Capitulo 10.

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Aquella mañana desperté bastante temprano, o eso creo, pues todas las demás chicas estaban dormidas. Me levanté lo más silenciosa que pude y vi unos papeles blancos bajo la puerta. Me acerqué intrigada y los tomé. Cada uno tenía un nombre, así que busque el mío. Grace, Melisa, Diana, Lindsay, ¡Isabella! Lo abrí y entendí de inmediato lo que era. Mi paga. Que puntualidad.

Lo guarde en 'Mi maleta' y entré al baño. Al salir todas estaban despiertas, conversando o haciendo fila por el baño. Me senté al lado de Halley, me sonrío y le devolví la sonrisa.

—¿Qué nos toca hacer hoy?

—Fotos—me respondió incómoda.

Mi respiración se agitó e inconscientemente comencé a morder mis uñas. No quería hacerlo, realmente no. La idea de Luke tomándome fotos así, las chicas y esos tipos viéndome, simplemente me pone mal. Era simplemente enfermizo, pero ¿Qué podía hacer? Ya había causado tantos problemas, que estaba dispuesta a hacer cualquier cosa con tal de no sentir golpes o gritos nuevamente. 

Al rato estábamos todas listas, esperando a que alguien viniera a abrir la puerta. Esta siempre permanecía con llave, a excepción de los días libres, que nos permiten andar por la casona, ya que hay más personal vigilando.

—¡Día de fotos!—gritó Federic con emoción, abriendo las puertas hasta el tope.

—¿Por qué se emociona tanto este tipo?—le susurré a Halley.

—No lo sé, lleva muy poco tiempo acá. No lo conocemos del todo.

Como siempre, caminamos por el deprimente pasillo gris, hasta que doblamos en la puerta donde me mantuvieron encerrada al llegar y seguimos derecho hasta el estudio. Se me puso la piel de gallina. Estoy muy nerviosa y asustada.

Entramos al estudio y ahí estaba Luke, parado en el rincón, concentrado en su cámara. Al parecer estaba configurándola.

Todas nos ordenamos en la esquina para poder comenzar.

—Keila comienza—ordenó Rodrigo. La morena se quitó la polera, el short y posó para Luke, que me guiñó un ojo apenas me vio.

Solo observar su tranquilidad me calmaba un poco, pero la verdad, el miedo me estaba consumiendo. La siguiente fue Kate, y apenas la vi posar sin absolutamente nada casi me dio un ataque al corazón. Me arrodillé en el piso y puse mis manos sobre mi rostro. No quería ver más. Me cuesta creer que estoy temblando.

—Melisa, te toca—llamó Rodrigo, y vi como ella fue a conversar con él.

Luke me estaba mirando con ternura, lo cual me sorprendió. Lo vi caminar hacia mí y mi corazón se aceleró sin querer.

—No estés nerviosa Bella, no va a pasar nada—dijo con suavidad, agachandose frente a mi.

—Me da vergüenza, Luke—bajé la mirada, pero él tomó mi barbilla y me hizo mirarlo.

—Lo sé...Pero no te preocupes, no te haré nada.

—Tú no me preocupas Luke, son ellos—susurré. Él asintió.

—Recuerda el otro día e imagina que solo estamos los dos. Lo harás bien—dijo con calidez. Lo miré a sus profundos ojos azules y él sonrío. —Solo tú y yo.

Se levantó y volvió a su lugar, tomó la cámara y me dediqué a ver lo concentrado que estaba. A él no le importaba que fotografías estuviera tomando, porque el tomar fotos lo hacía feliz. Por un momento, me tranquilicé. Sí, confiaba en Luke. No importa quien este en este lugar, mientras este con él todo estará bien.

—Isabella tu turno—sonrío Rodrigo con malicia. Respiré hondo.

Todos me miraban. Me levanté lentamente y caminé hasta el centro del estudio con la respiración agitada y los latidos de mi corazón a mil. Con las manos temblorosas me desabroché la camisa, me quité el short y recordé la pose que Luke me había enseñado. Al hacerlo él sonrío y se dispuso a tomar la foto. Observé cada uno de sus movimientos, imaginando que solo éramos los dos en la habitación. Que solo estaban sus ojos azules frente a los míos, que solo era su calidez la que me acompañaba, su aroma a lavanda. Cuando al fin escuché el sonido de la fotografía siendo tomada, salí de mi burbuja imaginaria, me puse la ropa rápidamente y salí corriendo del estudio.

—¡Isabella, vuelve!—gritó Rodrigo desde el marco de la puerta.

—¡Déjenme en paz! ¡Ya me tomé su maldita foto!—corrí sin destino mientras lloraba, me sentía tan humillada.

—¡Bella!—escuché la voz de Luke tras mí. Volteé y sin pensarlo, corrí a sus brazos. Éll me abrazó fuerte y rodeé su cuello con mis brazos, inspirando con fuerza aquel aroma que me tranquilizaba. —Shh, tranquila, ya pasó—susurro.

Lo miré a los ojos y sin pensarlo rocé sus labios con los míos. Lo necesitaba, lo deseaba. Él no se negó y me siguió la corriente, me apretó contra su cuerpo y me besó con firmeza. Nuestros labios se acoplaron, moviéndose con una inesperada pero dulce coordinación. Su calidez se sentía tan bien.

—Yo, mmm, lo siento...—me separé.

—Yo no—su risa me hizo reír. —¿Quieres ir a mi habitación?

—¿Esa es tu manera de decir que te quieres acostar conmigo?—reí, pero él negó con la cabeza divertido.

—Solo quiero estar a solas contigo—dijo, haciéndome sonreír con ternura.

—Está bien—respondí. —Pero, ¿Y la sesión?

Se encogió de hombros. —Oh, créeme, las chicas me lo agradecerán. 

Me tomó con firmeza de la mano y corrimos raudamente a su habitación, pues en cualquier momento comenzarían a buscarnos. Apenas llegamos, Luke cerró la puerta con pestillo. Levanté una ceja y él rió.

—Por seguridad.

Observé con curiosidad su habitación; las paredes estaban pintadas de un ya gastado color mostaza, era algo pequeña, con solo una cama, un velador y un baño. Noté de inmediato que tenía las paredes rasgadas, con rayas que servían para contar el tiempo. 

—¿Cuánto tiempo llevas acá?—pregunté, asustada por su respuesta. 

—Más de 2 años—hizo una mueca. —Pero no quiero hablar de eso. 

Me abrazó por la cintura, acomodando su cabeza en el hueco de mi hombro. Se sentía algo extraño, pero solo porque jamás imaginé esta situación.

—¿Luke?

—¿Si?—respondió sin soltarme.

—¿Estoy haciendo lo correcto en confiar en ti?—me soltó de inmediato y me observó a los ojos. 

—Siempre que me necesites, e incluso cuando no, voy a estar ahí para ti—respondió, haciéndome sonreír.

—Te creía idiota—confesé, haciéndolo reír. 

—Lamento eso, pero sí, lo soy a veces.

—¿Por qué?

—Para que las personas no sepan cómo soy en realidad, me harían mucho daño si así fuera—respondió. Luego se encogió de hombros, intentado quitarle importancia. —Solo la gente que realmente quiere mi compañía, se atreve a pasar por toda mi idiotez.

—¿Y yo ya pase por toda tu idiotez?—pregunté. Luke me miró sorprendido.

Sus ojos azules se iluminaron. —¿Quieres estar conmigo?

Sonreí. La respuesta salió de lo más profundo de mi interior—Sí.

Y así fue como su sonrisa se curvó en la más grande y preciosa del mundo. Porque cuando Luke se lo permite es la persona más preciosa del mundo, por fuera y por dentro.

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Gracias por los votos y comentarios<3

We just gotta get out. (Luke Hemmings)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora