Alguna vez, en algún mundo, permanecí bajo agua. Alguna vez, en ese mundo, busqué alguien que me salvara. Avance por mi cuenta, dejando atrás el recuerdo del bienestar y la conciencia plena, buscando nuevas vistas para una mente perdida. Me tope con almas vacías, otras rebosantes, miradas construidas de algún tipo de vidrio y humo, pero nunca una con felicidad a punto. Todo se basaba en observar, adaptarse, memorizar y acordarse una serie de reglas en contra de la estabilidad que podría conservar habitar en aquel lugar. Nunca supe si eran las suelas emitiendo ruidos o la felicidad del tacto entre pieles y cristales, nunca caí en la cuenta de que me estaba aferrando a sonrisas ajenas, sentimientos contrarios, inclusive reponiendo vida en quienes no tenían destino. Entre palabras y letras, me hundía cada vez más, creyendo que aquel mundo era infinito para mí. Continué agolpándome con risas, placeres, luces y curvas, finalizando en confusos iris verdes y alguna noche nocturna. Eran mis pensamientos contra una especie desconocida de éxtasis impregnándose de a poco, la adicción crecía, pero la mejor elección era ignorar esta misma. Solía sentirme viva al caminar y tener la visión de sentimientos que no me pertenecían, creía que podría mantener los pies en el suelo del mundo si revivía a quienes morían, cuando finalmente no encontré algún aire en mis pulmones y mis pies sintieron el final de aquella tierra escondida.
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Simples textos para adolescentes.
Teen FictionSolo lee y reflexiona. Llora si lo necesitas, no va a pasar nada... Yo estoy aquí. NO copias. NO edición. Todos los derechos están reservados. Si se intenta copiar, será sancionado.