No había visto a Justin por un par de semanas, ni tampoco sabia nada de el, porque estaba en semana de exámenes y no me daba tiempo ni de prender la televisión.
No es que fuera a reprobar, por que eso era imposible. Pero obviamente aprobaba mis exámenes porque estudiaba demasiado.
Era el viernes mas triste de todos. La lluvia primaveral y las nubes grises adornaban todo New York.
Estaba con mi pijama puesta apunto de dormir con ese relajante sonido, hasta que un sonido en mi ventana me asusto.
Con entusiasmo y sorpresa me asome a la ventana viendo a Justin por la ranura. Su hermoso cabello se pegaba a su frente, llevaba un buzo negro y unos jeans negros.
-Regina- su voz tembló. Sus labios estaban empezando a ponerse morados.
-Oh, no Justin!- lo mire alarmada -Ahora bajo- le avise sin verlo. Me puse los primeros jeans que encontré, un hoodie rojo y vans.
Corrí por toda la sala de puntitas, con el corazón al mil.
¡Lo extrañaba tanto!
Corrí todo el trayecto hasta su auto, no sin mojar mi cabello largo, la lluvia caía tan fuerte, tan bonito.
Entre a su auto y un calor me recibió. Su sonrisa estaba grande en esos labios rosas y su cabello estaba mojado por todos lados, sus ojos mieles estaban mas brillantes.
Se abalanzo hasta mi, envolviendo sus brazos en mi pequeño cuerpo, apretándome.
-Te extrañe tanto, Regina- murmuro en mi oído.
-Y yo a ti, Justin- dije contra su cuello caliente. Lleve mis manos hasta su cara, acariciando su piel fría.
Y lo besé. Lo besé en los labios, sintiendo mi corazón salirse. Sus labios encajaban perfectamente con los míos, danzaban tan bien que eso era extraño.
Cuando me separé, abrí los ojos y vi como el hacia lo mismo, su sonrisa se extendió e hice lo mismo.
-Te extrañe tantisisimo, preciosa- dijo entusiasmado para luego besar toda mi cara aun con sus manos en mi cuerpo. Me reí y me acurruque a el -Esta noche eres mía, así que te haré el mejor día de tú vida-
Se separo de mi, pero me abrazado de lado, encendió el carro y todo el trayecto estuve en su pecho, sintiendo su corazón ir despacio.
Cuando llegamos hasta Downtown, las luces se hacían mas fuertes. Las luces arriba mío, eran un espectáculo del cual jamás me voy a cansar.
La lluvia había cedido por lo que iba con la ventana abajo, dejando entrar el olor a tierra mojada y comida.
-Nunca es tarde para un domplin- dijo cuando nos adentramos a Chinatown.
Los restaurante aun estaban abiertos ya que no era tan tarde, eran al menos las 21 horas.
Nos sentamos uno frente al otro, cerca de la pared, con la luz tenue y una vela en medio. Era el restaurante chino mas genial y decente que había visto (Y entrado)
Cuando ambos decidimos que queriamos domplins, lo ordenamos.
-Te he dicho hoy que estas muy bonita?- Justin hablo con ternura llamando mi atención.
-Sí, hace dos minutos- sonreí. El río y se inclino en la mesa para poner sus codos en ella y poner su barbilla en su manos, cubriendo sus mejillas. Imite su acción. -Tu también eres demasiado bello- pastañee, sintiendo mis mejillas arder.
-Me encantas tanto- se inclino y beso mis labios cortamente.
La comida llego justo a tiempo.
Tome los palillos y tome la comida apunto de llevármelo a la boca. Mire a Justin luchando con los palillos y tanta fue su frustración que lo tomo con la mano y se lo metió a la boca enojado.
-Sabias que también tengo sangre China en mis venas?- dije terminando de comer.
-En serio?- abrió sus ojos.
-No- me reí a lo que el rodó los ojos.
La cena paso, así que salimos hasta recorrer las pequeñas tiendas que estaban en la calle.
-Entremos a la mas confiable, no quiero que me dejen sin dólares-
Me reí por su estupidez y entramos a una cualquiera.
Mire cada una de las cosas hasta que mire un anillo. Un anillo que parecía una corona de princesa. En la punta tenía un diamante de fantasia que brillaba. Lo tome en mis manos y lo puse en mi dedo, era tan lindo.
-Lo quiero- aviso Justin apareciendo detrás mío, no lo voltee a ver por que estaba sumamente perdida en lo que tenía en mi dedo. -También quiero estos- esta vez si lo voltee ver.
Llevaba latas de alguna bebida, con colores del arcoiris.
-Uh, chico te recomiendo que no manejes en la quinta lata- el hombre comento. Reí de ternura internamente por su ingles con acento chino.
-Bien, solo llevaré seis- rodó los ojos, se fue y regreso dandole las seis latas al hombre.
Cuando salimos, mi mano estaba adornada por un anillo.
-Esto caracteriza, el amor interno e infinito que te tengo- beso mi mano donde tenía el anillo y me abrazo por los hombros.
-Muchas gracias, hermoso y bello hombre- me reí y el hizo lo mismo. Pronto destapo la lata y bebió un sorbo.
-Quieres probar? Es una bebida mágica- inclino la botella hacia mi cara y golpeo mi nariz a lo que me hice hacia atrás por el frio de la lata- Lo siento-
-Esto es seguro?- lo mire dudosa. El asintió.
-Las compre para ambos, no me dejes solo-
-Bien, bien- tome una lata y la mire con miedo. Espero y no morir. Hice una mueca de asco cuando el liquido paso por mi garganta -Justin ¡Esto es alcohol!- limpie mi boca con desagrado a lo que el rio. -No te rías- fruncí mi ceño.
-Entre mas lo bebas, te olvidaras el sabor- dijo después de acabarse la botella. -Oh dios, quiero ir High Line- tomo mi mano y corrío conmigo hasta su auto.
-Espero no morir- murmuré poniéndome el cinturon de seguridad.
-Iras al cielo- se burlo antes de emprender el camino.
Minutos después estábamos pisando el lugar, tomados de la mano. Justin parecía alterado ya que hacia todo rápido, en el trayecto ya había destapado su segundo lata y yo le daba el segundo trago.
Las luces alumbraban el camino de madera, con árboles a los costados y una vista hacia los edificios que brillaban.
Solo podía verlo correr delante de mi, con su mano tomando la mía y su cabello rubio volando.
Y me di cuenta en ese momento que estaba sumamente enamorada de el.
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Oh, no Justin! {jdb}
Fanfiction¡Hola! Acompaña a Regina Belmont en este viaje de su primer amor. "Llego para hacer mi vida ordenada un completo desorden" Autora original: Fernanda Gómez. No se aceptan copias ni adaptaciones. No plagiar, se original.