De rodillas ante un Juez

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Sábado, eran las ocho de la mañana, Antonio llegaba a la casa de Fernando, el olor a café y a panqueques, proveniente de la cocina, llegaba al jardín, la boca se le hizo agua, imaginando las esponjosas y deliciosas tortitas untadas de mantequilla y miel. Se apresuró a entrar a la cocina para quitarle un panqueque a María y acompañarlo con una buena taza de café. Se sorprendió al entrar y conseguir a Fernando, con el delantal puesto, frente a la cocina sosteniendo el sartén, mientras le daba la vuelta a una panqueque. No pudo evitar sonreír, se quedó mirándolo unos minutos viéndolo como se desenvolvía en la cocina. Sonreído y en silencio, quiso gastarle una broma a Fernando, sacó del bolsillo el teléfono, lo preparó para tomar una foto, quería inmortalizar el momento.

-Este momento, hay que guardarlo como un recuerdo, le llamaré "Cocinando para ganar puntos, así se lo curra el empresario Fernando De la Riva"  -expresó mirándolo divertido y captando la imagen con el teléfono-. ¿Estás de manitas en la cocina? ¿Qué hiciste anoche, después que te dejé? Sólo cocinas cuando quieres ganar puntos. -Dijo tomando varias fotos, ante la mirada de sorpresa de Fernando-,  me niego a pensar, que anoche después de dejarte, actuaste como una bestia y desahogaste con Paula, lo que no pudiste hacer en el apartamento y por esa razón, le estás preparando el desayuno ¿No te habrás atrevido? ¿No habrás sido tan... hijo de puta...? -Lo interrogó mirándolo serio, esperando negara lo que suponía había hecho.

El rostro de  Fernando se puso rojo, sus ojos azules se inyectaron de sangre, apretó la mandíbula.

-Te lo digo por última vez, ¡no abras la puta boca para decir estupideces! Ayer no fue un buen día, no pasé buena noche, así que, ¡no me jodas y no me colmes la paciencia, tan temprano! Puedo descargar contigo todo el coraje que tengo. Hoy sólo tengo paciencia, para aguantar los reproches de Paula. ¡No estoy de humor, para que me des un sermón! -replicó, molesto señalándolo con la espátula que tenía en una de las manos.

-Sí, necesitas que alguien te diga lo mal que te haz portado desde que te casaste con ella, como haz hecho lo que te da la gana, como tratas mal a Paula. Deja de comportarte como un hijo de puta, y comienza a valorar a tu mujer y tus hijos, o cambias, o vas a terminar alejando a Paula de tu lado. Después, no te te lamentes, ni la culpes a ella. Sabes el problema que tienes, busca ayuda y dedícate a tu familia   -

- ¡Yo no tengo ningún problema! ¡Paula, no me va abandonar nunca! Me ama y estamos casados, hasta que la muerte nos separe. No quiero oírte, lo que tú piensas me importa una mierda. No te pago para que seas mi conciencia, ni mi consejero matrimonial. ¡Limítate a hacer tu trabajo! -Espetó levantando el tono de voz.

- ¿Sabes cual es tu peor  defecto? Te crees el marido y padre perfecto. No te gusta que te digan cuales son tus defectos, tus problemas, evitas hablar cualquier tema que tenga que ver con tu comportamiento. Cambias,  buscas ayuda de un profesional, o vas a terminas perdiendo a Paula y a tus hijos.

-No necesito que me des un sermón, ¡como si tú fueras "San Antonio"!   -Replicó con rudeza.

-No soy San Antonio, pero al menos, tuve la valentía y reconocí que estaba mal, busqué ayuda y me retiré de esa vida de mierda que llevaba, traté de enmendar mis errores con Ángela, y esa es la diferencia, entre tú y yo.

-¿Qué han averiguado tus hombres sobre el bastardo que visitó a  Morgan? -preguntó cambiando la conversación y fijando sus ojos azules en el teléfono que sonaba anunciando la llegada de un mensaje. Antonio desbloqueó la pantalla del teléfono y leyó el mensaje.

-Poco han averiguado, el hombre que visitó a  Morgan no es norteamericano, según datos de la enfermera que habló con él, tiene acento mexicano. El hombre es un picaflor, las dos veces que estuvo en la clínica, le ha estado echando los tejos a la enfermera. No creo que sea el hombre, que tú crees que es. Para poder descartar que sea él, la enfermera nos va ayudar a sacarle información, a cambio de una buena suma de dinero. Me acaba de enviar un mensaje, el chico que está encargado de ese trabajo, el sujeto se ha puesto en contacto con la enfermera, quiere que ella le hable sobre Morgan, han quedado para verse fuera de la clínica esta noche. Mañana tendremos esa información. -contestó guardando el teléfono en el bolsillo.

Sirena del OcasoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora