dos.

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Sonrío mientras acomodo mi vestido de tela azul brillante. La navidad había llegado y con mi abuelo, mamá, papá y hermano íbamos a ir a comer a un restaurante.

Mi madre usualmente hacia la cena, pero mi padre decidió que hoy no sería el caso por que necesitaba mas de su esposa, (y que le habían dado regalo de navidad en su trabajo) aparte de que aun estaba afectada por su perro muerto. Un lujo que solo se daban en estas fechas.

Salgo de mi habitación llamando la atención por mi pulsera que suena cuando los colgantes chocan, mi hermano me lo regaló a los 16 años en mi cumpleaños.

-Tu escote se ve mucho- dice mi hermano entre dientes controlando sus celos a lo que me río y llevo mis manos a mis tetas sin sosten, ya que el vestido no lo necesitaba, las moví presumiendo y el medio cerro los ojos tratando de ocultar su enojo.

-Estúpido hermano celoso- murmuré pasando a su lado mientras iba hasta mi abuelo quien me recibio con un gran abrazo.

-Admito que te ves preciosa Regina- dice mi abuelo a lo que mi padre se pone de acuerdo con mi él para decirme lo bonita que estoy.

Cuando subimos al auto de mi abuelo, quedo en medio de Evan y mi abuelo, ya que papá maneja, emprendiendo el viaje minutos después donde estacionamos en un restaurante sumamente lujoso. Varias personas se ven a traves del gran ventanal cenando con sus familias o simplemente con sus parejas.

Cuando entramos al recibidor, un hombre de tez blanca y ojos azules nos recibe con una sonrisa.

-Buenas noches, bienvenidos al restaurante, ¿Tienen reservación?- pregunta amablemente.

-Sí, a nombre de Scott Belmont- dice mi padre mirando el lugar.

Nunca habiamos venido a este lugar y es que no eramos muy fan de ir a restaurantes, tampoco nos podíamos dar el lujo, aparte mi mamá era de nacionalidad mexicana y decía que la comida era mejor en casa, la familia era primordial y el amor se le repartía a todos.

-Claro, para cinco personas- dijo cuando nos encontró en la lista, donde nos dijo que lo siguieran y nos llevo hasta una mesa donde estaba el ventanal y cerca de la cocina. -Disfruten su estadía en el Bieber Palace- se retiro dejando las cartas en las mesas.

Pero yo seguía sin asimilar el gran lugar. Todo estaba perfectamente limpio, con romance incluído por la tenue luz que iluminaba las mesas de madera caoba, al final se podía ver el árbol de navidad dandole un aspecto un poco menos serio por los colores alegres.

Pero... estaba en el restaurante del hombre que casi mata a mi mejor amiga. Solté un bufido silencioso y trate de calmar mis nervios.

Obvio que no iba a aparecer por aquí, es navidad, seguro esta con con su esposa e hijos.

Cuando nos dejan la cena enfrente de nosotros, son exactamente las doce de la noche, donde casi me devoró el plato con la mirada. La comida se veía exquisita, ya que era un filete enorme bañado en salsa de frutas rojas.

Todos damos nuestro discurso de navidad y cuando mi abuelo termina diciendo que ama tenernos cerca, el mesero aparece dejando una botella de vino tinto en la mesa.

-El dueño se los manda de cortecía- dice con amabilidad para luego mirar hacia una mesa en el centro donde esta una familia.

Un hombre parecido a Justin Bieber, al igual que una mujer que atiende a sus dos hijos mas pequeños, nos sonríen y la tercera persona adulta se voltea después de limpiar su boca, sonriéndonos todos con una enormemente.

Mi mirada y la de el se conectan y su sonrisa sigue ahí, sin en cambio yo solo siento mis mejillas arder.

-¡Aquí no hay tortilla!- se queja mi mamá a mi lado a lo que regreso mi atención a ellos, tratando de que nadie se de cuenta de aquel momento.

-Dudo mucho que el dueño sea fan de la comida mexicana mamá- dice mi hermano que esta enfrente de mi, con cierta maldad.

-No puedo creer que pidas tortillas en la cena de navidad, Regina- dice mi papá a mi mamá, que curiosamente se llama igual que yo.

-El arte de la tortilla tiene que ser producido en todo el mundo- espetá como una niña pequeña a lo que yo rio. - ¿De que te ries?- me regaña a lo que me callo con una risa reprimida.

-No seas tonta Regina, come pan y deja de quejarte- el abuelo habla con una risa y ella solo lo ve con una mirada de enojo. -Tomemos el vino, mejor- dice encogiéndose en su asiento, sirviendo un poco en la copa de cada uno de los adultos.

-Yo también quiero- dije haciendo un puchero.

-Hasta que te salgan tetas vas a tomar alcohol, por mientras nada- dice mi hermano riendo.

-O sea, nunca- dice mi mamá con asombro, mientras los demas de la mesa estallan en risa y me ruborizo.

-Hasta tu hermano tiene mas que tu- dice mi papá riendose aún.

-Los odio- espeté molesta a lo que mi hermano me tiro pan y me callo en el ojo.

Lo mire desafiante mientras el reía, así que le tire un pedazo igual que callo justamente en la boca haciendo que mi hermano se atragantara y empezara a toser donde mi mamá corrio a ayudarlo.

-Estupida enana- dice tratando de regresar aire a sus pulmones.

-Marica viejo- espeto.

-Regina amargada- saca la lengua.

-Esa es tu madre- dice el abuelo volviendo a callar su risa por la mirada de mi mamá.

La hora paso así, hasta que me dio ganas de ir a hacer mis necesidades, así que me levante en busca del baño.

Entre en el cubiculo para hacer mis necesidades, después salí hacia el espejo y retoque mi maquillaje, para luego salir de ahí y darme cuenta que Justin Bieber estaba enfrente de mi.

-Hola- murmuró. Confundida lo mire y tire una pequeña risa.

-Hola, Justin Bieber- sonreí amablemente a lo que el hizo lo mismo. Sus dientes perfectos quedaron expuestos a mi y sus labios rosas estaban mojecidos.

-Oh, tu sabes mi nombre, pero yo no se el tuyo- hace una mueca confundido.

-Eso es bueno, prefiero estar en el ultimatum- dije riendo un poco haciendo que el hiciera lo mismo; fue como una dulce melodía.

-¿Te gusto el vino?- pregunto con una sonrisa zancarrona. A lo que negué, haciendo que su sonrisa se apagara.

-Mi hermano no me deja beber- explico alzando los hombros.

-Eres mayor de edad, no puede ordenarte en todo- dice obvio y reí.

-Justin Bieber, yo tengo 17 años- expliqué antes de caminar a su lado y dejarlo sin palabras.

Oh, no Justin! {jdb}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora