Capítulo 24

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En diez minutos se supone que Travis estaría aquí, estaba nerviosa y ensayando una y otra vez que le diría. Tengo muchas versiones de lo que sucedió anoche.

«Olvidé mi celular en mi casa y salí un rato a la cuidad. Perdí la noción del tiempo»

«Me quede dormida y mi tía pensó que no estaba en casa. Ya sabes.»

«Estaba haciendo un trabajo con una compañera de clase, olvide cancelarte.»

Y docena de excusas más, no se cual sonara más creíble y con menos explicación detrás. No soy buena mintiendo, me pongo nerviosa al instante y tartamudeo mucho. Eso hacia cuando intentaba engañar a mi padre sobre porque le faltaba dinero.

Muchas veces le decía la verdad, pero cuando estaba muy de malas, le mentía diciéndole que no lo toque. No me decía nada, nunca lo hacía, solo se limitaba a arrojar cosas contra la pared maldiciendo a mi madre y a mí.

Nunca entendí como termino ella con un hombre como él. Ella es mucho y él tan poco. No supo cuidar a su única hija y a su esposa como debería.

Fue un ebrio resentido con la vida y nos arrastró con él en su miseria. No me consta porque fue así, tal vez algo en su infancia o adolescencia lo transformo en lo que es ahora, nunca lo sabría, apenas se su nombre.

Alejando esos pensamientos de mi mente, empecé a mirar como miembros del equipo y porristas —Mi prima una de ellas— salieron del gimnasio para el campo de deporte. Todos preparados para practicar. Las chicas riéndose y caminando llevándose toda la mirada de los chicos, mientras que uno tenía la mirada solo puesta en las gradas, solo en mí.

—Hola —saluda Travis acercándose a mi lentamente.

—Lo siento, realmente lo siento —Suelto antes de que pudiera seguir—. Olvidé la cita, en serio, juro que no quise dejarte plantado.

Él me miro divertido y levanto la comisura de su labio de una forma muy sexi. Con el uniforme del equipo y a la luz del sol se ve más lindo de lo habitual. Me gustan sus labios, son de un tono rosado casi femenino, ni se parecen a los míos. Su cutis es perfecto incluso con los rayos del sol en su cara

—Está bien, no pasa nada, ayer estaba un poco molesto —Tomo mi mano—, ya no puedo estarlo

A los segundos que me toco, algo se sintió incorrecto. Al permitir su acercamiento parecía como las idiotas que caen en un segundo por el capitán del equipo y, para colmo, es el más guapo de todos los jugadores. No iba a caer, por eso quité su mano de la mía y al instante retrocedí.

—Escucha Travis, no sé qué pretendes, pero creo que no soy lo que buscas.

Él vuelve a acercarse a mí, confundido por mi rechazo.

— ¿Por qué siempre huyes? ¿No te gusto?

Una columna de las gradas me detiene y él me acorrala.

Me recordó a cuando Donovan me asedió en el callejón, pero no se sentía igual. Esta situación sólo me provoca incomodidad.

«¿En serio pienso en él en momentos como estos? Donovan, sal de mi mente»

—No me interesa —Le digo tratando de no mirarlo a los ojos. ¿No puede aceptar un no por respuesta?

—Pero no me conoces —Vuelve a decir un poco más cerca de mi rostro.

Quería besarme.

—No lo necesito. No quiero estar con nadie Travis

Corrí mi cara un segundo antes de que su boca se estampara con la mía.

No confíes en mí © (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora