treinta y nueve.

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La semana había pasado tan lenta. Justin no había contestado mis mensajes. Llorar era lo único que podía hacer todas las noches por lo que había bajado de peso tan rápido, porque tampoco comía. 

Al ser sábado me desperté tarde y cuando fui a la cocina me encontré con mis padres preocupados pero no tome atención a su plática hasta que dijeron mi nombre, pues las cuentas estaban en la mesa de la cocina y mi papá estaba demasiado estresado. 

-Regina tenemos que hablar contigo- dejo escapar un suspiro mi papá. dejo sus lentes en la mesa y se desacomodo el cabello rubio. 

Me senté en silencio esperando a que empezaran a hablar. 

-Estamos pasando por una crisis económica demasiado grande, las cosas están empeorando por lo que decidimos... mandarte a Mexico a que estudies la Universidad- 

-Que?- me puse de pie y los mire a ambos con los ojos bien abiertos esperando por una risa. 

-Necesitamos que lo entiendas- dijo con suavidad mi madre pero solo la mire con rabia.

-Todos deciden por mi vida y al final nadie toma en cuenta que la dueña soy yo ¡Estoy harta de todos ustedes!- grite con rabia y salí de la casa. 

Para mi mala suerte Ben salia de la suya y cuando me vio quiso acercarse a mi pero lo empuje fuerte. 

y corrí tanto tanto que ni me di cuenta hacia donde iba hasta que me pare en medio de un parque y termine gritando tan fuerte que los vecinos se acercaron a sus ventanas. 

Pronto mi corazón se paralizó al ver a mi madre en mi búsqueda por lo que corrí tres calles mas sin mirar atrás y llegue hasta el subterráneo. 

Mi destino era la casa de Bieber.

Camine a paso lento por el lugar a pesar de que la gente me golpeaba y me maldecían, pero no me sentía bien. Mi vida estaba arruinándose. 

Para cuando llegue a su departamento mi corazón se volvió a acelerar.

Tenía un mal presentimiento.

Camine unos pasos mas hasta llegar a su habitación y la imagen que ví era algo que nunca voy a olvidar.

Leyla Banks descansaba sobre Justin, quien estaba despierto mientras la chica tenía la mirada hacia la ventana.

me miro y abrió los ojos tan grande que sentía que se iban a salir de sus órbitas. 

-Regina- dijo rápidamente y se puso de pie, dejando a la chica en la cama desconcertada. 

con pasos rápidos salí del lugar, la ira estaba creciendo mas y mas en mi. Sentía mi  cuerpo caliente y mis sentidos estaban volando. 

-Escúchame por un momento- tomo mi mano antes de que diera un paso mas. 

-Ya me quedo claro todo, no te preocupes- 

-Es lo mejor para ambos- dijo con tranquilidad y bajo la mirada.

-Es lo mejor para ti, mientras yo lloraba tu estabas feliz, no puedo creer que gaste todo mi tiempo en darte lo mejor de mi- espeté y jale mi mano hacia mi deshaciendo el agarre. 

-No lo entiendes, estoy harto de esta situación de estar escondiéndome y sentir que esto es un crimen, ella si esta preparada, por eso la escogí- 

mi corazón estaba cayéndose en pedazos pequeños en mi estómago haciendo que el nudo se hiciera mas apretado. las lágrimas estaban mas fuertes, no puedo creer que el me estaba diciendo eso y yo este llorándole.

-No mereces el amor incondicional, desesperado e inocente que yo te di- murmuré. -¡Yo te amo! ¡Hice todo por ti!- lo mire a los ojos esperando algunas palabras de el pero solo volteo su cara. 

-Vete de mi casa, tu inmadurez esta haciéndome perder la cabeza- espeto.

Y pronto estrelle mi mano en su cara.

-Espero que cuando tu vida se vea abajo te acuerdes de mi, y que llores hasta dormirte pensando en que hiciste mal- dije con rabia antes de salir disparada del lugar.

Suspire antes de dejar todas las lágrimas que podía.

Justin había roto mi corazón, lo había destrozado, martillado, pisoteado. me había humillado, me había hecho sentir en el cielo y dejado caer de una manera tan cruel, haciendo que en la caída, quede muerta. Estaba demasiado muerta.

Mi primer amor me había hecho morir en vida.

Oh, no Justin! {jdb}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora