-Cuando de pronto el murió- Dijo la chica, y el chico dijo:
-Ese no puede ser el final, los finales tienen que ser felices- hizo una pausa y continuo -¿Por qué eres así?.
No hubo respuesta, la chica ya estaba dormida.
Esta noche el chico no pudo dormir, pensando en los miles de finales que aquella historia había podido tener, habrían podido ser felices como en los otros cuentos, quizás pudieron haber tenido hijos o tal vez una mascota. Mientras el chico pensaba todo esto se pregunto: -¿Qué tendrá que sufrir una chica como ella para contar historias así?.
Imagino cientos de respuestas para aquella pregunta, analizando cada posibilidad, pero prefirió preguntárselo a la misma chica. Después de mucho tiempo pensando en ello logro dormir.
Al otro día el chico entusiasmado se levanto en busca de la chica y se sorprendió al no encontrarla, la busco por todos lados, en el armario, en el baño, bajo la cama, en la cocina, en cada lugar que se le ocurrió, pero nada, la chica no estaba por ningún lado; cansado de buscar se sentó en la colina que quedaba justo al pie de su casa y observo cuidadosamente lo que había a su alrededor, todo estaba tal y como lo recordaba excepto una cosa.
Aquel árbol donde tantas veces había ido a jugar yacía sin hojas y de el caía una soga en la cual se encontraba un cuerpo sin vida.
El chico corrió, corrió y corrió como nunca antes lo había hecho, incluso se sorprendió a si mismo. Al llegar no pudo evitar llorar, era...
Si, era la chica, aquel miedo que el chico había sentido se hizo realidad y aunque no pudo preguntarle a la chica por que contaba las historias así, lo supo en seguida, aquella chica ya no deseaba vivir y ahora el tampoco.
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Simples textos para adolescentes.
Teen FictionSolo lee y reflexiona. Llora si lo necesitas, no va a pasar nada... Yo estoy aquí. NO copias. NO edición. Todos los derechos están reservados. Si se intenta copiar, será sancionado.