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Maraton 2/2
SKY

Sus dedos fueron a mi espalda y comenzaron a jugar con el broche de mi sostén, desprendiéndolo con torpeza. Lo miré a los ojos y atrapó mis labios nuevamente.

Se inclinó y me tomó de las piernas para cargarme, nuestras respiraciones chocaban y aumentaban el calor en la habitación. Me llevó hasta la mesa donde me reposó con cuidado y comenzó a marcar mi cuello.

Apreté su espalda y lleve mis manos a los botones de su camisa, comencé a desabrocharla con rapidez hasta que sentí como se separaba de mi cuello.

—No puedo... —Lo mire a los ojos confundida. —No puedo Sky... No quiero ser uno de ellos... No puedo hacerlo... —se quiso alejar pero volví a atraparlo.

—No... No eres como ellos... —Intente retenerlo. —No es como ellos señor Hemmings...

—Si lo soy Sky... Lo soy. —Su mirada se dirigió hacia mí y vi lágrimas que amenazaban con salir. — ¿O acaso me dirás que esto no es lo que tú me das a cambio del dinero? ¿Acaso me dirás que sientes algo por mí? —Trague saliva y suspire, sabía que tenía razón. —Tanto tú como yo sabemos que es solo un intercambio y no algo sincero...

Lentamente solté su camisa y afloje el agarre de mis piernas, él tenía razón, y si no quería, no podía obligarlo.

El no merecía sufrir por mí, el no merecía hacer algo que lo haría sentir culpable solo para que yo no estuviera en aquel lugar, no lo merecía.

Me baje de la mesa y camine hacia mi ropa pero su mano me retuvo, lo miré confundida y el me miró a los ojos.

—Sky... Lo lamento... —Baje mi mirada y me solté, tome mis prendas y luego de vestirme con rapidez salí de aquel lugar.

Me sentía una estúpida, me sentía horrible, me sentía una maldita escoria.

Me abrace a mí misma y comencé a caminar, no podía evitar llorar, me sentía horrible, mi mente era una mezcla de pensamientos.

Tal vez mi destino era ser una Jodida prostituta, tal vez jamás podría alejarme de mi padre, tal vez mi vida era aquella, sin salida alguna, designada al dolor y la miseria de ser quien era.

Me detuve frente a la puerta de mi casa, podía sentir el olor a cigarros y alcohol sin siquiera haber entrado. Trague saliva y tome el valor suficiente para entrar a lo que nunca pude llamar hogar.

Para mi sorpresa mi padre no estaba, la cerveza estaba en la mesita que se encontraba siempre junto al sofá. La tome y comencé a llevarla al tacho de basura.

Iba a lanzarla pero vi que tenía aún un poco de aquel néctar, aquello que todos utilizaban alguna vez para pasar el tiempo, para parecer mejores antes sus amigos, o incluso, para perderse de la miserable vida.

Camine a mi habitación con la botella y abrí el cajón de mi mesa de noche, saqué varias pastillas y recordé lo que las chicas del antro me habían dicho.

Un trago de cerveza con una de estas y te olvidarás de todo.

—No creo que sea buena idea... —la mire asustada.

Es la. Única manera de no sentir el dolor ¿Cómo crees que sobrevivimos en la prostitución? —alzó la ceja. —Tarde o temprano lo entenderás Sky...

Y valla que lo entendí...

(...)

— ¿Sky? —La mirada de mi jefe era de sorpresa.

—Necesito trabajar... —Trague saliva. — ¿Hay lugar para una chica como yo? Estoy dispuesta a hacer lo que sea, necesito ganar dinero. —Lo mire decidida y una sonrisa maliciosa se formó en sus labios.

—Entra muñequita, tu traje te espera...

El telón subió y las luces me iluminaron nuevamente, los barrotes eran lo único que me protegían de aquellas miradas deseosas y hambrientas por tocar mi piel, por saborear cada parte de mi ser, por verme suplicar debajo de sus cuerpos.

La música comenzó a sonar y mi cuerpo comenzó a moverse, los gritos comenzaban a hacerse presente y a la se perdían, sabía que aquella mezcla comenzaba a hacer efecto.

Las luces comenzaban a invadirme, no podía evitar sonreír, mi nombre resonaba por el lugar como alabanzas, alabanzas que comenzaban a gustarme.

El frío del metal del caño hizo contacto con mi intimidad sobre la tela y no pude evitar gemir. Los gritos se hacían cada vez más fuertes, cada vez me deseaban más y eso ya no parecía importarme.

Mi baile acabo y la hora del mejor postor comenzaba, el presentador subió y me tomó de la cintura.

—Debido a que tuvimos una gran cifra por esta belleza, ¡la subasta de esta noche queda cancelada! ¡Felicidades a nuestro comprador anónimo! —Estaba demasiado mareada como para preguntar qué había sucedido o quien había sido, pero simplemente me deje guiar.

Camine moviendo mi cuerpo de un lado al otro como modelo en pasarela, levantando mi falda y a la vez dejando ver mis glúteos a cualquiera que estuviese detrás de mí.

— ¿Es el señor Tonner? —pregunte riendo mientras meneaba mi cuerpo.

—No pequeña, esta vez es otra persona, así que tal vez está noche deberás usar más que tu boca Sky. —el río y me tomó de la cintura —Bien, aquí es, recuerda ser buena niña Sky. —El presentador me dejó en la habitación sola y yo suspire.

Me tire sobre la cama y comencé a ver a mi alrededor, la sala vip, aquella habitación roja en la que muchas veces había estado con aquel hombre que solo pedía por mi boca y ahora... Estaría con alguien más que no solo pediría por mi boca.

Me levante y camine hacia la mesa donde había una botella del mejor vino de todo el lugar. Serví dos copas y tome un trago de la mía.

Cuanto más alcohol, menos dolor sentiré...

Me sobresalte al sentir dos manos en mi cintura, una respiración caliente comenzó a chocar contra mí cuello, dos grandes manos comenzaron a entrar por mi top provocando que me estremeciera.

—Por fin te podré hacer mía pequeña.

— ¿Cómo quiere que lo llame señor?

—Dime Mike preciosa...

Sky © |lrh| ➋Donde viven las historias. Descúbrelo ahora