Capítulo 45

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—Así que Santa Celina, no se salvó de un castigo este fin de semana, ¿o sí? —La víbora de Jessi, se estiró de su pupitre y cuidadosamente acarició mi cabello. Los jueves eran la única maldita clase que compartíamos en la semana y la detestaba.

Mi tía, me vio llegar la noche del viernes, sola y con un simple vestido cubriéndome. Los gritos fueron monumentales.

Me prohibió volver a salir por lo que restaba del mes, pero por lo que ella estaba en la casa, si lo hacía, no se enteraría.

Me enderecé para que quitara su mano. ¿Qué podía decir? ¿Qué nadie podía castigarme? ¿Fingir rebeldía? Respire profundamente, la ira y la impaciencia en este momento, van unidas conmigo. Detrás de mi Jessi, riéndose de mí con sus seguidoras y a mi lado, Donovan. Él está tratándome como una desconocida, yo intento hacer lo mismo, desde la noche del viernes en la parada de autobús, cuando me fui, no volvió a hablarme ni yo tampoco a él. No diré que no se me hacía difícil porque mentiría, pero cada día era un poco más soportable.

Con respecto a Jessi... es la primera vez que me habla en semanas. Creo que ya se le fue el escarmiento que le dio su madre al enterarse que ella me golpeó.

Con respecto a Donovan, tuvo bastante cuidado en ni siquiera rozarme cuando paso por mi lado y le estuve muy agradecida por eso.

Le rogué al profesor de arte que me dejara sentar detrás de todo, pero él no fue tan fácil de convencer como la profesora de literatura y demás educadores, por ello, mi postura era incomoda, no había forma de sentirme cómoda junto a Donovan.

Había breves momentos en los que él echaba un vistazo a mi mesa y luego giraba para mirar atentamente a la suya, no se movía, creo que apenas podía detectar que respirara.

Preste atención al resto de la clase, tome apuntes sobre la combinación de colores apropiados para diferentes tipos de paisajes, hice lo posible para no enfocarme en otra cosa.

Cuando se escuchó el timbre, espere que Donovan se fuera primero, pero ni siquiera se inmuto. Giré apenas mi cabeza para verlo y él miraba al frente, nervioso.

Sabía que quería que yo me fuera primero, bien. Tomé mis cosas y empecé a ponerlas en mi bolso cuando una de mis carpetas aterrizo en el piso junto con todas mis hojas.

Jessi.

—Ups, lo siento, debes ser más cuidadosa —Su acidiosa voz, estimulo mi lado violento. Claramente no iba a hacerle nada, no lo vale, pero las ganas no me faltan.

— ¿En serio? —dije con acritud— Eres un cliché ¿Viste mucho la película Chicas pesadas? Por favor. Sorpréndeme.

Ella solo sonrió y empezó a retirarse lentamente con sus amigas, pero justo cuando paso por mi lado, cayó al suelo.

Oh por Dios.

¿Alguien grabo eso? Hubiera sido genial

—¿Acabas de ponerme el pie? —gritó levantándose y limpiando sus lindas rodillas descubiertas. Los alumnos a nuestro alrededor se rieron de ella y otro, sacaron su celular para captar cada detalle de la pelea que para ellos se avecinaba.

Si Jessi llegaba a tocarme, no iba a ser tan estúpida de dejarme golpear de nuevo por ella.

—Ella no fue —declaró Donovan empujando el hombro de Jessi y dejando a la chica que lo invito a salir hace unos días con la boca abierta. Él se retiró sin un último vistazo y mi corazón se hincho, él hizo eso por mí.

Mi prima no le respondió, no se atrevería, nadie lo haría.

—¿No que tú lo habías invitado a salir? —murmuró Jessi a su amiga y ella enseguida asintió.

No confíes en mí © (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora