Capítulo 56

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—¿Podrías dejar de ser tan rara? —habló Cris, interrumpiéndome. ¿Yo soy rara por abrazarme en un rincón mientras veo a todos bailar y beber como si estuvieran haciendo una especie de ritual de apareamiento al compás de la música? Pues es una fiesta, así que si, tal vez.

—Lo siento, no sé dónde quieres que me meta, si paso al lado de ellos, seguro seré secuestrada por algún tipo de abducción sexual adolescente. Y no quiero. Gracias.

—Es una fiesta cariño y a mí me encantaría ser secuestrado por algún chico caliente, pero para eso debes dejar de estar aquí parada como una loca y acompañarme a beber.

Cris me tomo de la muñeca y me llevo hasta la barra del bar que estaba pocos metros de nosotros, seguía sin saber dónde conseguía las invitaciones para las fiestas, siempre estaba conmigo y no veía que tuviera más amigos.

La casa en la que estábamos era gigante, incluso más grande que la de mi tía, pero de todos modos había cientos de personas, casi no podíamos respirar ahí dentro... Bueno, al menos yo no podía respirar.

Aproveche el poco espacio que me había habilitado una persona que se fue y me apoye en la barra, tomando mi cabeza entre mis manos y tomando respiraciones profundas para controlar mi ansiedad. —Te lo advertí, te lo dije, no tendrías que haberme traído, no quería venir y lo sabes.

—Mira, no puedes estar siempre durmiendo y haciendo tarea...

—Si que puedo.

—No, no puedes porque yo no te dejare —Rodeo mis hombros con su brazo y me tense. Me molesto saber que siente pena por mí, maldita sea, estaba bien. Él cree que sigo llorando por Donovan, pero ya no, pasaron tres semanas.

Tenía ganas de quitarme a Cris de encima, lo quería, pero no quería su compasión, no la necesito.

Dos segundos antes de cortar el abrazo que me estaba dando mi amigo, vi a Jessi mirándonos sonriendo, ella estaba prácticamente arriba de la barra para poder tener mejor acceso de nosotros. Quiero morir. —¿Al menos no pudiste traerme a una fiesta en la que no estuviera ella?

Cris me miro confundido sin saber de qué estaba hablando, hasta que sus ojos la divisaron. —Hablando de Jessi, eso es prácticamente imposible.

Recibimos dos vasos de plástico con un contenido naranja y rápidamente mire a Cris, suplicándole piedad. —Tu solo tómalo. De un trago, vamos —Negue con la cabeza y lo hice, no estaba tan horrible—. Bien, ahora sigue así hasta que quieras besarme toda la cara y adorarme porque soy genial.

Me reí y golpeé suavemente su brazo. —Eres un idiota.

—Esa es mi chica

Con tres vasos más de alcohol, no estaba ebria, pero si con mejor humor. Ahora todo lo que estaba a mi alrededor me parecía gracioso, incluso el ritual de apareamiento que ahora está en fase dos, tocarse bajo la ropa y hacer caras raras que simulan ser sexis. Sería bastante apropiado que grabaran esta fiesta y mandaran el video a Animal Planet para uno de sus capítulos.

Apreciaba estar en la misma pared de hace un rato, viendo todo de lejos.

Vi de reojo a un chico acercándose a mi zona segura. Se puso a mi lado y me sonrió. Solo una palabra... Mierda. —¿Como estas?

Lo miré fugazmente antes de seguir viendo el tumulto de gente. Tenía cabello rizado y rubio, a comparación de mi altura, era un poco más alto, me llevaba una cabeza. Sus manos estaban dentro de los bolsillos de su jean y llevaba puesta una camiseta blanca.

—¿Bien?

—Esperaba que esa será una pregunta que respondieras tú, pero ya que insistes... —Me miro de arriba a abajo, pero no de forma lasciva —. Te ves bien. Ebria, pero bien.

No confíes en mí © (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora