«14»

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SKY

—Lo has hecho muy bien preciosa. —su mano recorría mi espalda y el simple hecho de aquel gesto me generaba más angustia. —Debo irme princesa. —Sentí como la cama volvía a acomodarse a mi lado.

Podía oír sus pasos por la habitación. No quería separar mi rostro de la almohada, no quería que me viera llorar, tampoco quería verlo, no quería ver a aquel que había pagado por mí.

Quería seguir recordando su rostro borroso, quería seguir teniendo aquella imagen que las drogas me habían dado de aquel sujeto.

La puerta se cerró y por fin despegue mi rostro de la almohada, la habitación estaba roja, iluminada por aquellas lámparas de fantasía.

Mi cuerpo ardía al igual que mis lágrimas, me habían arrebatado mi pureza, lo único decente que quedaba de mi cuerpo había sido vendido...

Mi cuerpo ya no me pertenecía, ya no era dueña de lo que alguna vez considere solo mío, ahora era de todos y cada uno de los hombres que pasarían por aquella habitación, sería de todo aquel que pagará por él.

Solloce, del dolor tanto emocional como corporal, Solloce, intentando creer que lo que había sucedido, había sido mentira...

— ¿Sky? —Loretta y Vidia se acercaron a mí con sus trajes, me dieron la vuelta y me vieron de pies a cabeza.

—Dios... —Loretta me abrazo con fuerza y Vidia me cubrió con las sábanas, aquellas sábanas que llevaban mi sangre.

—Tranquila pequeña... Tranquila... Ya pasará... Te lo prometo. —Ambas intentaban calmar mi dolor, pero nada lo haría, aquellas palabras no me devolverían mi pureza, no me devolverían aquello que consideraba mío y que ahora ya no existía.

Mi cuerpo había sido marcado, mis brazos y piernas tenían las marcas de sus manos, mi abdomen y mi cuello la marca de sus labios. Y mi rostro cubierto de lágrimas y sangre de aquella mordida que le había dado a mi labio dejándolo dañado e hinchado por su salvajismo.

Había dejado de ser una adolescente más para volverme simplemente otra prostituta, otro objeto de aquel lugar...

(...)

No había asistido al colegio, no quería hacerlo, mi cuerpo aun me dolía y no podía mirar a nadie sin llorar, sin sentirme sucia, sin querer tirarme al vacío y morirme de una vez.

Mi padre no estaba, se había ido a pagar sus cuentas y seguramente generar más, mi vida no tenía sentido alguno, siempre sería la misma rutina, siempre sería una prostituta.

La puerta sonó y suspiré, no tenía intenciones de levantarme de mi cama, sabía que tarde o temprano, sea quien sea, se iría.

La puerta volvió a sonar y me levante con pesadez, a paso pesado y lento. Me apoye contra la misma y espere, el tercer y último golpe sonó y con frustración abrí la puerta.

—Sky... —Mis ojos se iluminaron al verlo parado frente a mí con un ramo de flores que para ser específica, eran rosas.

—Señor Hemmings... —Trague saliva nerviosa. — ¿Qué hace aquí? —Note su mirada sobre mi piel, pude notar su mandíbula tensarse.

Rápidamente me abrace a mí misma intentando cubrir todas las marcas que tenía pero sabía que él ya las había visto.

—No Sky...—Dejo las flores a un lado y quiso abrazarme pero rápidamente me aparté. —Dime que no lo has hecho... —Su voz se oía con tristeza, tan similar a la última palabra que había oído de sus labios aquel día.

Me tomó de los brazos y comencé a forcejear para alejarme.

—Suélteme.... Suélteme por favor.... —Comencé a sollozar. —Déjeme... —Lloraba al golpear su pecho una y otra vez. —Por favor... —Sus brazos me aferraron a su cuerpo y me volví más pequeña que nunca, me sentí como un cristal, me sentí vulnerable, me sentí en sus manos.

—Dios... Lo siento Sky... Fue mi culpa... —No podía evitar llorar en su pecho, odiaba sentirme tan débil al estar entre sus brazos. —Tranquila... Tranquila pequeña, cálmate por favor... —Su cuerpo guio al mío hacia el sofá donde ambos nos sentamos.

Al separar mi rostro de su pecho y ver sus ojos azules algo dentro de mi golpeó con fuerza, algo inexplicable, algo que me impulso a hacerlo. Lo bese.

Sus labios no dudaron en corresponder a los míos con delicadeza, con una mano rodeo mi cintura y con la otra comenzó a secar las lágrimas de mi mejilla.

Aquel gesto que tan débil me volvía y que a la vez tan bien me hacía sentir era mi perdición.

Sus labios se despegaron de los míos y su frente se pegó a la mía, nuestras respiraciones se unían en un único aire, pero parecía no importarle a ninguno.

—Te cuidare... Lo prometo... No te dejaré ir... —Volvió a rosar nuestros labios.

—Ya no soy pura... Soy una prostituta... —Solloce con el dolor que cargaban mis palabras. —No puedo ser de nadie...

—No digas eso... —me tomo de las mejillas y me hizo mirarlo a los ojos —Tu puedes ser de alguien, puedes ser de aquella persona que te amé con todo su ser, aquella que respete todo de ti, aquella que te cuide y te amé con toda tu historia. —Seco mis lágrimas que no dejaban de salir de mis ojos y se acercó a mis labios. —Pero jamás olvides que tú eres la que decide con quien estar Sky... Y me encantaría que me dejaras ayudarte.

—Señor Hemmings...

—No te pediré nada, lo prometo, te pagaré, te daré el dinero para que no vuelvas a ese lugar sin pedir nada a cambio. Solo quiero cuidarte Sky...

Sus palabras se oían tan sinceras, pero había algo en lo que yo no estaba de acuerdo.

— ¿Por qué hace esto señor Hemmings? ¿Por qué quiere ayudarme?

—Porque...—Trago saliva —Porque tu no mereces esta vida Sky y por mi culpa has hecho algo que no te gusta. Si me hubiese entregado a ti...

—Si se hubiese entregado a mí no tendría experiencia... —Lo mire a los ojos. —lo hecho, hecho está.

Me aferro a su cuerpo y me cubrió como si fuese una muñeca de cristal, frágil y fácil de romper, y es que en el fondo hasta yo misma lo sabía.

No importaba cuanto me lo negaba, el único lugar donde me sentía débil y protegida a la vez era entre sus brazos...


👀👀👀
Mmm...
Me voy.

❤️Los amo ❤️

Sky © |lrh| ➋Donde viven las historias. Descúbrelo ahora