quince.

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Un ruido se escucha lejanos en mis sueños haciendo que me mueva incómodamente

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Un ruido se escucha lejanos en mis sueños haciendo que me mueva incómodamente. La luz de un pequeño artefacto se prende haciendo que se ilumine mi habitación por lo que me despierto a medias.

Tomo mi celular a tientas y lo contesto debajo de la sabada con los ojos apenas abiertos por el sueño.

-Regina Belmont- arrastra las palabras y su voz me hace abrir los ojos de sorpresa.

-Justin, ¿Que diantres? Es la una de la mañana- me quejó, sentandome en la cama para luego tallar mis ojos.

-Estoy abajo- prenuncia suavemente- Y si no bajas, me importara una mierda si tu hermano esta en casa- espeta con cierta amenaza. Antes de que diga algo cuelga haciendo que mis mejillas se calienten de coraje.

¿Que le pasaba?

Me pongo un hoodie negro y unas pantuflas encima de las calcetas blancas, para luego salir por la ventana haciendo el menor ruido posible.

Su auto esta del otro lado de la calle estacionado, el Ferrari rojo brillante.

Camino a paso lento tratando de aligerar mi nerviosismo y saludo a medias a mis amigos de la otra parte del edificio que se burlan de mi pijama. Bueno, en este momento ellos se ríen de todo por estar bajo el efecto de las drogas.

Abro la puerta con fuerza sintiendo mi corazón salirse de mi pecho, mis piernas gelatinosas y mis manos frías.

-Perdón Regina Belmont- lloriquea con la frente en el volante del auto. Lo miro disgustada por el olor a alcohol pero triste por sus lagrimas en sus mejillas- Lindura, lo siento por todo lo que hago pero es que cuando estoy contigo no se como actuar, no se que hacer para verte feliz y al final siempre la cago- espeta con rabia hacia si mismo y hago una mueca de tristeza.

-Justin, tranquilo- murmuro viéndolo como se pone recto en su asiento y me mira con el labio inferior hacia afuera.

Me toma de las manos y me tira hacia su pecho abrazandome. Sintiendo suavemente su perfume.

-Justin, la botella esta clavándose en mi estomago- me quejo con la voz baja por sus estrechamiento.

Me suelta un momento, pero me toma por la cintura haciendo que tomo mi cuerpo quede en su regazo. Lo miro con las mejillas encendidas a los ojos mieles expandidos.

-Regina... a las muñecas como tu- dice tranquilamente acercándose a mi oído -Hay que cuidarlas, mimarlas y amarlas- sus palabras me hipnotizan y no puedo sentir mejor sensación.

Su nariz roza con mi mandíbula despacio y baja hasta el cuello de la misma manera. Gimo de sorpresa cuando deja un beso húmedo en mi cuello. Sus manos acarician la piel desnuda de mi estomago. Mi cuerpo no parece reaccionar por que me quedo helada disfrutando del tacto eléctrico de sus labios con mi cuello.

-Justin, tengo que irme- digo derrepente, maldiciéndome.

Mierda de conciencia.

Abro la puerta del piloto y doy media vuelta a mi cuerpo en sus piernas saliendo a todo prisa y cerrando la puerta con fuerza dejando a Justin confundido y enojado.

Camino por la calle escuchando el Ferrari salir del lugar a todo lo que da, con el sonido de las llantas andando con rapidez y el motor rugiendo.

Bufo con tristeza ante lo sucedido.


*

Camino por los pasillos de la escuela alegrándome por que la ultima clase acabo. Odia la materia de álgebra por que los números me revolvían.

Jordan se reúne con nosotras en el pasillo y salimos riendo por la puerta de la escuela encontrándome con un montón de gente.

Murmuran cosas y gritan otras.

Los chicos populares de mi generación admiran algo que va mas atras en la calle.

-Oh, seguro se encontraron con un lujoso auto- comenta mi amigo con sarcasmo a lo que Malia que esta en medio de ambas aprieta los labios perdida en el momento.

Ignoro eso y emprendo mi camino hacia el murmullo con mis amigos aun lado.

Mi corazón se detiene cuando veo el Ferrari rojo brillante estacionado perfectamente a la orilla de la acera.

-Malia!- me quejo enojada. Mis piernas enfundadas en unos jeans empiezan a temblar. Lo que me dijo anoche...

-¿Qué?- murmura con una sonrisa pequeña, siendo regañada. Sus grandes ojos se achinan y alza su nariz, para luego dejarme atrás.

Camino a toda prisa enfrente del auto tratando de ignorarlo pero la gloria se va cuando el chico baja la ventanilla y grita mi nombre.

Mis mejillas se ponen calientes y no puedo evitar sentirme demasiado observada.

-Sube rápido- hace un ademan con su mano derecha y sin rechistar subo con rapidez.

El olor a cigarrillos me golpea y lo veo de mala manera.

-No voy a preguntar como sabes, pero voy a decirte que no me gusta que abuses de la confianza de mi amiga- achino mis ojos hacia el quien me da una grande sonrisa. Lleva gafas de sol así que no veo sus hermosos ojos mieles.

-Necesito que me hagas un favor- habla después de un tiempo estacionándose frente a un parque al que casi nadie viene. -Mi madre se ha enterado de ti extrañamente y hoy va a ofrecer una cena por su programa cien al aire y quiere que vayas ¡Y nece...- lo interrumpo.

-No, la respuesta es no- digo seria con el cuerpo recargado en la puerta manteniendo espacio entre los dos.

-...sitamos un estilista para ti! ¿Qué?- me mira atrás ves de sus gafas. Sus labios se fruncen y no puedo evitar reírme por su actitud -Le dije que irías, por favor, por favor hazlo por mi- ruega juntando sus manos y su voz de niño pequeño.

-Mucho menos lo haría por ti- digo aun seria -Es martes, mañana tengo clases y seguro sera de noche, no tengo un vestido y no se maquillarme a la perfección- enredando mis brazos en mi pecho y niego.

-El vestido ya lo tengo para ti...- murmura sacándose sus gafas. Sus ojos tienen pequeñas ojeras debajo y su nariz esta levemente roja por el frió.

-Justin...- murmuro con enojo. Y dejo caer mis brazos. -Quiero estar en mi casa a las 11:00 de la noche- digo finalmente haciendo que el de un brinco de felicidad en su asiento.

-A las ocho debes estar abajo de tu edificio pasare a buscarte, a las seis llegara el estilista a tu departamento- dice simplemente poniendo el auto en vida para avanzar.

-No todo lo que planeas te sale- digo frunciendo el ceño -No puede llegar a mi casa, dile que me espere en recepción- digo mirándolo de perfil.

-El vestido estará en tu habitación a las cinco- me avisa antes de bajar el auto a lo que asiento y digo adiós con la mano.

Oh, no Justin! Que voy a hacer contigo.

Oh, no Justin! {jdb}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora