Capítulo 25

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Donovan no se presentó a clase ayer.

Ya no es como antes, no estoy aliviada por su ausencia, de hecho, deseaba verlo.

Por ello ahora estoy aquí.

En su umbral.

Intente controlar mi impulso de venir a verlo, pero fue mucho más fuerte que yo.

Se que soy una contradicción, soy consciente de que digo querer alejarme, y no hago más que acercarme, sin embargo, se la razón. Donovan es literalmente la primera persona que sabe de mi pasado y no me juzga.

No le da pena ser visto conmigo. Podía hablar con él y no era necesario explicarle cada detalle para que entendiera. Él entendía.

Me gustaba que me mirara como a cualquier otra persona. Jamás se dirigió con asco o vergüenza hacia mí. Tenía sentimientos fantásticos encontrados en aquello.

Tenía a April, es mi primera amiga desde la primaria, pero es diferente, no puedo hablar de la misma forma con ella. Todo el tiempo debo cuidarme de no nombrar mi pasado para que no preguntara.

Aunque la mitad del tiempo desde que nos conocimos pasáramos peleando, Donovan era por lejos, la mejor compañía que tuve.

Toqué un par de veces su puerta, pero nadie respondió. Lo intente un poco más, pero seguía sin existir respuesta.

No había nadie en casa.

Me voltee para volver a la parada de autobús. Fui idiota al venir sin llamar antes a Donovan... Lo cual, también se me hubiera hecho imposible, él tiene mi número, yo no tengo el suyo.

En el mismo momento que iba a cruzar a la otra acera, una bocina volvió a sobresaltarme. Era el auto de Donovan junto a otros dos que le seguían.

Donovan subió a la acera apresuradamente y de la misma forma, salió del coche. Sus ojos estaban muy abiertos cuando se acercó a mí a toda velocidad.

—Tienes que irte. Ahora —susurra Donovan en mi oído, está casi rogándome.

—¿Quién es ella Den? ¿Nos trajiste algo para jugar? —preguntó un hombre saliendo de otro carro.

—¿Quiénes son ellos? —quise saber al instante. Eran varias personas saliendo del coche de ese sujeto ahora, todos con sus ojos en mí.

—Celina, vete —Me ordenó Donovan errático.

—Pero...

Su rostro se contrajo y tomo un tono rojo carmesí. —¡¿Que parte no entiendes maldita sea?! ¡Vete! ¡No te quiero aquí!

Su voz llego a romperse por la fuerza de sus gritos. Tuve que dar un par de pasos alejándome por el susto que me provoco.

Donovan noto el miedo en mis ojos, estaba segura de ello. Dándome una mirada desaprobatoria, se dio la vuelta y entro en la casa con esos hombres marchando detrás de él.

Pude oír un par de quejidos por parte de los cabrones, le suplicaban a Donovan que entrara con ellos. Una vez comprobé que Alice no estaba en esos autos, escapé. Corrí muy lejos con el corazón en mi boca.

Me sentía una idiota por haber venido. Ya aprendí la lección. No lo volvería a hacer.

Tome mi celular y llame a April para saber si estaba en casa. Lo estaba, así que camine hasta allí con bolso sobre el hombro. Pesaba cuatro toneladas el infeliz.

Ella me recibió con una sonrisa gigante como siempre, lo cual agradecí mil veces, mejoro mi ánimo en un minuto.

Llame a mi tía para avisar donde estaba y con quien, ella como siempre, no tuvo problema, ni siquiera estaba en casa cuando le marque. Últimamente andaba de compras todos los días y volvía radiante a la casa. Estaba bien, que aproveche cada centavo del matón de su esposo.

No confíes en mí © (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora