No saber qué hacer

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Fernando fue a la casa a ducharse y cambiarse de ropa, luego se dirigió a la empresa.  Al llegar le pidió a Ángela las cuentas de la obra que estaban realizando y confirmara iba estar presente en la reunión que Leonardo y Francesca iban a mantener con los representantes de una constructora. Días atrás había delegado esa responsabilidad en su socio y su abogada, pensando no iba a poder asistir, pero todo había cambiado, Paula estaba más serena,  ya no hablaba del divorcio, había aceptado regresar a casa, sólo faltaba que le dieran el alta médica. Su vida comenzaba a encaminarse de nuevo, la firma de esos contratos con la constructora, le dejarían grandes dividendos.


Ángela le informó Francesca estaba en la Notaría buscando los documentos, la reunión estaba pactada para las doce del mediodía, él esperaba estar desocupado a la una y media, para regresar a la clínica, había dejado a Paula dormida y no quería dejarla sola durante mucho tiempo. Esa mañana todas las personas que estaban pendiente de ella, estaban ocupados. Estaba en plena reunión acompañado de Francesca, Leonardo y los dueños de la constructora, cuando su teléfono comenzó a sonar, silenció el timbre del teléfono y no contestó la llamada por desconocer el número.


Minutos más tarde, entró Ángela disculpándose por la interrupción, le informó a  Fernando contestara la llamada, era de la clínica y era urgente. Fernando miró a Francesca y cogió el teléfono que lo tenía sobre la mesa, contestó la llamada, su rostro palideció dejándose caer en la silla que tenía detrás, lo que le dijo la persona que le llamaba, fue como si un cubo de agua helada, le hubiera abofeteado la cara. Tardó en preguntar: ¿Cómo había podido desaparecer, si ella estaba bajo los efectos de sedantes?


Cuando Fernando  llegó a la clínica, la policía había ido llamada por el director y ya estaba allí interrogando a las enfermeras que estaban en ese turno, la última que la había visto y le había administrado el sedante, lo había hecho estando Fernando ahí, él lo confirmó. No tenían ninguna pista sobre su paradero. Todo estaba en su lugar, menos Paula, era como si se hubiese esfumado, así lo había declarado la enfermera que la vio por última vez.


Como todos los días, Sergey  llegó con su enorme ramo de flores, se detuvo en el puesto de enfermeras a saludarlas y preguntar si podía pasar a ver a Paula.  Vio que en el pasillo había un revuelo de policía, enfermeras, médicos y personal de seguridad. Preguntó a una de las enfermeras, ¿qué había pasado? y ella le informó, la paciente que él siempre visitaba había desaparecido. Sergey se mostró sorprendido, preguntó si había algún familiar de Paula y la enfermera le informó estaba su esposo y la pareja que siempre acompañaba la paciente. Él dejó el ramo de flores sobre el mostrador, se acercó para ver si podía hablar con Fernando y ofrecerle su ayuda.


Sergey más que ayudar y darle a Fernando su solidaridad, quería saber si la enfermera, había hecho bien su trabajo y no había dejado nada que la comprometiera. Caminó hasta donde estaba Leonardo estuvieron hablando, y, Francesca, comentaba era imposible que Paula se fuera por su propia voluntad. La noche anterior, antes de irse la había dejado con Fernando, estaba dormida, sedada, una persona bajo los efectos de sedantes, no podía irse caminando de una habitación.


La enfermera le informó a la policía, la paciente había pasado la noche bien, las veces que fue a verla dormía profundamente, el médico había ordenado administrarle un sedante, debido a su estado de ansiedad. Temprano en la mañana, una de las enfermeras, le había administrado otro sedante, el esposo se había marchado al verla dormida y se había quedado sola. Cuando fueron los médicos a evaluar su estado, ella no estaba en la habitación. El equipo de seguridad de la clínica, junto a la policía estaban revisando las imágenes qué las cámaras de vigilancia habían grabado durante la mañana. Esperaban encontrar imágenes de ella dentro de la clínica, o saliendo.

Sirena del OcasoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora