veintinueve.

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Un par de semanas pasaron, con tanta rapidez que ahora mismo estaba enviando mi solicitud para la universidad de artes escénicas. Todos modos igual mande la solicitud para entrar en periodismo.

-Si me aceptan me embriagaré de alegría- dije con entusiasmo hacia el celular de mi madre que descansaba en la cama con el altavoz.

-Pero trata de no desmayarte esta vez- se burlo el chico -No consideraste enviar la solicitud a Julliard?- pregunto curioso.

-Para nada, ni con becas me alcanzaría-

-Eso es muy triste- sabia que no podía verlo pero me imaginaba su mohin. -Cielo, me tengo que ir, te veo en la noche, te quiero- canto por lo que con tristeza dije que estaba bien y colgó.

La tarde paso tan rápido que ni siquiera me dio tiempo de peinarme cuando el mensaje de Justin llego.

Hice lo de la mayoría de las noches. Salir de mi habitación como un gato, caminar de puntas por la sala y dejar el departamento atrás a toda prisa.

Cuando baje las escaleras un sonriente Ben subía por lo que me congele en mi lugar.

-¿A donde vas tan tarde dulce Regina?- inclino su costado en la pared, cruzando sus piernas y ladeando una sonrisa.

-¿Estas ebrio?- fruncí el ceño. el asintio. -Apestas a caño, necesitas bañarte- apreté mi nariz con mis dedos.

-Mejor bañame- se rió tontamente por lo que rodé los ojos.

-Tengo que irme- trate de pasar a su lado pero obstruyo el paso poniendo la mano en el barandal. -¿Qué demonios?- empuje su brazo pero no podía.

-Estoy harto de ver como desperdicias tu vida con ese hombre que solo espera tomarte y después dejarte como si fueras un trapo- espeto haciéndome retroceder. la ira me invadió y lo mire de mala manera.

-No es asunto tuyo- golpee su costado con mi brazo haciéndolo ceder.

-No vengas a mi llorando cuando te rompan el corazón- dijo a mis espaldas con amargura y me voltee en mi lugar.

-¿Por que estas diciendo todo eso?-

-Por que simplemente me canse de ser tu segunda opción, siempre- bajo su mirada y mi corazón se estrujo.

-No sabes lo que dices, es mejor que te vayas a dormir- me di la vuelta y salí lo mas rápido que pude hacia la calle.

-No digas que no te advertí- pude escuchar su grito desde la puerta de vidrio por lo que sin mirar enseñe mi dedo medio.

Sonreí cuando vi al hombre mas hermoso de todos, recargado en el capo del auto.

-Hola- sonreí para tomar su cara entre mis manos y probar sus dulces labios.

-¿A que se debe este saludo tan maravilloso?- dijo sonriente. alce los hombros y retrocedí para que el bajara, tomo mi mano y beso el dorso.

-¿Entramos al auto?- al asintio y me abrió la puerta gentilmente.

-Es mas, hoy te llevare a un lugar, he hecho un postre y quiero que lo pruebes- encendió el auto y emprendió el camino.

-Me encanta cuando me cocinas- me sincere. podía sentir mis mejillas calientes por lo que no voltee a verlo.

-Me encanta que te encante, me encantas tú- tomo mi mano que posaba en mi pierna y la jalo hasta su pierna, entrelazando sus dedos con los míos.

-Desencantado-

-Me quitas toda la inspiración- se quejo por lo que me reí.

El seguía conduciendo mientras yo me perdía en esos ojos mieles que brillaban por la luz de los faroles de la calle.

Estaciono el auto debajo de un puente, sabia que no estábamos lejos pero aun así me costaba reconocer el lugar. Había algunas que otras flores y el pasto verde brillante adorando el lugar, la primavera había llegado hace poco. Suspire sintiendo el aire frió de la noche.

-Conoces muy bien New York- llegue a su lado. Podía ver del otro lado el río que nos separaba con Manhattan.

-Venia aquí con mis amigos a tomar cervezas, los paparazzis se pierden en el intento de llegar- explico. El saco detrás de el una charola desechable. -Me haz dicho que te encantan las fresas, le he puesto muchas- tomo el tenedor y metió un pedazo de fruta sin avisar haciéndome atragantarme.

Empece a toser mientras el reía y le mostré el dedo de en medio cuando me calme. Seguro estaba toda roja.

-Eres un salvaje- fruncí mi ceño hacia el. Beso mi frente y se sentó en el capo.

-Debo de admitir que me gusta molestarte- alzo sus hombros para luego sin previo aviso, tomarme por la cintura y subirme al capo, quedando en medio de sus piernas.

-No te culpo, soy un blanco fácil para todos- rodé los ojos y tome el postre para comerlo.

El hacia caricias en la piel de mi estomago ya que había metido sus manos en mi blusa. Era tan normal pero aun sentía nervios.

-Me ha encantado, me haz hechizado- me incline hacia atrás y bese sus labios cortamente. Se río y beso mi cien.

Empezamos a hablar de lo primero que se nos ocurriera y paramos cuando vi el cielo apunto de explotar sus colores naranjas.

-Cielos, es demasiado tarde- me reí.

-Al menos la pase contigo- se puso de pie y se posiciono en medio de mis piernas. Beso mis labios varias veces cortamente. Sonreí ante eso y lo traje hacia mi, mas, para profundizar el beso.

Podía sentir el chocolate, las fresas y el jugo que habíamos tomado en toda la noche. Acaricie los vellos de su cuello, lentamente. Sus manos estaban en mis muslos y pude sentir un leve apretón. Mordí su labio con suavidad, antes de acabarlo

-Me estas matando- su voz se había vuelto mucho mas gruesa.

Pero no paro, esta vez su beso fue mas urgente, mas lujurioso y no lo negué, me estaba gustando. Acaricio mis piernas de arriba hacia abajo haciéndome suspirar, sintiendo mi centro palpitar.

-Justin- murmure entre medio del beso. Beso la parte en donde mi cuello y mi mandíbula se unen haciéndome temblar. Gemí.

-Dulce sonido, Regina- susurró en mi oído con suavidad. Una corriente eléctrica me invadió.

Podía escuchar mis respiración cuando sus besos bajaron a tal medida que estaba en mi clavícula. Pude sentir sus manos grandes recorrer mi espalda y desabrochar mi sostén, para después llevar sus manos a mis senos. Mordió con suavidad una parte de mi piel del pecho haciendo que me mordiera el labio.

-¿Te gusta?- lamió mi piel ardiente. Murmure un "Hmm" por que mi mente no me dejaba procesar la información.

Pude verlo separse de mi haciendo que me sintiera fría y a la vez caliente. Como un golpe. Estaba ahí, en el capo de su carro con las manos en el metal azul, las mejillas rojas y los senos como si no tuvieras sostén.

-Eres tan perfecta- beso por ultima vez mis labios para después tomarme por los muslos y llevarme cargada hasta el asiento.

No hable en todo el camino, por que me sentía avergonzada. Antes de estacionarnos, me gire hacia el y dije por fin la pregunta sin rodeos sin pensarlo.

-Justin... ¿que somos?- mordí mi labio esperando por su respuesta. Cuando apago el auto me miro frunciendo el ceño.

-¿A que viene eso?-

-Solo quiero saber- alce los hombros, tímida.

-Somos algo- sonrió un poco.

-Define algo- fruncí el ceño.

-Algo es todo para mi, te doy mi amor, mi tiempo, mi espacio, te doy todo lo que mas puedo- acaricio mi mejilla. Baje la mirada avergonzada y asentí.

-Es hora de que me vaya- sonreí con los labios cerrados y antes de salir le di un beso pequeño.

En mi mente solo pensaba ¿Esta jugando o solo no quiere etiquetas?

Oh, no Justin!

Oh, no Justin! {jdb}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora