Después de la tormenta, sale el sol

84 13 23
                                    


Al regresar del entierro ya en la casa, la enfermera llevó a Paula a la habitación para que descansara, Fernando llamó al médico para informarle que ella se quedaba, esa noche llovía demasiado, tal vez, el estar cerca de sus hijos en familia, la ayudara a aceptar la pérdida de su hermana  y no teniendo que regresar a la clínica. El médico dio el visto bueno y le recordó que si ella reaccionaba con violencia o tenía alguna crisis de ansiedad, debería volver a ser hospitalizada. Fernando aceptó convencido que ella iba a permanecer tranquila, en el cementerio la vio derrumbarse un momento, luego se tranquilizó. El recorrido a la casa lo hizo muy serena, hasta la vio sonreír al hablar de las mariposas. Fernando cuando subió a la habitación la encontró dormida, le dijo a la enfermera él se quedaba cuidándola fuera a la cocina a comer algo antes de acotarse y le dijo cual era su habitación. 

Cerca de la media noche Paula despertó llorando, llamando a Estrella, Fernando intentó calmarla, ella estaba demasiado angustiada, volvió a sufrir una crisis de ansiedad y así con la tormenta que había esa noche, tuvieron que llevarla de nuevo a la clínica donde estaba internada. Las esperanzas de Fernando para que no regresara a ese lugar,  fueron tan grandes como una montaña, pero como una montaña de sal, que se desvaneció con en el agua que caía del cielo como si fuera el diluvio universal.


Dos semanas después...


Alfonso salio del despacho de Fernando orgulloso de haber hecho el  mejor negocio de toda su vida, llevaba en el maletín docientos cincuenta mil dólares y la escritura de un chalet en una exclusiva zona de Madrid. Aún le faltaban otros docientos cincuenta mil, que Fernando se encargaría de transferirlos  a una cuenta en Andorra, que abriría en cuanto llegara a España.

Mientras caminaba hacia el ascensor se sentía triunfador, había obtenido fácilmente un dinero sin haber hecho nada. El día que llegó a Miami, no se imaginó que antes del año se iba viudo y con mucho dinero. Al poco tiempo de haber llegado a Miami, pensó en divorciarse, pero desechó la idea, ya que si lo hacía tendría que volver a España derrotado, sin un duro y tendría que aguantar a su padre diciéndole que buscara trabajo.

Seguir casado era una ventaja, tendría a Estrella que trabajaba y le pagaba todo, él no tendría que hacer nada, sólo vivir y disfrutar.  Meses después todo había cambiado, se iba viudo, con dinero, un chalet y de paso su cuñado había sido tan generoso, que le había regalado el pasaje. Llegó al ascensor y pulsó el botón para llamarlo sonreído recordando las palabras de Fernando:  <<no quiero verte más nunca en la vida, ni saber que te acercas a la familia>>. Soltó el aire por la boca siseando, pensando que eso era lo que él pensaba, el día que quisiera volvía por más dinero y tenía que dárselo o de lo contrario hacía público todo.

Al salir del despacho Fernando se sentó en su silla ejecutiva, tomó el teléfono móvil y deslizó el dedo por la pantalla, pulsó para hacer una llamada, después de tres tonos le contestaron.

  — Cleaning Company   —dijo una voz con un pronunciado acento ruso.

—La rata acaba de irse, lleva un maletín marrón, es tu pago por hacer la limpieza. —expresó, inmediatamente retiró  el teléfono del oído, pulsando la pantalla para cortar la llamada.

El mes de diciembre pasó como un mes más, la ausencia de Paula en la casa era demasiado notable, no hubieron adornos navideños, los niños recibieron sus regalos sin alegría. Fernando hizo todo lo posible por que sus hijos estuvieran bien y disfrutaran de la navidad, ellos se negaron a toda celebración al no estar su madre.   Fernando contaba con la ayuda de su suegra, de Leonardo y Francesca, que también intentaban hacer felices a los niños. Para doña Elvira ver sus nietos reír era un bálsamo que aliviaba el dolor de haber perdido a su hija y de ver a Paula consumiéndose en la tristeza y ajena a todo lo que sucedía a su alrededor.

Sirena del OcasoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora