca como guardacamisa, y un short de estar en casa.

-¿Podríamos ir a comprar ropa hoy? Ya no me queda nada acorde con el clima –reí y asentí.

-Claro, podemos ir a algún centro comercial. Pero debemos cambiar moneda, no podrás comprar con dólares.

-¿Sabes dónde se puede cambiar?

-Mi tía tiene un amigo, ya le digo.

-Vale, gracias –Asentí y nos adentramos en la cocina.

-¡Buenos Días!

-¡Hola muchachones! ¿Cómo han dormido?

-Bien señora Rosa, Gracias –respondió Matías.

-¿No te ha dado mucho frío? Porque habían más cobijas en el closet.

-No, no, estuve bien, gracias –mi tía le sonrió y siguió en lo suyo.

-¿Necesita ayuda señora Rosa?

-¡No chico! ¡Tú eres el invitado! Anda con los muchachos, están afuera.

-Okay –le sonreí y este devolviendo el gesto se alejó hacia la parte trasera de la casa, donde ya mis primos estaban lanzándose a la piscina. Observé a Matías saludar a mis tíos y mis primos mientras se sentaba con ellos, bajo el sol del mediodía, su cabello castaño viéndose más claro, sonrió por algo que dijo mi prima y negó con la cabeza ¿Qué le estará diciendo?

-¿Dónde está mi abuela y Laura?

-Han salido a comprar algunas cosas.

-Déjame ayudarte –me puse a ayudar a mi tía a terminar con el desayuno (Aunque era ya casi la hora de almuerzo) al parecer, ellos también se habían acostado bastante tarde y habían despertado hace no tanto.

-¿Le has colocado sal a los huevo? –mi tía asintió. Cogí un bol y saque los huevos revueltos para colocarlos en él. Ella sacaba las Arepas del horno, le gustaba ponerlas al budare y luego meterlas un rato al horno para que "esponjaran". Tomé los platos y los cubiertos y comencé a llevarlos afuera para colocarlos en el mesón de mármol junto a la parrillera, en la chocita. Al regresar a la cocina, devuelta a la casa, habían llegado mi abuela y la tía Laura con algunas compras.

-Hola abuelita.

-Hola hijita ¿Cómo durmieron?

-Bien, gracias.

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