Localiza todo aquello que te frena, todas y cada una de las cosas que te impiden avanzar, seguir caminando, identifica cada parte, cada detalle, pincelada o intersección. Siente cómo aprieta, cómo trata de hacerse fuerte navegando con sigilo por tus venas, cómo anuda en silencio cada lastre, como intenta crecer, dejarte sin respiración, ganar la partida. Te llevará, sin darte cuenta, al lugar más oscuro y frío que hayas imaginado, te arropará con miedo, inseguridad y dudas. Te hará perder la confianza en todo aquello en lo que crees, en todo lo que conoces, o creías conocer, tratará de arrastrarte al peor de los abismos, de atraparte, poco a poco, y hacerte sentir tan insignificante que ni siquiera tú podrás reconocerte. Para unos será una falsa salida, una escapatoria hacia la más absoluta irrealidad, una dosis de autodestrucción disfrazada de ingenuidad. Para otros, será una puerta hacia ninguna parte, un billete hacia lo desconocido, una transición hacia un lugar en el que no sabrás cómo has llegado, ni cuándo, ni siquiera tendrás muy claro el por qué, pero estarás ahí. Su único objetivo será hacerte desaparecer, tratará de quitarte tu esencia, de cambiarte por completo, tratará de anular y borrar aquello que tantos años tardaste en construir. Querrá tener la última palabra, siempre, condenarte a seguir sus estúpidas instrucciones, convertirte en un relegado cero a la izquierda. Sentirás que no hay salida, que ya no hay posibilidades, pensarás que no hay forma de escapar de aquellas cuatro paredes, de tumbar aquella puerta que separa lo que fuiste, de todo lo que eres ahora. Pero tú tendrás la llave. Tendrás que ser fuerte, más que nunca. Tendrás que bañarte en hierro, apretar los dientes y empezar a despegar del suelo. No podrás bajar la guardia, no podrás retroceder, ni dar un sólo paso atrás, no podrás dudar, no podrás dejar que gane terreno. Otra vez no. Intentará hacerte polvo cada vez que avances, pero ya no lo tendrá tan fácil, no se lo vas a permitir. Ahora eres más fuerte. Querrá tumbarte, una y otra vez, devolverte al suelo, envenenarte con dudas, hacer que te cuestiones. Pero ya no podrá. Ahora tú decides, y aquél no era tu sitio. Te acompañará toda la vida pensando que así, quizá, vuelvas a caer en sus ácidos brazos. No trates de huir, no salgas corriendo, enfréntate a tus miedos, lucha cara a cara contra todos ellos, enséñales quién manda ahora. Plántale cara al espejo, dile que te enseñe a ser todo lo que quieras ser, a estar exactamente en el lugar en el que necesites estar. Sólo es un mal capítulo, no el final de tu historia. Reinvéntate, defiéndete, arriésgate, respétate, y, sobre todo, no te olvides de quererte, mucho. Sólo entonces serás libre. Sólo entonces serás tú. Sólo entonces, tocarás la luz.
ESTÁS LEYENDO
Simples textos para adolescentes.
Teen FictionSolo lee y reflexiona. Llora si lo necesitas, no va a pasar nada... Yo estoy aquí. NO copias. NO edición. Todos los derechos están reservados. Si se intenta copiar, será sancionado.