La dulce miel puede convertirse en amarga hiel

113 14 13
                                    



Fernando, Arturo y Leonardo, llegaron al Aeropuerto con el tiempo justo para facturar y embarcar en el vuelo que los llevaría de regreso a Miami. El viaje duraría siete horas y cuarenta minutos, harían escala en Chicago, viajaban en la línea aérea United American, era la que en menos tiempo hacía el trayecto. De haber perdido el vuelo tenían que esperar el próximo vuelo que salía a las diez de la noche. Arturo y Leonardo se sorprendieron al enterarse que Estrella había dejado el Hotel temprano en la mañana, Fernando  lo sabía desde que había despertado y no la encontró a su lado, y al revisar la habitación no estaban sus pertenencias. Les hizo creer que se estaba enterando al igual que ellos, sólo comentó que ya ella les daría explicaciones, del porqué se había marchado sin avisarles.

Al llegar al aeropuerto Internacional de Miami MIA,  luego de hacer los tramites en migración comprobar que todo estaba en orden, recogió su maletín, le pidió a Leonardo recogiera de la cinta su maleta y se apresuró a caminar hasta donde estaba Antonio esperándolos. Fernando al ver la expresión de su rostro dedujo que aún no sabía nada de Paula.

-¿Qué noticias me tienes de Paula? -le preguntó angustiado.

-Nada... no sabemos nada de ella. Rastreamos su teléfono, daba localización en la clínica donde está Morgan, fuimos allí y ya se había ido con el hombre, que andaba. Ya no podemos seguirla a través del teléfono. Lo conseguimos en un revistero de la habitación de Morgan. Paula está sin teléfono y... !Es él... Jackson... !  Ese fue el nombre que le dio al médico... -dijo las últimas palabras, con un hilo de voz.

A Fernando el mundo se le vino encima golpeándolo en el pecho y dejándolo sin aire, sin poder respirar, sin fuerzas para luchar contra su pasado. Ese pasado que ahora volvía arrancando de su lado a la mujer que amaba. Dio unos pasos se detuvo de espaldas a lado de Antonio casi hombro con hombro, no quería que viera lo derrotado que se sentía. Con la mandíbula apretada que casi se trituraba los dientes y muelas, los brazos rígidos a los lados y las manos apretadas en un puño, intentando controlar el temblor de su cuerpo.

-Haz que tus hombres busquen a ese hijo de puta, hasta en el mismísimo infierno, pero que lo encuentren, quiero a Paula lejos de ese malnacido. Paga a policías, para que extraoficialmente te ayuden a buscarla. Haz lo que sea, cada minuto que Paula pasa con él, su vida corre peligro. Deja a un chico vigilando la clínica, por si se le ocurre regresar a visitar a Morgan.  Cuando logren dar con él, no quiero que pongan en peligro a Paula, después, que ella esté lejos de ese malnacido, lo llevas donde tú sabes. Va a pagar muy caro haberse acercado a Paula. ¡Ojalá... no se haya atrevido a ponerle un dedo encima, sí lo ha hecho... va a conocer la furia de Fernando De La Riva! -exclamó en voz baja, temblando de la ira y el miedo que en ese momento sentía.

Antonio lo miró y movió la cabeza afirmando las ordenes que le había dado. Aunque no le hacía falta que se las diera, ya él tenía movilizados sus hombres, rastreando el automóvil, donde María había visto irse a Paula. Si Paula llevara consigo el teléfono sería más fácil localizarla, Jackson debió suponer que a través del GPS podrían saber su paradero, por eso le quitó el teléfono y lo dejó abandonado. 

-Una de las enfermeras, nos dio la descripción del hombre que andaba con Paula, coincide con la que dio María. En la clínica está uno de los chicos para que elabore un retrato hablado, así sabremos que cara tiene ese hijo de puta.

Arturo y Leonardo se acercaron, ya habían hecho los tramites correspondientes y habían recogido las maletas. Fernando se giró y se acercó a recibir la maleta,  Antonio le extrañó ver que Estrella no venía con ellos.

- ¿La señora Estrella, no viene con ustedes? -Preguntó mirando a los tres hombre y dirigiendo la mirada a donde estaba un grupo de pasajeros por si estaba entre ellos.

Sirena del OcasoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora