once.

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Mi corazón late tres veces más rápido de lo normal cuando la reportera dice "Justin Bieber"

-El canadiense Justin Bieber se le fue visto ayer por la noche salir con una rubia del bar Rue B, se les parecían muy felices a pesar de que el chico tenía muchas copas encima- la presentadora se rie y cuando está apunto de hablar de nuevo Malia apaga la televisión.

Mi corazón de quiebra dentro de mi cuerpo. Una corriente de desilusión recorre todo mi cuerpo. Ella me mira con compasión y le doy una sonrisa de labios cerrados.

-No me gusta verte así- susurra. Lleva una mano hasta un mechón de cabello rebelde y lo pone detrás de mi oreja.

-No me ha hablado desde hace cinco días, Malia- me quejo. Dejo caer mi cuerpo completamente en el respaldo del sillón marrón.

-Sabes qué? No voy a dejar que sigas así, hoy saldremos a un antro, conseguiremos un par de chicos y los besaremos, haciendo que ellos paguen nuestros tragos ¡Así que mueve tu trasero perezoso hasta tu habitación!- ordena con su voz madura y hago caso cuando me da la mirada de ceño fruncido.

Cuando ambas estamos listas, nos damos cuenta que son cerca de las diez de la noche, decidimos salir silenciosamente por la ventana y recorrer las escaleras descalzas ya que los tacones se iban a hundir en las aberturas de las escaleras de metal. Cuando estamos abajo nos miramos y empezamos a reír a lo que los chicos que están enfrente nos quedan viendo y los saludo.

-Y bien Malia, ¿dónde piensas ir?- la miro con una ceja alzada esperando por su respuesta así que toma su celular y hace cosas en el haciendo que me impaciente.

-Iremos a un bar en Manhattan, solo que tenemos que tener confianza en nosotras mismas, no admiten a nadie que no tenga más de 21- explica con una sonrisa gatuna y me toma de la mano haciendo que lleguemos a la avenida.

Bajamos del taxi enfrente de un pub donde la gente está formada en fila hacia la derecha, y ya hay gente dentro a pesar que es martes. El edificio es rojo y en una cinta negra con letra blanca está escrito "Banshee Pub" estoy ansiosa y nerviosa por entrar y cuando fue nuestro turno fácilmente nos dejaron entrar, haciendo que deje escapar el aire retenido. Gracias vestido negro entallado y maquillaje.

El lugar está forrado por madera en piso y la mitad de la pared, la otra mitad esta de colores pasteles, en la parte de la izquierda hay una barra y en la parte de la izquierda hay sillones y sillas. En la parte de la barra en los estantes hay millones de licores. En la pared de enfrente hay un cuadro de sirena hecha a pedazos de vidrio de colores, en la pared de la derecha hay lámparas simulando faros y me doy cuenta que es irlandés. Sigue un pasillo donde hay más mesas y ahí acaba el bar.

-Nos sentaremos en esta esquina- Malia me saca de mis pensamientos y la sigo hacia la mesa, donde prontro un muchacho llega para nuestras órdenes.

-Quiero una piña colada- digo al chico de piel blanca y asiente esperando por mi amiga.

-Una cerveza- dice con amabilidad al muchacho y pronto se va.

La música es buena y me hacen mover las caderas en mi asiento. No puedo evitar darme miradas con uno de los chicos de la mesa de alado cuando voy en mi vaso de piña colada número seis.

-Hola- grita a mi lado el chico de piel blanca, ojos azules, cabello azabache, cuerpo de muerte y labios grandes.

-Hey!- digo simplemente después de darle una mirada cómplice a Malia, quien va por su amigo.

-Por qué están tan solitas?- pregunta curioso el chico a lo que me rio coquetamente y el me da una sonrisa seductora. No puedo evitar sentirme tan confundida cuando su mano se posiciona en mi pierna desnuda.

-No sé, nadie se nos acerca- digo incomoda por sus caricias en mi pierna, pero le sonrió para que no se note que soy una inexperta.

-Las chicas bonitas no deben de estar solas, se las pueden robar- sonríe aun y no puedo sonreír ya, me pongo nerviosa cuando se acerca a mí y de pronto sus labios están atacando los míos.

Hago lo mejor para besar bien a esta preciosura de hombre y me siento tan excitada cuando su mano se desliza hasta mi entrepierna así que me separo de golpe.

-Tengo que ir al baño- digo rápidamente y me pongo de pie haciendo que me maree.

La sensación del alcohol es horrible dentro de mi cuerpo, siento que el piso se me mueve y las luces me marean haciendo que las náuseas sean presentes. Me agarro de la pared cuando estoy en el baño y me adentro al cubículo a trompicones por los tacones de 12.

-Dios, ya estoy mal- murmuro para mí misma sentándome en el escusado y tallando mi cara. Tomo el aire una y otra vez y cuando alguien me apura del otro lado para que salga lo hago no sin antes darle una mirada de muerte.

Salgo del baño tomándome de la pared. Jamás había tomado tanto. Me sentía tan mal, tan mareada. Trate de tomar aire al final del pasillo pero fue imposible cuando sus ojos mieles se clavaron en mí.

Siento que mi corazón estalla y las náuseas se hacen mucho más fuertes, sintiendo el líquido gástrico.

Camino lo más rápido que puedo hasta mi mesa, donde mi amiga está casi teniendo sexo con el chico de piel morena.

-Malia, me tengo que ir- gritó con desesperación atravesó de la música haciendo que ella se separe del chico y me mire molesta.

-¿Estas de broma? ¿Cierto?- su voz es molesta y no puedo evitar sentirme mal.

-No te preocupes, me iré en un taxi ahora mismo- dije rápidamente antes de darle una mirada al chico de disculpas y salir disparada del lugar.

Camino hasta la esquina y me apoyo en el tubo de la señal de alto y respiro desesperada. Mi corazón no deja de latir y siento que la bebida está a punto de salir por mi garganta.

¡Mierda!

Me inclino hacia la calle haciendo que todo lo que he bebido salga por mi boca y pequeñas lágrimas se deslicen por mis mejillas. Empiezo a llorar sintiéndome patética.

-Regina Belmont- su voz parece tan lejana pero me volteo hacia él y recupere mi compostura.

-Justin Bieber- murmuro antes de que todo se vuelva borroso y finalmente negro.

Oh, no Justin! {jdb}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora