veinte.

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El fin de semana había pasado en un abrir y cerrar de ojos, mi madre no había hecho nada mas que avergonzarme y preguntarme si aun tenia mi virginidad.

Con Justin todo fue normal solo que todo sábado se la paso disculpándose por haberme raptado tantas horas.

Hoy era el primer día en el zoológico de Bronx en mi servicio y estaba caminando hacia el lugar, con el mayor cansancio del mundo, ya que me había tocado deporte.

En el momento que llegue todo fue un caos, millones de personas que pasaban a mi lado, me tomaban fotografías. mas la población juvenil. Estaba en el servicio de ayuda y solo recibí piropos y algunos acosos que me hicieron atormentarme.

Acabe tan cansada y abrumada, que ni siquiera le tome importancia al auto negro de lujo que estaba estacionado en la entrada del lugar con su dueño en el capo y sus gafas negras de sol.

Camine hasta su dirección dándole un saludo con la mano.

-Creo que no es un buen lugar para que me vengas a recoger- me queje, llevando mi mano a mi frente.

-La gente dirá lo que quiera, al final yo se por que estoy aquí- alzo una ceja y luego sonrió con los labios cerrados a lo que deje escapar un suspiro.

-Bien ¿Y por que estas aquí? me dijiste que hoy había una cena importante en casa de tus padres- recalque con cierta inquietud.

-Por que sí- sonrió. Tomo mis manos y enredo sus dedos con los míos. -Vamos por un helado, por cierto me encanta tu blusa verde- Me jalo hasta la puerta del auto, dándome la entrada.

Cuando lo miré pasando frente al auto, pude reaccionar. El era tan hermoso con ese traje negro de unos cuantos dolares excesivos.

Cuando se subió, le sonreí y el hizo lo mismo, para luego encender el auto y ponerlo en marcha.

-Un helado para la mas bonita- dijo entrando al auto con dos helados en una mano.

-Dios, como sabes que el vainilla es mi favorito- me ruboricé ante su mirada triunfante y controladora.

-Magia- dijo para luego besar mi mejilla fugazmente manchándome de helado ya que lo había llevado a mi boca para probarlo pero en el movimiento mancho mi mejilla. El me miro con una sonrisa traviesa y me lamió la parte manchada.

-Oh dios eso a sido asqueroso- me queje llevando una mano a mi mejilla.

-Lo que digas, Regina- dijo burlón.

Nos quedamos estacionados frente al parque infantil. La gente solo estaba pendiendo de sus niños y no parecía haber paparazzis acosadores.

Me empece a reír en el momento en que un niño estaba siendo perseguido por un montón de palomas hambrientas. El también se río y mi corazón no pudo evitar apretarse al escuchar su melodía.

-Te imaginas teniendo hijos?- pregunté al ver como miraba a los niños jugar con atención y ternura. 

-Me encantaría tener al menos tres-

-Eso es mucho, ¿te imaginas a su pobre madre teniendo tantos hijos?- deje escapar un pequeño grito al solo imaginar.

-Espero que no te duela mucho- dijo con tranquilidad. Esta vez me estaba observando esperado por alguna respuesta, pero solo me mantuve callada mirándolo atentamente.

-Me ha encantado el helado- sonreí tratando de que no me viera tan patética. La sangre estaba en mis mejillas y mordí mi labio.

-Cuando era niño solía venir para acá con mi madre, solo por helado, recuerdo que una vez Jazmín se perdió entre la multitud de personas que esperaban su helado solo por que se soltó de mi mano- se rió como un niño.

Pero esta vez no lo hice.

Una persona se encontraba del otro lado fotografiandonos, sin pudor alguno. Pronto pude observar como otras personas hacían lo mismo en cada angulo.

-Tenemos que irnos- señale con la cabeza hacia las personas y este frunció el ceño al verlos.

No dijo nada; solo arranco y condujo hasta la esquina de mi cuadra donde nos quedamos dentro del auto.

No tenia las agallas para decirle que eso estaba, de cierto modo, molestándome. No teníamos privacidad, ni mucho menos tiempo para nosotros mismos.

El único momento que sentía mio, fue cuando en su casa me quede. Donde todos se veían tan pequeños, donde la luna y luego el sol nos iluminaron. 

Deje escapar un pequeño suspiro antes de hablar pero fui interrumpida.

-Lo resolveremos- dejo escapar en un suspiro para luego tomar mi mano y besarla.

Sonreí tan enternecida, tan querida. Aun así me sentía intranquila.

-Prometo que no me rendiré- dije en un susurró. Mirándolo directamente a los ojos. Sus bellos ojos mieles brillaron aun mas y me atrajo a su cuerpo abrazándome.

Nos quedamos así hasta que por fin el sol desapareció frente a nosotros.

-Me tengo que ir, Justin- di un beso en su mejilla y justo cuando iba a bajar me tomo de la mano delicadamente.

-Te quiero- sonrio soltandome. Nerviosa solamente sonreí y salí a toda prisa del auto hasta llegar a la puerta del edificio, donde pude ver su auto pasar a toda velocidad.

El me queria.

El me habia dicho que me queria.

Con los nervios aun recorriendo mi ser y la felicidad casi explotándome, llegue hasta el departamento donde mi hermano estaba en la puerta.

-Me he quedado afuera- anuncio de mala gana rodando los ojos. -Apúrate apareceré en la televisión, hoy he atrapado a un delincuente- chilló con entusiasmo como niña

-Mierda, debí de haber tardado mas- dije con falsa tristeza.

Entramos al mismo tiempo golpeando nuestros cuerpos tratando de pasar siendo el primero. Termine enterrándole el codo, pasando de largo como la reina.

-Preparare palomitas - demando entrando a la cocina.

Me tire en el sofá, prendiendo la televisión, cambiándole al canal tranquilamente hasta que llegue al canal.

Mi cerebro no captaba ninguna noticia ya que solo pensaba en sus lindas palabras.

Suspire de nuevo, sin poder creérmelo.

Hasta que una foto de Justin y yo en el carro apareció. Inconscientemente le baje todo el volumen y salí corriendo hasta la cocina, abrí la puerta de un solo golpe haciendo que mi hermano que venia cayera al piso con las palomitas exparciendose por todo el lugar.

-Oh dios, Evan no te había visto- dije con falsa sorpresa. El se masajeaba la cabeza con la mano desde el suelo.

-No mames, ¿Que te sucede?- se quejo. Pude ver como trataba de pararse hacia que me queje y me tire alado de el.

-Te sientes bien? Te llevo al doctor? Te llevo a tu habitación?- pregunte empujándolo de nuevo al piso, tomando su cabeza haciendo que me mirara solamente a mi.

-No, estoy bien- su voz confundida me hizo saber que no estaba saliendo nada bien.

-Seguro? Me se una técnica de masaje para estos golpes- hable con prisa llevando mi mano a su cabeza y masajeandola haciendo que me viera raro.

-Quítate de mi vista, extraña- me empujo aun lado haciendo que me golpeara el culo con el piso. Trate de jalarlo de nuevo al piso cuando se paro pero no pude.

Con el corazón en mi mano y mis piernas flajeando salí con el adelante de mi de la cocina.

Pude ver el noticiero aun con la cara de Justin y mía en la pantalla. Así que di un grito haciendo que el me volteara a ver.

-Me golpee el dedo chiquito ¡ayudame!- grite tan fuerte que el me miro asustado. Salte encima de el haciendo que me cargara.

-Hijo que bueno que te veo, ayuda al abuelo a bajar las cosas que ha traído- la voz de mi madre sonó haciendo que mi hermano ni le diera tiempo de ver la sala.

Suspire cuando me bajo y camino con flojera hasta la puerta. Estuvo tan cerca.

Oh, no Justin! {jdb}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora