veinticinco.

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Desperté en el momento en que las ventanas hicieron un ruido por la lluvia torrencial que caía afuera.

La cara de Justin estaba justamente enfrente de mi. Se veía tan angelical. Sus pestañas negras largas rozaban con sus mejillas suavemente, su respiración era tranquila y sus labios...

Sus labios y mas allá estaban rojos por mi maquillaje rojo.

Me reí por lo bajo a lo que pude ver como abría los ojos. Esos bellos ojos color miel resplandecieron con dulzura.

Sonrío con suavidad a lo que hice lo mismo.

-Regina- me llamo con gracia viendo mis labios.

-¿Sí?-

-Estas manchada de labial por todos lados- se rió llevando su mano hasta mi cara y trató de quitarlo.

-Justin- lo llame de igual manera pero con dificultad por los contstantes jalones que hacia en mis labios con sus dedos para quitar el labial.

-Sí?- pregunto aun con la vista en mis labios concentrado en limpiarme.

-Estas manchado de mi labial- me reí fuertemente. El me miro con los ojos abiertos y llevo sus manos a su boca, poniéndose de pie.

-Oh dios mio, parezco una mujer- dijo desde adentro del baño. Rodee los ojos por su exageración.

Cuando el salio, yo entre para hacer mis necesidades y enjuagarme la boca.

Cuando salí, Justin estaba pendiente en las noticias donde aparecía nuestras caras. Me puse en el marco de la puerta, sin que el se diera cuenta. Fotos de nosotros saliendo del bar, con los labios manchados.

Nos veíamos ridículos. No pude evitar reír dentro de mi.

-¡Pero que descaro de este chico! Un día con Leila Banks y al siguiente con Regina Belmont- la cara de indignación del hombre y al siguiente momento las fotos de ellos dos en la playa de Santa Monica, sonriendo y abrazándose. Lleve una mano a mi boca reprimiendo un gemido de dolor.

Mi corazón se sintió débil ante las imágenes. Estaba doliendo.

-Regina, no es lo...- puse una mano en alto, parando su hablar.

Rápidamente busque mis zapatos, con los ojos cristalinos. Podía escuchar sus pasos cerca de mi, todo el tiempo repitiendo mi nombre, pero yo simplemente estaba concentrada en encontrar mis tacones y no dejar caer las lagrimas.

-Regina ¡Por favor!- me tomo del brazo antes de que entrara al elevador.

-Déjame en paz- dije entre dientes y solté mi brazo con brusquedad. Me metí al elevador y el hizo lo mismo.

-Regina, solo la encontré no hicimos nada malo, eso era de lo que quería hablar ayer pero estabas demasiado alegre- explico con urgencia. Deseaba que el elevador fuera mas rápido pero al parecer todo estaba en mi contra. Sentía una pesadez en mi estomago.

Cuando el elevador abrió las puertas salí corriendo. Sintiendo el piso frió, baje las escaleras del edificio y salí a la calle. Con miles de personas fotografiando mi cara por mi apariencia.

Seguro mis mejillas estaban rojas y debajo de mis ojos estaban las manchas negras por la mascara de pestañas.

Mi corazón dolía. Todo en mi dolía. Sentía mi corazón de una manera en que no deseaba a nadie mas.

Mis ojos no tardaron en derramar mas lagrimas, mi cuerpo temblar y mi cabeza doler.

Horas mas tarde me encontraba en mi habitación. No podía evitar llorar, sin recordar las imágenes en mi cabeza. Todo parecía una tortura.

Oh, no Justin! {jdb}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora