Capítulo 3

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Despertar para ir a la escuela era un total reto para mí. Pero lo hacía. Todavía espero los aplausos.

Terminé de ponerme los zapatos, agarré mi mochila y bajé hacia la sala. Mi tío estaba allí, me miró de arriba a abajo y sentí un escalofrió del malo en mi piel. Nunca me había hecho nada, pocas veces me ha dirigido la palabra, pero de todos modos sentía que este hombre es un hijo de perra.

—Buenos días, señor. Yo... Voy a esperar afuera a Jessi —Le dije sonriendo y me di la vuelta para correr hacia la puerta principal.

—No, espera Celina, toma asiento ¿quieres café? —ofreció y todo dentro de mí decía a gritos «Di que no, maldita sea»

—Vale...

Me senté lejos de Dave, mientras él llamaba a Martha, la que atendía a los dueños e invitados de la casa. Yo nunca le pedía nada a ella, nunca podría, tenía pies para buscar lo que necesitaba y nunca iba a molestarla con cosas como traerme un simple café. En aquella situación, no podía hacer nada por ella, ya que el que le está pidiendo el café es el gilipollas de mi tío.

Martha, se retiró y Dave, fijó su mirada en mí, tratando de intimidarme, pero no le salió muy bien, ya que no corté mi mirada indiferente de la suya.

— ¿Sabes? Al principio me opuse un poco a tu estadía a aquí —«¿Un poco?»—. Pero veo que eres una chica tranquila y no causaras problemas, ¿cierto?

Pensé un par de segundos antes de responder. Noté su tono amenazante, era como un «Ocasionas problemas y aparecerás en una zanja» ... Está bien, no tan así, pero este tipo tiene cara de mafioso.

— ¿A qué se refiere con problemas, Señor? —Sabía que mi voz no sonó amigable y tampoco pretendía que así fuera. Sentía mi cara ardiendo con furia en progreso de llegar a tope.

—Como verás, mi esposa y yo no estamos en los mejores términos y en este momento no necesito a alguien que empeore aún más nuestra situación. Me refiero a que tú no pondrás más en mi contra a mi esposa. Su comportamiento de anoche fue totalmente fuera de lugar y si aun estas aquí, es un milagro. Cuídate, en serio, no soy un hombre paciente.

—Yo no pongo a nadie en contra de nadie, señor, yo... —«Usted sólito metiendo la polla donde no correspondía se puso en contra de mi tía» Iba a proseguir y mandarlo al diablo, pero me detuve, no podía permitirme insultarlo ni reprocharle—. Lo sé. Me comportare, no volverá a pasar lo de anoche.

No sé de dónde había agarrado la paciencia para decir eso, pero ya lo hecho, hecho esta. Él trataba de mantener su petulancia a flote. No se esperaba que yo fuera complaciente

—Muy bien, puedes irte si quieres.

Volví a acomodar mi mochila en mi hombro y me fui hacia la puerta principal dejando a Dave, con una gesto petulante en su rostro. Justo en el momento que empecé a abrir la puerta, apareció Jessi detrás de mí con una sonrisa bastante falsa.

— ¿Lista? —preguntó cogiendo su móvil y escribiendo un texto.

—Sí —respondí mirando de reojo el lugar donde había dejado a su padre más feliz que nunca. Salí de la casa hacia el auto de Jessi y esperé que abriera la puerta. Se tomó su precioso tiempo para hacerlo, ya que estaba más preocupada en escribir un maldito texto que no llegar tarde a nuestra clase de Literatura.

—Jessi... Llegamos tarde —Le dije entre dientes.

—Qué histérica eres —Puso los ojos en blanco y destrabó las puertas. Entré y ella dio unos pasos bastante lentos —A propósito— para subir al maldito auto.

Esta chica me volvía malditamente loca.

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No confíes en mí © (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora