Capítulo 47

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—Porque sé que me quieres como yo te quiero —soltó cerrando con fuerza sus puños a su lado.

Un dolor punzante me apuñalo.

¿Dijo lo que creía?

¿Me quería?

Afectadísima por su declaración, me atreví a intentar confirmar lo que salió de su boca. No terminaba de creérmelo. —¿Cómo me quieres?

Paso su mano por su cabello y mordió el piercing de su labio. Su voz y respiración eran inestables. —Mierda Celina, sabes cómo te quiero.

—No, no lo sé.

Realmente no lo hacía. Hace solo una semana atrás él estaba jugando con mis sentimientos, renuncié a eso, creyendo que no le importaba. Pero ahora todo puede ser distinto, solo tengo que saber...

Hizo una señal desaprobatoria con la cabeza y se rió sin mirarme, como si le causara gracia que mi corazón estuviera a punto de estallar. Me miró y acarició de forma bruta su labio inferior con su dedo índice y pulgar, consternado.

—No puedo creer que diga esto —susurró más para sí mismo que para mí—. Estoy loco por ti. Estoy malditamente enamorado de ti y ni siquiera puedo mentirme a mí mismo al respecto.

Una tormenta estallo dentro de mí y más aún cuando él en seguida me tomó en sus brazos y se apoderó de mi boca.

Maldición.

¿Por qué siempre tenía que sentirse tan magnifico? Casi era divino.

Solté lo que sea que tenía en mi mano en ese momento y enredé mis brazos alrededor de la nuca de Donovan, acercándolo más a mí. Escuché como gimió algo sobre mis labios, pero no divise que era, mi mente estaba nublada por el deseo.

Donovan me hizo saber con una caricia en mi muslo que quería que me subiera arriba de él, y eso hice, sin siquiera pensarlo dos veces, enredé mis piernas en su cintura sin separar nuestros labios y él amoldo sus manos en mi trasero. Inteligente.

El escritorio estaba más cerca que la cama, así que me sentó encima del mueble, acercándome al borde, él se colocó entre mis piernas y la palpitación entre ellas era muy abrumadora.

Sus manos eran desesperadas sobre mi abdomen, buscando tocar cada mínimo espació de el y que mi blusa desapareciera por arte de magia. Apretaba mi cintura sin soltar mis labios y yo gozaba cada maldito apretujón, me gustaba y él lo sabía.

Quería más. Necesitaba más. Quería todo de Donovan.

Prácticamente obligué a Donovan a que el frente de sus pantalones chocara contra mí, agarrando con fuerza su cinturón y acercándolo. No debí hacer eso. Sentí como estaba duro contra mí y presionó entre mis piernas, yo las abrí más. El gemido de ambos fue al unisonó y no pude evitar soltar una risita que él detuvo al instante con su lengua entrando a mi boca, acariciándome.

Su mano fue a un lado de mi cuello y suavemente movió mi pelo para dejar libre todo el espacio. Dejo de ocuparse de mi boca y beso mi cuello ocasionando que me estremeciese en su contra. Mi corazón latía tan rápido. Sus manos se deslizaron por debajo de mi blusa, contra mi piel y levantó la tela por encima de mí cabeza. Levanté los brazos enseguida para habilitarlo y lo arrojó lejos de nosotros.

Hice lo mismo, pasé la mano por su abdomen perfecto y le hice saber que quería su camiseta afuera. Obedeció. Claro que lo haría.

La lujuria se sintió en cada ápice de su cuerpo cuando vio mi torso con la luz de mi habitación encendida esta vez. Aún tenía el brasier. Aún.

No confíes en mí © (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora