Reflexión.

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Mi chica me pregunta que si puede ir a comer con su exnovio a lo que yo contestó: sí

Si porque ella es libre, sabe lo que hace y confío en ella. Supervisar sus decisiones no sería más que alterar su escencia la cual es el origen de mi admiración por ella. Pero la verdad que poca madre! Pensándolo bien a ella no le parecería ni poquito que hiciera algo parecido. Así que es tonta o desconsiderada, en el peor de los casos una maldita pero no quiero ni pensarlo porque para mí ella es la más bonita desde adentro. Me revuelve el estómago. Me llega otro mensaje más tarde diciendo que si había ido a comer con el y pienso que talvez aún siente algo, existen puntos dispersos, finales inconclusos. Esto no son celos, es miedo. Lo sé porque nunca pondría lo que yo quiero por sobre lo que ella quiera. Su felicidad me la tomo como interés propio, feliz así me gusta verla. Da miedo pensar que no eres el chico de la historia con el que se queda al final. Pero de ninguna manera me gustaría que sintiera un compromiso hacia mi, más bien me gustaría que le naciera pasar cada día conmigo como si fuera el primero, así como a mí me nace. Podría ser que mi miedo es producto de los atracos pasados a mi corazón viajero por parte de amores enfermizos. Me recuerda algo que escribí hace tiempo:

Si te quieres ir vete, si tienes dudas... también vete.

Si me quieres.. quédate completa, entregate y quemame con la pasión de un amor adolescente.

Que no existan puntos intermedios, ni pausas, ni arrepentimientos.

Que existan besos, versos y más besos.

Que no te falte ni me faltes, que te sientas bonita y que te sea fácil entender lo mucho que te quiero.

Pero sobre todas las cosas si un día te quieres ir, vete!

No quiero atarte, poseerte, ni decirte con que pie empezar el día.

Mientras menos tiempo retrase tus planes, menos siento que te he fallado.

-Que poca madre

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