Capítulo 8.

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Observé la puerta, nerviosa. Me daba vergüenza que me vieran de esta forma, tan débil y triste. Aún más si era Luke, que probablemente se burlaría de mí por ser una llorona. Me sentía patética. 

—¡Bella, por favor abre la puerta!—rogó Luke, golpeando la puerta. Sonaba preocupado.

—¡No!

—Bella, por favor...

—¡No quiero verte, Hemmings!

—¡Yo no quiero verte llorar, Morrison! Abre, por favor.

Eso me encogió el corazón. Digo, ¿se está preocupando por mí? Esto es demasiado raro. ¿Desde cuando le intereso? Me levanté y algo dudosa, giré la manilla.

—Solo entra tú...—abrí levemente la puerta y entró con rapidez, tan alto y guapo -como siempre-. Qué pena que sea tan idiota. —¿Vienes a burlarte?

Volví a sentarme en el piso. Mientras me abrazaba a mi misma, nerviosa, Luke se agachó para quedar a mi altura. 

—Vengo a pedirte disculpas— dijo, mirándome a los ojos. —Lo siento ¿sí? No estás pasando un buen momento y debería ser bueno contigo...

—Sí, deberías. ¿Por qué eres así Luke?—lo interrumpí y el frunció el ceño ante mi pregunta. —Tú sabes, tan arrogante y molesto.

—Pues no lo sé, ¿Autodefensa?—rió un poco. —Ven, párate del piso.—me ofreció una mano y la tomé. Su piel estaba tan cálida, comparada con el frío de mis manos. Sentí como una corriente eléctrica pasaba por mi cuerpo, así que ya de pie la solté.

Me sequé las lagrimas y me mojé la cara, me peiné y dispuesta a salir fui a tomar el pestillo de la puerta cuando Luke tomó mi mano y me volteó, dejándome frente a él.

—Aún no me has perdonado—dijo, acercándose.

—¿Debería?—intenté poner distancia entre nosotros, pero choqué contra la puerta.

—Bella, estoy siendo sincero contigo—se acerco aun más. —Nunca fue mi intención hacerte daño.

—Tu no me haces daño Luke—lo miré con ternura. Luego de aquellas palabras, sus gestos se habían suavizado, incluso sus facciones no se veían tan toscas como el primer día.—La gente que trabaja aquí lo hace.

—Lo sé...—se acercó hasta que no quedaba más espacio entre los dos, nuestras respiraciones chocaban. Estaba tan nerviosa. —Puedo ofrecerte disculpas en su nombre.

—Luke...—sonreí. Él comenzó a acercar su rostro y de la nada sus labios estaban conectados a los míos. Todo fue tan rápido que ni las mariposas tuvieron tiempo de revolotear en mi interior. Sus labios eran cálidos, al igual que su cuerpo. Presionó con suavidad un poco más sus labios contra los míos y luego se separó. 

—¿Aún crees que soy molesto?—preguntó, sonriendo como tonto.

—Sí, lo eres—no pude evitar sonreír con ironía. Me volteé y giré la manilla, saliendo rápidamente del baño. Las dudas comenzaron a acecharme de inmediato; ¿Y si está jugando conmigo? ¿O estaba siendo sincero? ¿Me ve cómo un blanco fácil? ¿Por qué no me deja en paz? Me acomodé al lado de Halley y susurré algo desesperada: ¿Nos vamos ya o qué?

—Tantas ansias—rió. —¿Qué pasó con Hemmings?—lo miró disimuladamente. De solo recordarlo se alborotó algo en mi interior.

—Nada, solo conversamos.

—¡Ja! "conversar" le llaman ahora—reímos.

—No seas tonta Halley—le golpeé el hombro con suavidad. Ella se encogió de hombros, como diciendo "es la verdad".

A los segundos llegó Federic y al ver a Luke junto a nosotras levantó una ceja y nos miró a todas con sospecha. Todas guardaron silencio de inmediato.

—¿Qué hacías acá?

—Vine a ver a una amiga—respondió cortante.

—¿Cómo entraste?—lo increpó. 

—Me dejaron pasar, dah—respondió obvio, encogiéndose de hombros. Apenas chocamos miradas, vino hacia mi.—¡Bella, espera!

—Ay, no—susurré, nerviosa. —¿Qué quieres?

—¿Sigo siendo molesto?

—Siempre lo serás, asúmelo ya.

—No creo que hayas pensado eso cuando nos...—le tapé la boca.  

—¿Qué ibas a decir Luke?—rió Halley. Luke movía sus ojos de un lado a otro, bastante divertido por la situación.

—¿Qué? No dijo nada—reí nerviosa.

Llegamos al bar y ahí está Iván, Rodrigo y una mujer que jamás había visto. Me sentía extraña, no sé si era por el beso o porque esa mujer no paraba de observarme. Parecía de esas psicópatas entrenadas para parecer inofensivas. Mierda ¿Qué demonios estoy pensando? Los labios de Luke son como drogas, me vuelven loca. En un sentido malo, claramente.

—Bella, ella trabaja aquí como supervisora—la presentó Rodrigo. Mis pensamientos se difuminaron y la observé mejor. Era una mujer rubia, de unos 40 años, con unos ojos verdes fríos y calculadores. 

—Soy Noelia, y aquí haces lo que yo digo ¿entiendes?—su voz era tan dura como sus facciones. Tenía un aura de poder tan imponente que sólo asentí. —¿ENTIENDES?

—Sí, señora.

Una cosa estaba clara, esta señora estaba dispuesta a humillarme aún más que todos los presentes aquí.

—Todas ustedes me conocen, saben cómo soy y cuáles son mis reglas—me miró directamente. Sentí que me hacía pequeña.—Así que tu, le preguntas a ellas. No a mí—asentí rápidamente y ella siguió hablando.

De inmediato, pude sentirlo. Tras esa aura inmensamente poderosa de superioridad, se escondía algo detrás. Sabía que sería difícil descubrirlo. Noelia tras esos profundos ojos verdes tiene bastantes secretos ocultos. No sé si buenos o malos, pero ella no es lo que aparenta ser.

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Gracias a las chicas que han comentado y quieren que la siga<3 Realmente no pensé que iba a gustarles la novela._.

En serio, muchas gracias<3

We just gotta get out. (Luke Hemmings)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora