Capítulo 16.

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Al mirar su reloj de mesa noté que habíamos estado aproximadamente 2 horas conversando. Me detuve en seco, pensando en nuestra estúpida impulsividad. Tendré problemas, las chicas me odiaran y apuesto a que me dejarán sin comer. Pero lo que más me preocupa es Noelia. Veo el odio en sus ojos verdes y que ella es capaz de hacer cualquier cosa con tal de tener esta sucia empresa funcionando.

Me levanté para abrir la puerta, pero Luke me detuvo, tomándome del brazo.

—No salgas aún—susurró en mi oído.

Volteé. —¿No quieres que me vaya?

—Es que hay alguien afuera—respondió incómodo.

—Arruinas el momento romántico Luke...—espeté. Él rió y besó mi mejilla. —Así esta mejor.

Esperamos un poco, mientras Luke escuchaba con su oreja apegada en la puerta. Me dio la indicación de que podía salir, asentí nerviosa y abrí la puerta dispuesta a pagar las consecuencias si me atrapaban. Luke me lanzó un beso a la distancia y cerró la puerta con cautela. Me acerqué a nuestra habitación cuando miles de voces resonaron tras la puerta.

—¿¡Cómo que no saben donde esta?!—escuché a Federic gritar. Me tapé la cara avergonzada y nerviosa y puse mi oreja tras la puerta para poder escuchar mejor.

—Sé que ella se sentía mal del estomago, tal vez fue por algo a enfermería—respondió Halley.

—¿Dos horas en enfermería?—preguntó Federic con ironía y me imagine a Halley encogiéndose de hombros, probablemente lo hizo. —No lo creo.

—Probablemente está con Hemmings—dijo Diana desinteresada. Me sorprendí con sus palabras y mis ganas de correr hasta ella y gritarle en la cara se incrementaron con fuerza.

—Tu si sabes, Diana—respondió Federic. Supe de inmediato que él vendría hacia acá y corrí hasta el otro extremo del pasillo, donde me escondí detrás del poste. Lo vi pasar furioso y golpear la puerta de Luke. Aproveché ese momento para entrar en escena con cara de mareada.

—Miren quien llegó—dijo Grace, con tono de reproche.

—¿Se puede saber dónde estabas?—interrogó Clary, frunciendo el ceño y arrugando su pequeña nariz.

—Enfermería—respondí obvia.

—¿Dos horas?—preguntó Diana, irónica. Puse cara de desentendida.

—¿Estuve dos horas allí?—dije, fingiendo sorpresa. Las chicas se taparon la cara, abrumadas.

—Oh dios, Bella ¿Te paso algo?—preguntó Halley, acercándose velozmente a mi y tocándome la frente.

—Me quedé dormida sobre la camilla, lo siento—hice una mueca y ella rió.

Las chicas no discutieron más mi desaparición y Federic solo rodó los ojos y dio la escena por debate perdido. Sin embargo, sé que Diana no está ni cerca de creer mi apresurada mentira. Las vi ordenar sus cosas, así que imité sus acciones intentando dejar de sobresalir en el grupo por mis errores, aunque en realidad lo tenía todo ordenado. Mientras doblaba por segunda vez una de mis camisetas, Halley me tomó de la muñeca y me llevó a una esquina alejada.

Sonrió, fingiendo que me preguntaba algo trivial. —Estabas con él ¿no?

—Sí—respondí avergonzada.

Halley suspiró. —Linda, sabes que te aprecio mucho y que quiero realmente salir de acá junto contigo, pero no sé si pueda encubrirte en todo momento.

—Lo sé, solo que no vi la hora y todo paso muy rápido...

—No te disculpes conmigo —me interrumpió. —Pero me preocupa Diana.

Asentí. —A mi también.

Al otro lado de la habitación, Diana amarraba su cabello en una cola y arreglaba sus cosas en silencio, como siempre. Solo nos encogimos de hombros, de todas formas no podíamos hacer mucho a partir de especulaciones. Solo volvimos con las chicas. Algunas tomaron una siesta, otras jugaban cariocas, hasta que entró Rodrigo a interrumpir nuestra paz.

—¡Tienen tarea!—anunció. —Hoy limpiarán el bar.

Todas hicimos la misma cara de flojera máxima mezclada con disgusto; sin embargo, teníamos que acatar las órdenes, pues no teníamos otras opciones. Nos dirigimos al bar y nos pasaron escobas, estropajos, limpia pisos, enceradores, de todo. Tomé un paño y comencé a limpiar, secar y guardar los vasos. Las chicas se distribuyeron también las tareas y luego de un rato, ya nos quedaba muy poco por hacer.

Entonces Calum entró por la puerta principal con cajas y cajas de tela o de ropa, realmente no pude verlo bien desde aquí. Las dejó sobre el mueble y tomó una escoba dispuesto a barrer.

—¿Qué se supone que hará el acá?—comenté con Clary, que estaba a mi lado.

—Realmente no lo sé—se encogió de hombros. —Un fotógrafo no barre, menos un modelo. Pero parece estar 'encerrado' aquí.

Calum solo nos miró con tristeza y siguió su trabajo. Él pobre parecía más deprimido que cualquier otro y mis ganas de abrazarlo y apretujar su tierna carita eran muchas. Pero claramente, no lo hice. Dejé que frente a mis ojos, aquel extraño muchacho se agachara, ensuciara sus pantalones negros y rotos con encerador y limpiara el piso frente a todas nosotras. 

Apenas podíamos nosotras, era imposible hacernos cargo de Calum. Aunque quizás podríamos ayudarlo de otras formas. ¿Debería comentarle a Luke acerca de él? 

¿Por qué Luke no sabe que Calum está acá?

We just gotta get out. (Luke Hemmings)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora