Mentiras y traiciones al descubierto

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― ¡Rafaello...está casado y esta niña es su hija...! ―susurro y me quedo mirándola detenidamente.  Me parece haber visto esta niña antes, entrecierro los ojos para recordar, ¿dónde la he visto? Y una imagen pasa por mis ojos, ¡ella, es la niña que vi en la cafetería del pueblo!


Es ella, no hay lugar a dudas, lleva en brazos la muñeca que dejó olvidada, aquel día en la cafetería. Siento que todo me da vueltas, al recordar las palabras que me ha dicho, cuando le he preguntado, ¿quién es ella y quién es su papito? Como una bofetada que me golpea la cara, el recuerdo del beso que Rafaello me ha dado, me hace sentir vulnerable, no quiero pensar que me han engañado de nuevo. Me llevo la mano a la boca, coloco los dedos en mis labios, para restregarles cómo castigo, por no haber rechazado ese beso.


Quiero borrar ese beso que removió todo mi ser, y, derrumbó las murallas que había levantado a mi alrededor.  Fue un beso demasiado intenso, demasiado hermoso, demasiado todo, para ser verdad. Ahora me doy cuenta que fue una quimera, pensar que ese beso, iba a devolverme la ilusión, el creer que no todos los hombres eran iguales. Ya no puedo desear, ni pensar en que pueda haber otros besos, en este momento me siento desprotegida, no quiero que vuelvan a herirme de nuevo.


Rafaello  es un hombre casado, estoy en la casa de su esposa, tienen una hija,  además, no debo olvidar que  aún sigo casada, con un hombre qué no le importa chantajearme con mis hijos, por mantenerme a su lado. Fijo mi mirada en el rostro de la niña, refleja un llanto contenido, sus preciosos ojos están inundados de lágrimas y la veo mover los labios mirándome angustiada e interrogante. Aturdida por lo que acabo de descubrir, no logro oír y entender lo que ha dicho. Sacudo la cabeza saliendo de mis cavilaciones e intentando ordenar mis pensamientos.


―Alma...tienes un nombre muy bonito... ―sonriendo, abro los brazos invitándola a venir. Ella me mira vacilante, baja la mirada a su muñeca la acerca a su rostro, y le susurra algo que no logro oír.   Abrazando su muñeca se acerca paso a paso, se queda al borde de la cama.

Sirena del OcasoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora